La Comprensión del Cambio (Física)
Aristóteles estuvo muy interesado en el estudio de los procesos naturales. Este emprendió la tarea de comprender racionalmente el cambio como la propiedad más universal de las cosas del mundo. La primera cuestión que abordó es: ¿qué ocurre en realidad cuando decimos que algo ha cambiado? Que se explica con la teoría del acto y la potencia. La segunda pregunta era: ¿por qué algo cambia de la forma concreta en que lo hace? Que se explica con la teoría de las causas.
(1) Teoría del Acto y la Potencia:
Aristóteles basa su teoría en la constatación de que las cosas no pueden adquirir cualquier tipo de propiedades, sino determinadas propiedades. Aristóteles piensa que esto es una característica de todos los cambios y de todas las cosas que pueden cambiar, introduce así dos nuevos conceptos:
- “Ser en acto”: lo que una cosa es en un momento determinado.
- “Ser en potencia”: lo que una cosa puede llegar a ser en el futuro.
Una cosa cambia cuando convierte en acto aquella cualidad que antes del cambio no era potencia. A este proceso lo llamó “actualización de la potencia en algo”. El cambio entonces puede definirse como el paso de la potencia al acto. Así Aristóteles resuelve el concepto de cambio.
(2) Teoría de las Causas:
La segunda pregunta sobre el cambio es: ¿por qué ocurre este cambio? ¿Por qué x cambia así y no de otra forma? Aristóteles responde a esta pregunta por medio de su teoría de las 4 causas. Esta teoría afirma que existen 4 formas distintas de explicar los cambios y que las 4 deben intervenir si queremos explicar cualquier suceso de este tipo. Los 4 tipos de causas son:
- Causa material: son los materiales de los que está hecho una cosa. Hay que interpretar esta causa como que el material del que está hecho algo influye en el tipo de cambio que se dé.
- Causa formal: consiste en la estructura u organización de los materiales de una cosa. Así se explica por qué cambia un objeto.
- Causa eficiente: es el agente que pone en marcha el cambio, motor o disparador del cambio.
- Causa final: consiste en el propósito, meta u objetivo del cambio. Muchas de las conductas y acciones humanas que llamamos involuntarias se explican haciendo intervenir esta causa.
(3) Teoría de la Naturaleza:
Las teorías aristotélicas sobre el cambio hoy están casi completamente superadas, desde el s. XVII solo se acepta como auténtica causa de los procesos físicos la causa eficiente. La causa final sigue vigente en las ciencias humanas y en la biología.
Aristóteles proporcionó una visión coherente y razonada. Su mérito consistió en partir desde observaciones de la naturaleza y descubrir que la mayoría de los cambios ocurren en el mundo natural y que estos no son desordenados y caóticos, sino ordenados y regulados. Aristóteles pensó que en realidad todo en la naturaleza se comporta como si tratase de alcanzar ciertos fines u objetivos. A esta concepción se le llama teleología. Según esta forma de ver las cosas, así como los seres racionales actuamos de acuerdo con algún fin, así la naturaleza puede considerarse como un ser con propósitos, intenciones y fines. Aristóteles expresó esto diciendo que la naturaleza no hace nada en vano, todo sucede por alguna razón y la razón más importante es el propósito. El propósito de todos los seres naturales es desarrollar todas sus potencialidades naturales.
Un segundo rasgo de su filosofía se trata de su concepción del Primer Motor. En sus teorías sobre el movimiento supone que todos los objetos naturales están unidos formando una cadena, de forma que el movimiento se va transmitiendo de unos a otros. Aristóteles expresa esta idea diciendo que todo lo que se mueve es movido por otro. La cadena no puede ser infinita y tiene que haber un origen del movimiento. Aristóteles afirma que existe este primer origen del movimiento y lo llama Primer Motor, que es identificado con Dios. Este Primer Motor o Dios es acto puro y pura forma, porque carece de potencialidad. Es un ser eterno y perfecto, que no mueve las cosas como causa eficiente sino como causa final. Aristóteles también lo identifica con el Bien, con aquella perfección máxima a la que aspiran todas las cosas.
