Historia de España en el siglo XIX: Política, Economía y Sociedad

El Sector Primario en el Siglo XIX

Durante el siglo XIX, España experimentó un aumento en la producción agrícola, lo que permitió al país autoabastecerse de cereales, patatas, vid y otros productos. Este crecimiento fue posible gracias a la expansión del área cultivada, impulsada por las desamortizaciones y la deforestación. El sector más dinámico fue el de los cítricos levantinos. La ganadería también aumentó en número, pero la lana merina perdió su posición de liderazgo. En el ámbito minero, destacaron la mina de cobre en Huelva y la de hierro en Vizcaya.

Evolución Industrial: ¿Un Fracaso?

La industria española no alcanzó un desarrollo comparable al del resto del continente europeo. Si bien se ha exagerado su supuesto fracaso, solo el textil algodonero catalán experimentó un crecimiento espectacular, aunque su mercado se limitaba a España y Cuba. La siderurgia vasca despegó tardíamente, y los primeros focos industriales se ubicaron en Málaga, Marbella y Asturias. Por volumen, destacaron las industrias alimenticias, especialmente en Andalucía. Entre las razones del lento progreso industrial se encuentran la escasez de carbón, la falta de tecnología y la preferencia por inversiones en sectores más seguros.

Las Desamortizaciones

Durante el Antiguo Régimen, muchas propiedades pertenecían a la nobleza, la iglesia y los municipios. El régimen liberal promovió la propiedad privada y llevó a cabo dos grandes desamortizaciones. La desamortización de Mendizábal se centró en los bienes de la iglesia, especialmente de los monasterios, y sirvió para aliviar la deuda pública. Sin embargo, también aumentó el latifundismo y perjudicó a los trabajadores. La desamortización de Madoz se centró en los bienes municipales y también perjudicó a los vecinos más pobres al privarlos de tierras comunales. Las desamortizaciones movilizaron más de 5000 millones de reales.

La Fiscalidad

Con Fernando VII, la fiscalidad siguió siendo confusa, ineficiente y sin gravar a nobles y eclesiásticos. Tras su muerte, los liberales crearon un nuevo sistema fiscal basado en la contribución de inmuebles y los consumos. La mala gestión financiera obligó a varias reconversiones de la deuda. A finales del siglo XIX, se implementó una reforma fiscal que perduró hasta la actual democracia.

La Pepa

En 1810, las Cortes de Cádiz redactaron la Constitución de 1812, conocida como “La Pepa”. Esta constitución era muy avanzada para su época, con sufragio universal, división de poderes y una amplia gama de derechos. Sin embargo, tuvo poca vigencia debido a la oposición de Fernando VII. A pesar de ello, La Pepa se convirtió en un símbolo del liberalismo español del siglo XIX.

Menéndez Pelayo

Marcelino Menéndez Pelayo fue un erudito y polígrafo conservador. Su obra más conocida es la “Historia de los heterodoxos españoles”, donde defiende la idea de que España solo puede ser católica y que su grandeza depende de su fidelidad a la fe. A pesar de ser derechista, se entendió bien con los regionalistas catalanes. Su obra fue un referente cultural del primer franquismo.

Carlismo

El carlismo fue un movimiento político y religioso que defendía el absolutismo y el integrismo católico. Sus seguidores apoyaban a la rama dinástica de Don Carlos María Isidro. A pesar de intentar tomar el poder en tres guerras civiles, el carlismo no logró sus objetivos y se refugió en la vida política y periodística. Su base social se limitó a unas pocas regiones, y la iglesia española les brindó poco apoyo.

José de Echegaray

José de Echegaray fue un personaje polifacético que destacó en las ciencias y las letras. De formación técnica, participó en la creación de la peseta y también fue un reconocido dramaturgo. Sorprendentemente, este hombre de ciencia recibió el Premio Nobel de Literatura, lo que generó controversia entre sus críticos.

Regeneracionismo

Hacia 1890 surgió el regeneracionismo, un movimiento pesimista pero activo que buscaba la recuperación de España. Sus principales figuras fueron Lucas Mallada, Macías Picavea y Joaquín Costa. El regeneracionismo proponía dedicar más recursos a la educación y las obras públicas, en lugar de las aventuras coloniales.