La Teoría del Conocimiento
2.1. La Posibilidad de la Metafísica como Ciencia. Las Condiciones del Conocimiento Científico
Kant buscó una nueva fundamentación para la metafísica, mientras que la lógica, las matemáticas y la física habían encontrado el camino seguro de la ciencia “problema crític”), la metafísica no lo había hecho. Kant creyó necesaria una crítica de la propia razón sobre su alcance y sus límites. El problema de si es posible la metafísica como ciencia. La tarea crítica consistirá en aclarar los principios y límites de la razón mediante una investigación crítica de la facultad de razonar. Es decir, un estudio de las condiciones trascendentales a priori de aquello que nos permite conocer la realidad. Para ello, debemos investigar las condiciones que hacen posible la ciencia, para ver si la metafísica se ajusta o no a ellas.
Crítica de la razón pura. Para Kant, habrá tres fuentes de conocimiento:
- La sensibilidad, que suministrará la materia del conocimiento procedente de la experiencia.
- El entendimiento, que suministrará la forma del conocimiento, y que será independiente de la experiencia.
- La razón, la capacidad de relacionar ideas mediante razonamientos.
2.2. El Análisis de las Condiciones Trascendentales del Conocimiento
A. Estética Trascendental
La sensibilidad o facultad de las sensaciones, su análisis deberá determinar las condiciones trascendentales que permiten el conocimiento sensible. Kant distingue dos momentos en la percepción: la materia y la forma.
El efecto de los objetos en la sensibilidad son las sensaciones dadas a posteriori y constituyen la materia del conocer. Se presentan ordenadas en ciertas relaciones, y eso hace que las sensaciones aparezcan ordenadas así es la forma (que está ya a priori en el sujeto). La síntesis de sensaciones y la forma a priori es el fenómeno. Las formas puras a priori de la sensibilidad son el espacio y el tiempo. No es posible ninguna experiencia que no esté bajo esas relaciones.
B. Analítica Trascendental
Comprender lo percibido es la función propia del entendimiento: éste refiere los fenómenos a conceptos y los une en juicios que amplían nuestro conocimiento (los llamados por Kant juicios sintéticos a priori) Gracias a las formas puras a priori del entendimiento denominadas categorías. El conocimiento es posible porque aplicamos las categorías a la multiplicidad dada en la sensación. El conocimiento resulta de la cooperación entre la sensibilidad y el entendimiento: la sensibilidad nos da objetos, el entendimiento los piensa.
C. Dialéctica Trascendental
La razón produce contradicciones y cae en errores lógicos cuando se impulsa más allá de la experiencia, produciendo antinomias. Cuando la razón se mantiene en los límites de la experiencia, su uso es correcto y no da lugar a contradicciones pero su uso ya no aporta conocimiento al traspasar los límites de la experiencia empírica en busca de las realidades más generales que pretenden presentarnos ideas como mundo, alma y Dios. Ideas puras de la razón de las cuales no podemos conocer los objetos a los que se refieren.
La metafísica como disciplina científica es imposible. Sus objetos son trascendentes (no empíricos). Las ideas puras no nos ofrecen ningún conocimiento pero sí tienen un uso regulativo. Señalan los límites que el conocimiento humano no puede traspasar e impulsan al ser humano a seguir investigando.
2.3. El “Giro Copernicano” Kantiano en Filosofía
Hasta Kant se había considerado que el sujeto era pasivo en el acto del conocimiento. El giro copernicano en filosofía consiste en considerar que el sujeto es activo: lo que conocemos es una construcción que realizamos a partir de la experiencia con el mundo que sólo conocemos los fenómenos y no las cosas en sí mismas (noúmenos).
