Filosofía Moderna: Kant, Aristóteles y Descartes

Kant

La filosofía de Kant se expone a partir de 3 cuestiones que interesan a la razón: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar si hago lo que debo? La primera de las preguntas se refiere a los límites de nuestra capacidad para conocer. En sus inicios Kant mantuvo un punto tradicional racionalista, tras la lectura de Hume declaró que se “despertó de un sueño”, a lo que se refiere con esto que se preguntó sobre la posibilidad de la metafísica dogmática a lo que se conoce como “período crítico”. El hombre no puede ser indiferente entorno a las cuestiones como la libertad, la vida después de la muerte y Dios. Por su interés existencial no podemos en una época de Ilustración permanecer en la duda sobre si podemos resolver estas preguntas mediante el conocimiento. Kant declara que su crítica a la razón pura sirve para juzgar si las aspiraciones de la metafísica dogmática son legítimas o arrogantes. Hay que empezar estableciendo las leyes eternas e invariables que la razón posee para juzgar los conocimientos a los que pretendemos llegar prescindiendo de la experiencia pues Dios, alma y mundo no se pueden conocer por medio de esta.

Kant entiende como conocimiento un conjunto de juicios: los analíticos cuyo predicado está contenido en el concepto del sujeto que se basan solo en la lógica y no plantean problemas, esto también ocurre con los juicios sintéticos a posteriori cuya validez depende de la experiencia y son particulares y contingentes. Kant descubre los juicios sintéticos a priori, los cuales unen dos conceptos aunque el predicado no esté contenido en el concepto del sujeto, sin embargo son varios universal y necesariamente, su validez no puede depender de la experiencia. Estos tipos de juicio los vimos en las matemáticas, la física y en la metafísica, debido a esto la cuestión de la metafísica dogmática se puede plantear como la cuestión de los juicios sintéticos a priori, primero averiguar cómo son posibles en las ciencias para preguntarse si son posibles tratándose de cuestiones como Dios, alma o mundo.

La Crítica de la Razón Pura

La crítica de la razón pura está dividida en dos partes, la doctrina transcendental de los elementos y la del método. La primera se divide también en transcendental estética, transcendental analítica y transcendental dialéctica, que se ocupan respectivamente de la sensibilidad, el entendimiento y de la razón.

La Sensibilidad

La sensibilidad es la capacidad de ser afectado por los objetos. En los humanos tiene lugar como sensación, impresión o intuición empírica y con arreglo a ciertas condiciones que la hacen posible (espacio y tiempo). Kant llama también al espacio y al tiempo intuiciones puras y forma a priori de la sensibilidad. Por lo tanto nunca podremos conocer las cosas en sí mismas o al margen del espacio y el tiempo. Las intuiciones no constituyen por sí solas conocimiento se necesita el entendimiento para enlazar las intuiciones o referirlas a un objeto.

El Entendimiento

El entendimiento no solo enlaza intuiciones sino también conceptos, pero en última instancia los conceptos tienen que referirse a intuiciones sino serían conceptos vacíos. El juicio es la actividad enlazadora del entendimiento. Kant sostiene que el entendimiento introduce en los objetos un contenido transcendental cada vez que hace un juicio que llama categoría (pone “algo” en el objeto al que se refiere, por lo que tiene que haber conceptos puros o categorías como tipos de juicios).

  • Se entiende: válido para los objetos en cuanto conocidos los fenómenos y no las cosas de las que no sabemos nada. Esta es la diferencia fundamental con el concepto tradicional de categoría (Aristóteles).

Kant da un giro copernicano que resulta imposible para el concepto tradicional para explicar la posibilidad del conocimiento sintético a priori pero no si suponemos que son los objetos y los que se conforman a nuestro conocimiento.

La Razón

La razón introduce una exigencia de sistematicidad que el entendimiento no puede dar al conocimiento por sí solo. La razón exige que el conocimiento sea un sistema derivado de principio. Como esa condición será a su vez conocimiento y la pregunta puede darse indefinidamente la razón introduce el supuesto de que todas están dadas en la totalidad de cualquier conocimiento dado. A este supuesto lo llama concepto puro de la razón o idea y dice que la razón tiene tres ideas (Dios, alma y mundo). Estas ideas tienen un papel imprescindible para regular, indican el camino al entendimiento sin ser objeto de conocimiento. Si se hace un uso indebido de las categorías el resultado será que parece ser un conocimiento puro pero no lo es. Las ideas de la razón aunque no se puedan conocer, se pueden pensar y aparecerán de nuevo con una nueva función en la práctica.

Razón Práctica

La razón práctica se diferencia de la teórica en que esta determina la voluntad (convertir su objeto en realidad). En la crítica de la razón práctica, Kant indaga la posibilidad de una determinación universal y necesaria, independiente de la experiencia, que serían los deseos del sujeto que actúa, lo que le agrada y lo que no. Una máxima, es una determinación subjetiva de la voluntad, un imperativo es una determinación objetiva, válida universal y necesariamente para todo sujeto racional. Los imperativos pueden ser hipotéticos y categóricos.

  • El hipotético podría definirse como una posibilidad para lograr algo.
  • El categórico es un imperativo incondicionado, debe hacerse para lograr el objetivo.

