El Teatro Griego: Orígenes y Características

CANTO VI El adivino Héleno, cuando decaía en huida el ejército troyano, exhorta a Héctor para que haga un sacrificio público a Atenea en la fortaleza (1-101). Así pues, él, habiéndose reanudado la lucha rápidamente, marcha a la ciudad; en este combate, Diomedes y Glauco, jefe de los licios, encaminándose al lugar de la lucha, antes de llegar a las manos, habiendo recordado la hospitalidad de sus padres, hacen el cambio de las armas y unen sus diestras (102-236). Hécuba y las demás matronas, por consejo de Héctor y de los próceres troyanos, llevan el manto al templo de Atenea y expresan sus votos por la salvación de la patria (237-311). Mientras tanto, Héctor, en su casa, hace volver a Paris, reprendiéndolo en el campo de batalla (312-368); a su esposa Andrómaca la buscó en vano en sus habitaciones y salió finalmente de la ciudad por la puerta Escea; la encuentra con su hijo Astianacte y les habla por última vez (369-502). Armado, Paris alcanza a su hermano en el camino (503-529).


Origen del teatro en Grecia. Su origen es asiático y la primera noticia que poseemos acerca del teatro griego se localiza en Atenas, donde se dan por primera vez representaciones teatrales públicas dedicadas al dios Dionisos.

Los dramas sacros.

Las representaciones populares. Entre las fiestas y celebraciones en que se manifestaba la religiosidad de los griegos, hay que contar también los dramas sacros. Algunas de estas ceremonias rituales pudieron alcanzar cierta altura poética que permitiría ver en ellas un primer germen de lo que posteriormente llegó a ser el género dramático.

Son fiestas sacras, pero también fiestas populares que ejemplifican esa firme conexión religión/sociedad.

En el Ática cobraron gran fuerza los cultos al dios Dionisos y, dentro de ellos, una compleja manifestación ritual llamada ditirambo, que suponía la recitación de un mito acompañado de alguna acción.

Son cultos personales, del individuo, y en cierto modo se contraponen a la religión olímpica.

Nacimiento del teatro. A partir de estas fiestas rituales arcaicas surge el teatro griego en sus dos vertientes: tragedia y comedia, que conservan durante largo tiempo su carácter sacro, aun emancipadas de la temática dionisíaca.

El desarrollo dramático tiene lugar en tierras áticas, favorecido por Pisístrato. La ciudad y la religión “oficial” asumieron este desarrollo: los viejos ritos pasaron a ser fiestas nacionales, sin perder su carácter religioso. Se trataba de actos sacros que tenían lugar en teatros al aire libre.

Características del teatro clásico. En la Grecia de finales del siglo V a.C., el término “teatro” hacía alusión a una sola de las partes que lo componían: al graderío, es decir, el sitio reservado para los que presencian la obra. Otras partes del edificio eran el pasillo ancho que dividía dos cuerpos, el auditorio excavado en semicírculo en el flanco de una colina. La “orquesta”, que fue el elemento original del teatro griego, solía tener en el centro el altar del dios Dionisos.

De forma circular, era el lugar donde el coro danzaba, interpretaba instrumentos y cantaba. Detrás de la orquesta se encontraba la escena, una construcción que servía a la vez de decorado, de bastidores y de camerinos para los actores. Era en el proscenio donde actuaban los actores. Se denominaba párados a las puertas de acceso a derecha e izquierda del escenario.

Origen de la tragedia.

En Atenas, los tiranos fueron los promotores del arte y de la literatura: fundamentaban su poder en las clases populares y organizaban concursos para acercar la cultura al pueblo.

La tragedia surgió de los que entonaban el ditirambo, que era el canto ritual de Dionisos.

Personajes.

El actor griego solía llevar como vestimenta: una peluca, una máscara, túnica negra para personajes tristes; colores vivos para personajes importantes, y colores corrientes para personajes del pueblo. Solo en la tragedia, los actores calzaban unos zuecos altos que simbolizaban la superioridad de los personajes (héroes y dioses) que aparecían en el escenario.


AUTOR Y SU OBRA Homero (aproximadamente, ya que se desconoce su existencia, s. IX a.C.)