Ética
El uso práctico de la razón se estudiará en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres y en la Crítica de la razón práctica. Kant busca hallar un fundamento universal a la moralidad humana. La razón ordena a nuestra voluntad cuando decidimos. Pero es un hecho que nuestra voluntad se siente obligada siempre a obrar de un modo u otro, según normas que la persona no ha producido. En estos casos, la voluntad no es autónoma, no es libre. Pero para que exista la moralidad es imprescindible que la voluntad sea libre. A esas normas Kant las denomina imperativos hipotéticos. Seguirlas puede ser producto de la costumbre, también del miedo no de una decisión totalmente libre. No constituyen el fundamento universal de la moralidad, pues lo correcto o incorrecto de las acciones depende en cada caso del fin particular que se persigue.
¿Dónde hallar ese fundamento? En la propia razón humana, en su capacidad para orientar nuestra voluntad hacia el cumplimiento de aquellas normas que ella misma se impone, que no vienen impuestas de fuera, que son universales: han de cumplirse siempre incondicionalmente. Imperativos categóricos: obra siempre y en cualquier situación de modo que quede a salvo la dignidad de las personas, u obra de modo que jamás utilices a otros como medios para tus fines particulares.
Ahora la voluntad es libre, pues únicamente se atiene a lo que ella misma ha considerado como un deber universal. Es un ámbito de total libertad. La razón no puede demostrar (científicamente) ésta, pero al menos puede establecer la “esperanza racional” de que, de algún modo, existe. Esta función la cumplen los postulados de la razón práctica: la existencia del alma como realidad no supeditada al determinismo físico, o la existencia de Dios como supremo juez que recompensa el bien y castiga el mal.
Rousseau
2. El Ser Humano: De la Naturaleza a la Sociedad
Según Rousseau, el hombre ‘natural’ carecía de una sociabilidad natural. A diferencia de Hobbes, tampoco cree que viviese en guerra contra todos. Introduce así la imagen del”buen salvaj”, inocencia natural, la bondad es innata y la igualdad absoluta.
En el estado de naturaleza, el hombre es feliz, libre y comparte con los demás en total armonía los recursos que encuentra en la naturaleza. Si el hombre natural es un ser entregado a su instinto de conservación y dotado de un sentido de compasión por el dolor ajeno independiente y pacífico ¿cómo se convierte en un ser gregario, sociable, dependiente, violento, esclavizado?
Al aparecer la civilización y la sociedad, el hombre comienza a perder la libertad y las desigualdades comienzan a ganar terreno cuando se establece el derecho de propiedad y la autoridad para salvaguardarla. Los hombres se unen supuestamente para defender a los débiles, pero en realidad lo que hacen es defender los intereses de los más poderosos. En esta situación, el hombre está alienado: ya no es él mismo, sino que está corrompido por los egoísmos y las luchas a las que le obliga la sociedad.
Rousseau juzga el tránsito del hipotético estado de naturaleza al estado social como una degeneración producto de las desigualdades sociales que surgen con la propiedad privada. Las leyes establecidas en toda sociedad son siempre las leyes que defienden al poderoso, al rico y a su poder frente a los no poseedores de propiedad, a los pobres. Esta situación no es superable, según Rousseau
, pero puede ser mitigada a través de una sana vuelta a la naturaleza y una educación que fomente el individualismo y la independencia del hombre.
3. El contrato social
Es posible transformar la sociedad para que permita al hombre volver a ser libre. Rousseau propone un nuevo fundamento para la sociedad, el Contrato Social que devuelva al hombre su estado ‘natural’ sin que por ello deba dejar de pertenecer a una comunidad, es decir, es un pacto de la comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad.
Mediante este pacto se crea la voluntad general, que expresa el interés común. Esta es soberana, inalienable e indivisible. Son los propios ciudadanos los que se reúnen en asambleas para decidir los asuntos políticos, y de forma voluntaria y libre acceden a someterse a las decisiones que broten de ellas expresadas en leyes. Este modelo político permite la eliminación de los egoísmos individualistas mediante la sumisión de cada ciudadano a la voluntad general. Este modelo político sería la democracia directa, o asamblearia.