Las morales tradicionalmente están formadas por imperativos hipotéticos y las reglas morales son los medios para alcanzar el “fin” del hombre. Estas éticas llamadas materiales sostienen que la tendencia al fin está en nuestra naturaleza y por lo tanto tienen que ser universales. Las éticas materiales plantean varios problemas:

  • Dependen de un conocimiento previo de la naturaleza humana.
  • Si el fin ya está dado en nuestra naturaleza y del fin se siguen necesariamente los medios que llevan a él ¿Dónde queda la posibilidad de libertad?
  • Se basan en inclinaciones y no en la razón pura.

Kant considera que las éticas materiales son heterónomas. El imperativo categórico es incondicionado, independiente, libre de cualquier inclinación o deseo. Kant sostiene que, de hecho, en la “idea común” de deber se piensa algo así. Cuando alguien cumple con su deber pensamos que ha hecho lo que tenía que hacer al margen de sus deseos. Kant ve tres formas de actuar con respecto al deber: contra, conforme, y por el deber. Si eliminamos de una ley cualquier posibilidad de deseo lo único que queda es su forma (lo que la hace ley). El imperativo categórico coincide con lo que llamamos ley moral, esa exigencia de universalidad para nuestras acciones que según Kant es un hecho inexplicable, este consiste en la razón práctica, la razón al margen del conocimiento. La ley moral ordena la voluntad actuar sin tener en cuenta nuestros deseos e inclinaciones sin dejarse determinar por ellos, este mandato sería imposible si no fuéramos libres. Ser libre consiste en no dejarse determinar desde fuera y en que la libertad sea autónoma. Voluntad libre y voluntad sometida a la ley moral son lo mismo.

Podemos preguntarnos cuál sería el objeto necesario de una voluntad determinada por la ley moral según Kant esa voluntad tendería hacia una república de santos (personas moralmente perfectas). Esto se debe pensar como posible porque la voluntad no nos dirigiría hacia algo imposible. Cada vez que hacemos caso a la ley moral llevamos al mundo hacia la república de santos, pero como estamos influidos por los deseos e inclinaciones esa meta es imposible en este mundo, de ahí suponemos que tiene que haber otro mundo, es decir que el alma continúa existiendo después de la muerte. Kant define como postulado a la exigencia de admitir algo sin lo cual no puede suceder aquello que se debe poner como propósito de la acción. Además de las santidad, los seres humanos tenemos el fin de la felicidad definida como el logro de todo lo que queremos. Por lo tanto el fin no sería una república de santos, sino una república de santos felices, objeto al que lo llama el sumo Bien. En este mundo no se asegura que los buenos sean felices, más bien lo contrario para que el sumo Bien pueda ser pensado como posible en sí mismo, aunque imposible en este mundo, hay que suponer un ser capaz de garantizar que sean felices aquellos dignos de serlo, Dios.

Política de Aristóteles

Sociedad/Política

El hombre es por naturaleza un animal social. La comunidad más elemental es la casa (oikos) que resulta de la unión natural del hombre y la mujer y la del que manda (amo) y el que obedece (esclavo). La unión de varias casas constituye la aldea, y de varias aldeas, la ciudad (Polis). La casa y la aldea son comunidades deficientes e incompletas, por eso tienen que evolucionar naturalmente hacia la polis que es la “comunidad perfecta de varias aldeas” y que es “suficiente”. Sólo en la Polis culmina la natural sociabilidad del hombre, pues contiene todo lo necesario para la felicidad: nació para las necesidades de la vida, pero existe ahora para vivir bien. El hombre “fuera” de la Polis no es propiamente un hombre, sino una bestia o un Dios. Ese acuerdo básico que hace posible la vida en la Polis se plasma en leyes y constituciones, de ahí el interés de Aristóteles por las leyes concretas sobre las cuales se ha ido construyendo la vida política, y también por sus limitaciones y sus fracasos, pues no todas las formas de organizar la polis contribuyen del mismo modo a su propio fin: la vida buena y feliz. Por eso, después de estudiar las “formas puras” y sus degeneraciones, decide que el mejor es lo que llama un “régimen mixto” del que pueda participar “la mayoría de los hombres” y “la mayoría de las ciudades”, pues no exige “un nivel de virtud por encima de las personas ordinarias”, “ni una educación que requiera condiciones afortunadas de naturaleza o recursos”. El régimen mixto es una mezcla equilibrada de oligarquía y democracia que se apoya en la “clase media” (ni muy ricos ni muy pobres)

Descartes

El Hombre/Alma

: el hhombre tiene las dos substancias independientes (alma-cuerpo), esto contradice la tesis tradicional que opina que forman una substancia. El problema reside en su separacion, ambas cosas estan unidas y el alma esta unida al cuerpo, esta ejerce sus funciones en el cuerpo mediante el cerebro (glandula pineal). En el cuerpo se originan las pasiones y apetitos que afectan involuntariamente a la razon y deben ser sometidas por esta que muestra lo que debemos querer. La independencia del alma respecto al cuerpo le permite salvaguardar la libertad humana, esto es el sometimiento de la voluntad al orden racional