Kant: Superando el Racionalismo y el Empirismo
Kant, filósofo del siglo XVIII, intentó superar las limitaciones del racionalismo y el empirismo, mostrando los errores en los que incurrían ambas corrientes. Su obra, fundamental en la historia de la filosofía, se divide en dos periodos: el precrítico y el crítico. Sus obras fundamentales, “Crítica de la razón pura” y “Crítica de la razón práctica”, sientan las bases de su pensamiento.
El Problema del Conocimiento
Para evitar el dogmatismo racionalista y el escepticismo empirista, Kant recurre al criticismo. En la “Crítica de la razón pura” (uso teórico de la razón), aborda el problema del conocimiento, buscando determinar las condiciones que hacen posible la física y las matemáticas, y si estas se cumplen en la metafísica.
Tomando como punto de partida la ciencia newtoniana, Kant se pregunta por las condiciones que hacen posible el conocimiento científico. Todo conocimiento válido se expresa en juicios. Para determinar cuáles corresponden a los juicios científicos, analiza los juicios tradicionales:
- Juicios analíticos: Aquellos cuyo predicado se deriva del análisis del sujeto. Son universales, necesarios y explicativos, pero no amplían nuestro conocimiento de la realidad (a priori).
- Juicios sintéticos: Aquellos que amplían nuestro conocimiento de la realidad. Se derivan de la experiencia, son a posteriori y, por lo tanto, no son necesariamente verdaderos.
Para Kant, solo los juicios sintéticos a priori pueden fundamentar la ciencia. El problema se reduce a explicar cómo son posibles estos juicios en las matemáticas, la física y la metafísica.
Estética Trascendental: Fundamentación de las Matemáticas
Kant denomina Estética Trascendental a la parte de la “Crítica de la razón pura” dedicada a analizar el funcionamiento de la sensibilidad, fundamentando así las matemáticas como ciencia. La sensibilidad se ocupa de la percepción de los objetos y de cómo estos se nos dan en el espacio y el tiempo. Estas condiciones son las formas a priori de la sensibilidad externa (espacio) e interna (tiempo), encontrándose en la razón antes de cualquier experiencia (estructuras trascendentales).
El espacio se define por la geometría y el tiempo por la aritmética. Las leyes obtenidas en estos campos son universales, necesarias y proporcionan conocimiento de la experiencia. Geometría y aritmética constituyen las matemáticas, por lo que los juicios sintéticos a priori se dan en ellas, clasificándolas como ciencia.
Analítica Trascendental: Juicios Sintéticos a Priori en la Física
La Analítica Trascendental explica cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física, analizando otra facultad del conocimiento: el entendimiento. Kant descubre que el entendimiento enlaza sujetos con predicados mediante juicios. Existiendo 12 tipos de juicios según su forma lógica, el entendimiento posee 12 funciones intelectuales, llamadas conceptos puros o a priori, que forman parte de su modo de operar.
De estas funciones se derivan los principios fundamentales del entendimiento, y de ellos, las leyes fundamentales de la física, aplicables a la experiencia porque las 12 categorías son un componente de la misma. Así, Kant demuestra que la física es una ciencia.
Kant distingue entre fenómeno (lo dado a la sensibilidad, sujeto a las condiciones espacio-tiempo y a las categorías) y noúmeno (la cosa en sí, lo inteligible puro).
Dialéctica Trascendental: La Metafísica en Cuestión
En la Dialéctica Trascendental, Kant analiza si la metafísica es posible como ciencia. Examina las tres ideas de la razón: yo, mundo y Dios. La razón tiende hacia lo incondicionado, buscando el juicio más general. Agrupa la totalidad de la experiencia bajo las ideas de alma, mundo y Dios, síntesis supremas que expresan lo incondicionado.
Sin embargo, no podemos extraer un conocimiento verdadero de ellas, ya que no tenemos experiencia directa. No podemos afirmar ni negar la existencia de los objetos que representan. Estas ideas nos permiten organizar las experiencias en un sistema racional, pero no constituir objetos de experiencia, ya que surgirían contradicciones (paralogismos para el alma, antinomias para el mundo).
Pretender demostrar la existencia de Dios también sería un error. La metafísica como ciencia no es posible, ya que no podemos elaborar un conocimiento de estas realidades en sí mismas.
Crítica de la Razón Práctica: La Ética Kantiana
La Crítica de la razón práctica analiza la experiencia moral. Parte del hecho moral: la existencia de principios de actuación en el hombre que solo pueden describirse como imperativos categóricos, algo que debe realizarse independientemente de los resultados.
La actuación moral reside en la intención y la voluntad, no en las consecuencias. Este imperativo tiene un fundamento formal y a priori: la conciencia moral se determina por la forma de obligación, común a todo juicio moral. Esta forma es una estructura a priori de la razón práctica o voluntad. La voluntad moral es autónoma y se rige por sus propias leyes, no surgiendo de algo externo al hombre.
Kant critica las teorías éticas anteriores por no explicar la universalidad y necesidad de la ley moral, proponiendo fines en lugar de principios (éticas materiales). El verdadero significado de la ley moral es el respeto a la humanidad. El imperativo categórico formula las condiciones de una acción moral: autonomía moral, exigencia de universalidad y respeto a la humanidad.
Libertad, Inmortalidad y Dios: Postulados de la Razón Práctica
La ley moral exige la libertad de la voluntad. La libertad es la “causa essendi” de la moral, aunque esta sea la “causa cognoscendi” de la libertad. El ideal moral implica una auténtica libertad del hombre, no fenoménica ni condicionada, sino esencialmente libre y espiritual (hombre nouménico).
La posibilidad de la inmortalidad del alma solo existe en Dios, único garante y única realidad donde el ideal moral (el sumo bien: la conciliación entre virtud y felicidad) puede cumplirse. Libertad, inmortalidad y existencia de Dios son “postulados” de la razón práctica.