La Concepción del Ser Humano y la Ética
(1) La Teoría sobre el Alma:
Aristóteles afirma que todos los seres vivos poseen alma. El alma es lo que da vida a todos los seres vivos, por eso si el cuerpo de un ser vivo es materia su forma es el alma. Existen varias clases de alma en los seres vivos dependiendo de las funciones que desempeñe:
- Alma vegetativa: la más básica, controla las funciones de nutrición, crecimiento y reproducción. La poseen todos los seres vivos.
- Alma sensitiva: solo la poseen los animales y humanos. Controla las sensaciones y los movimientos.
- Alma racional: solo la posee el hombre. Permite el conocimiento, la reflexión y deliberación.
A diferencia de Platón, Aristóteles considera que el cuerpo y el alma forman la sustancia que es cada ser humano y están unidas entre sí como la materia y forma en cada una de las sustancias. No parece que pueda afirmarse que el alma sea algo separable del cuerpo y pueda vivir independiente, es decir que sea inmortal.
(2) La Ética Aristotélica:
La ética aristotélica es una respuesta a la pregunta ¿Qué debemos hacer para vivir de la mejor forma posible? Aristóteles dice que todos estamos de acuerdo en que la mejor forma de vivir es la vida feliz, pero ¿cómo podemos alcanzar la felicidad? Muchas personas piensan que las riquezas y los bienes materiales aseguran esa vida, pero Aristóteles dice que en realidad se trata de medios para conseguir otras cosas. Para otros la felicidad es el placer, el bienestar, es decir, darse a la buena vida. Aristóteles cree que esto es indigno de los seres humanos, que no somos puros cuerpos irracionales y además observa que el placer puede llegar a producir dolor. Hay gente que cree que la fama, la gloria y el éxito garantizan la felicidad, pero Aristóteles cree que son efímeras y dependen demasiado del capricho y la voluntad de los demás.
Aristóteles afirma que la felicidad consiste en tratar de ser personas excelentes, en ser el mejor tipo de persona que podamos ser. La excelencia de algo, la perfección que algo puede alcanzar se dice virtud, pero ¿cómo nos convertimos en personas excelentes?
La respuesta de Aristóteles es doble, por una parte afirma que nos perfeccionamos desarrollando aquello que nos define, lo que es propio de nuestra naturaleza. Por consiguiente la vida que más nos perfecciona según Aristóteles es la dedicada al desarrollo del conocimiento, vida dedicada al saber, la investigación y el conocimiento. Aristóteles cree que la forma de vida que más nos satisface es el bios theoretikos. Pero hay que concretar qué tipo de conducta es la más recomendable. La virtud o areté se puede desarrollar en dos planos, por una parte en el plano del ethos (carácter y forma de ser de cada uno) y por otro lado la dianoia, (es decir de nuestras capacidades intelectuales), así Aristóteles nos quiere decir que existen dos dimensiones en las que las personas podemos alcanzar un grado máximo de excelencia, de perfección: por un lado si mejoramos nuestro carácter, nuestra conducta cotidiana y por otro lado si mejoramos nuestra capacidad de reflexión y nuestro entendimiento. Esto hace que podamos hablar de dos tipos de virtudes.
- Virtudes éticas: presidida por la regla del término medio, la cual consiste en elegir nuestras acciones de forma que evitemos los extremos y nos quedemos en una especie de término medio, así podemos definir la virtud de la valentía como algo que está entre un extremo por defecto, que sería la cobardía y un extremo por exceso que sería la temeridad. La práctica del término medio para que tenga valor debe convertirse en algo habitual, pues la realización esporádica de un acto virtuoso no nos convierte en personas virtuosas, además solo se consigue si se hace de forma voluntaria, por otro lado esta regla tiene sus limitaciones.
- Virtudes dianoéticas: las más importantes son 2: la prudencia, que la podemos llamar también buen juicio y la sabiduría.
La ética aristotélica se complementa con varios consejos de sentido común. Se dé cuenta de que la felicidad no puede prescindir de los bienes externos, lo mismo ocurre si carecemos de tiempo libre para poder llevar a cabo…