En este período podemos establecer dos grandes grupos de autores: unos que realizan un teatro que cuenta con el favor del público, escasamente renovadores (teatro triunfante) y un segundo grupo que renueva las formas dramáticas (teatro renovador).
El Teatro Triunfante
En el teatro continuador o triunfante podemos distinguir varias líneas:
a) La Comedia Burguesa
Continuadora del realismo del siglo XIX, su principal representante es Jacinto Benavente. Su primera obra, El nido ajeno, fue bien acogida por los jóvenes intelectuales pero no por el público burgués, el público mayoritario. Benavente optó por agradar a este último y cambió de rumbo para limitarse a censurar pequeños vicios en lugar de hacer una crítica seria. Sus mejores obras son: La Malquerida y Los intereses creados. Recibió el Premio Nobel.
b) El Teatro Cómico
En la misma línea pero con mayor componente humorístico, no tiene más trascendencia que hacer pasar un buen rato usando juegos de palabras, equívocos, regionalismos… Destacan los hermanos Álvarez Quintero, (El genio alegre) y Carlos Arniches, creador de la tragedia grotesca, (La señorita de Trevélez).
c) Teatro Poético en Verso
Mezcla de romanticismo y modernismo, ideológicamente muy conservador y con alusiones a las glorias pasadas del imperio español. Destaca Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina
El Teatro Renovador
En cuanto al teatro renovador, destacan con fuerza dos figuras fundamentales de nuestra literatura: Ramón María de Valle-Inclán y Federico García Lorca
a) Ramón María de Valle-Inclán
Es uno de los autores más controvertidos, extravagantes y geniales de nuestra literatura. Se inició en el modernismo con las novelas de la serie de las Sonatas, memorias del marqués de Bradomín. Pero, sin duda, su creación más original y significativa es el esperpento: forma de ofrecer una visión grotesca y deformante de la sociedad española de su tiempo. Es muy conocida la referencia de Valle a las tres posiciones que el dramaturgo puede adoptar ante sus personajes:
- De rodillas: el personaje aparece como sobrehumano y produce admiración (tragedia clásica)
- En pie: el personaje aparece humano y produce identificación (comedia española)
- En el aire: el personaje infrahumano produce distanciamiento y es la perspectiva del esperpento.
El Teatro de Posguerra
Las duras condiciones de la posguerra afectaron a la creación literaria y, como es de esperar, la producción teatral no se va a ver libre de dificultades. Dadas las especiales características del género dramático (necesidades financieras, dependencia del público…) El teatro vivió durante la posguerra una intensa crisis general: los autores escasean y padecen una estricta censura. Podemos diferenciar varias tendencias:
a) Teatro de Humor
Propone una clara continuidad con las formas y los temas anteriores a la guerra civil. Enrique Jardiel Poncela, que ya había obtenido considerable éxito antes de la guerra, continuó, en la década de los cuarenta, estrenando obras del agrado del público y situaciones inverosímiles y absurdas. Destacan Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada.
Miguel Mihura es autor de numerosas comedias de humor desenfadado, en las que no falta tampoco la crítica de la realidad contemporánea. Tres sombreros de copa, escrita en 1932 pero que no pudo ser estrenada hasta veinte años después debido a su tremenda carga crítica.
El protagonista, Dionisio, un ser infantil y sin personalidad, se debate entre los sombreros de copa de los artistas del music-hall y el sombrero de copa de alcalde de su futuro suegro, la vida bohemia que representa la bailarina Paula.
b) El Teatro Realista de Denuncia y Protesta (1950-1960)
Aproximadamente a mitad de los años cincuenta, surge un teatro nuevo, próximo a los planteamientos de la novela y la poesía social. Como ocurrió en la poesía y la novela, también el teatro de los 50 reflejó las inquietudes sociales de una época de un modo realista, logrando criticar la sociedad de su época con un lenguaje fácil de entender, que imita el habla coloquial de la calle.
Se generó una polémica entre los autores. Se habla de posibilismo, un teatro moderadamente crítico que pueda estrenarse y llegue al público y al que se adscribe Buero Vallejo e imposibilismo, un teatro arriesgado no posible de representar (momentáneamente, según Sastre).
Alfonso Sastre tras una primera obra de temática existencial inició su búsqueda de un teatro de crítica social que se irá radicalizando con el tiempo. Escuadra hacia la muerte, un profundo drama existencial de abierto antimilitarismo.
c) Antonio Buero Vallejo
La figura más importante del teatro español de posguerra es sin duda Antonio Buero Vallejo. Su teatro se centra en los dos interrogantes de la condición humana y en los problemas del hombre contemporáneo. Une lo social y lo existencial.
Su obra suele clasificarse en tres etapas:
- En la primera predomina un enfoque existencial de los temas: Historia de una escalera.
- La segunda etapa se caracteriza por el enfoque social y ético: Un soñador para un pueblo.
- En la tercera etapa los contenidos sociales y políticos se hacen más explícitos, con incorporación de experimentos escénicos: La doble historia del doctor Valmy, y La fundación.
El Teatro Contemporáneo
La actividad dramática contemporánea depende mucho del auge de los grandes festivales de teatro que suceden en el territorio español, especialmente en el verano: el festival del Teatro Romano de Mérida, el festival de teatro clásico de Almagro (Ciudad Real).