Homero, nombre tradicionalmente asignado al famoso autor de la Ilíada y la Odisea, las dos grandes epopeyas de la antigüedad griega. Nada se sabe de su persona, y de hecho, algunos ponen en duda que sean de él estas dos obras. Sin embargo, los datos lingüísticos e históricos de que se dispone permiten suponer que los poemas fueron escritos en los asentamientos griegos de la costa oeste de Asia Menor, hacia el siglo IX a.C.

Las leyendas le presentan como un viejo, ciego, vagabundo y mendigo.

Además de La Odisea y La Ilíada, se le atribuyen Himnos a los dioses, La pequeña Ilíada y los pequeños poemas de Fócida y Margites.

PERSONAJES

Helena: La mujer más bella de Grecia, hija del dios Zeus y de Leda, mujer del rey Tindáreo de Esparta. Su fatal belleza fue la causa directa de la guerra de Troya, es la disputa entre Páris y Menelao.

Páris: Es el muchacho que tiene que dar la manzana a las tres diosas, este está representado en la pintura “El juicio de Páris”.

Afrodita: Es una de las diosas que se disputan la manzana. Esta diosa también salva a Páris cuando Menelao está a punto de matarle.

Hera: Diosa griega que está celosa porque Páris eligió a Afrodita antes que a ella y no para de meter cizaña en la guerra de Troya hasta que la ciudad queda destruida.

Atenea: Diosa griega que tampoco fue elegida por Páris para poseer la manzana, esta diosa es la defensora de las ciudades griegas y en esta batalla es firme defensora de los griegos.

Ulises: Guerrero de la isla de Ítaca que participó al final de esta guerra, es el principal protagonista de La Odisea, se le conoce como el Odiseo.

Aquiles: Es el mayor guerrero que aparece en la guerra, era un guerrero casi invencible, su punto débil era su talón.

Néstor: Gran guerrero que fue a la guerra de Troya aunque ya era muy mayor, participó notablemente en la guerra.

Telémaco: Hijo del grandioso Ulises.

Tetis: Es la madre de Aquiles. La leyenda cuenta que era una hermosa nereida perseguida por los dioses Zeus y Poseidón.

Príamo: Rey de Troya al cual Aquiles mató. Padre de 50 hijos entre los que destaca Héctor y también padre de 50 hijas. En la guerra de Troya era ya demasiado mayor para guerrear.

Hécuba: Mujer del rey de Troya, madre de 16 hijos entre los que destacan Héctor, Páris y Casandra. Después de la guerra fue hecha prisionera de los griegos.

Penélope: Mujer de Ulises y madre de Telémaco. Durante la guerra de Troya mantuvo la esperanza de que su marido regresaría, es famosa por el telar que hizo.

Agamemnón: Jefe de las fuerzas griegas durante la guerra de Troya. Es uno de los personajes preferidos por Homero, ya que es el argumento de muchas de las obras de Homero.

Patroclo: El mejor amigo de Aquiles. Tras abandonar Aquiles la batalla, fue Patroclo quien le persuadió para que este volviese y guiara a las tropas.


La historia de Jasón está ligada a la de los Argonautas, pues él era su líder y con ellos fue hasta Colchis, en el mar Negro, a bordo del Argo, superando grandes dificultades hasta conseguir el Vellocino de Oro.

Jasón era hijo de Esón y Filira. Su padre era el rey de Iolco, en Magnesia, pero tras la muerte de su padre, Creteo, su hermano Pelias se hizo con el poder, aunque el heredero era Esón. La madre de Jasón no confiaba en Pelias y organizó un falso funeral por su hijo. En realidad, se llevó al pequeño de la ciudad y se lo confió al centauro Quirón, que ya había educado a varios héroes. Pelias había sido advertido por el Oráculo de Delfos para que tuviese cuidado con un descendiente de Esón que llevase una sola sandalia.

Tiempo después, cuando Jasón regresó a Iolco, tuvo que superar un río. Cuando se disponía a hacerlo, una anciana le pidió que la ayudase a cruzar y así lo hizo, aunque perdió una de sus sandalias mientras iba por el agua. La anciana era la propia diosa Hera, protectora de Jasón, que quería vengarse de Pelias. Con un pie desnudo se presentó ante el rey, motivo por el que supo de inmediato quién era. Pelias pensó que si lo mataba, violaría las reglas sagradas de hospitalidad y tendría al pueblo en contra, dada la popularidad de Jasón. Así, le prometió el trono si le traía el Vellocino de Oro, la piel del carnero sobre el que habían volado Frijo y Hele hasta Colchis. Se trataba de una tarea imposible, así que Pelias pensaba que el joven no sobreviviría a la aventura.

No obstante, el Oráculo de Delfos sí creyó que Jasón lo conseguiría y le mandó construir un barco, llamado Argo, y reunir a 50 héroes para que le acompañasen. El Argo partió y tras numerosas aventuras alcanzó Colchis. Jasón pudo tomar el Vellocino de Oro gracias a la ayuda de la princesa local y hechicera Medea, que se había enamorado de él. Tras muchas otras aventuras, Jasón regresó a casa con la misión cumplida.

Pelias, el usurpador, no se rindió fácilmente, pero la intervención de Medea hizo que fuese asesinado por sus propias hijas, atrocidad tras la cual Jasón y su amada se establecieron en Corinto como huéspedes del rey Creón y tuvieron tres hijos. Durante muchos años vivieron en paz y armonía, hasta que Creón decidió ofrecer a Jasón la mano de su hija Glauce, con lo que así se haría rey. Fue sencillo deshacerse de Medea porque su matrimonio no era válido en Corinto, al ser extranjero. La hechicera montó en cólera y asesinó a Glauce, Creón y a sus propios hijos, tras lo cual huyó a Atenas.

El infeliz Jasón permaneció en Corinto tras la marcha de su esposa, mujer con mucha más personalidad y a la que había traicionado a pesar de la ayuda que le prestó en sus más importantes logros. Así permaneció hasta la vejez, recordando los viejos tiempos gloriosos con los Argonautas. Finalmente, murió al desprenderse un trozo de madera del casco del Argo, junto al que pasaba los días enteros recordando. Quizá fuese el mejor final para Jasón, un héroe sin demasiado carácter. Sin el apoyo de Hera y de Medea, nunca habría conseguido llegar demasiado lejos.


Canto IX Odiseo cuenta sus aventuras: los cicones, los lotófagos, los cíclopes. Odiseo se presenta y comienza a relatar su historia desde que salió de Troya. Primero destruyeron la ciudad de Ísmaro (donde estaban los cicones), donde perdió a bastantes compañeros. Más tarde llegaron a la isla de los lotófagos. Allí, tres compañeros comieron el loto y perdieron el deseo de regresar, por lo que hubo de llevárselos a la fuerza. Posteriormente, llegaron a la isla de los cíclopes. En una caverna se encontraron con Polifemo, hijo de Poseidón, que se comió a varios de sus compañeros. Estaban atrapados en la cueva, pues estaba cerrada con una enorme piedra que les impedía salir. Odiseo, con su astucia, emborrachó con vino a Polifemo y mandó afilar un palo con el que cegaron al cíclope mientras este dormía. Consiguieron escapar ocultándose bajo pieles de oveja.

Canto XII Las sirenas, Escila y Caribdis, la isla de Helios, Ogigia. De nuevo en ruta, lograron escapar de las sirenas, cuyo canto hacía enloquecer a quien las oyera. Para ello, siguiendo los consejos de Circe, Odiseo ordenó a sus hombres taparse los oídos con cera, exceptuándolo a él, y manda ser atado al mástil. Escaparon también de las peligrosas Caribdis y Escila. Consiguieron llegar a Trinacria (nombre griego de Sicilia), la isla del Sol. Pese a las advertencias de no tocar el ganado de Helios, los compañeros sacrificaron varias reses, lo que provocó la cólera del dios. Al hacerse de nuevo a la mar, Zeus lanzó un rayo que destruyó y hundió la nave, sobreviviendo únicamente Odiseo. Finalmente, arribó a la isla de Calipso (lugar donde se encuentra al principio de la historia).