La Crisis del Califato y la Fragmentación de al-Ándalus

La Crisis del Califato (1008-1031)

En 1008, la muerte de Abd al-Malik desencadenó una crisis política en el Califato de Córdoba. Las élites árabes, descontentos con el gobierno, provocaron una serie de golpes palaciegos, asesinatos y rebeliones. El debilitamiento del poder omeya y el agotamiento del espíritu de guerra santa contribuyeron a la desintegración del Estado cordobés.

Los Reinos de Taifas (1031-1090)

En 1031, una asamblea de nobles declaró extinguido el Califato. El territorio de al-Ándalus se fragmentó en una treintena de reinos independientes, conocidos como taifas, gobernados por familias de diferentes etnias (árabe, bereber y eslava). Las taifas más poderosas conquistaron gradualmente a las más débiles, hasta que a finales del siglo XI solo quedaban unas pocas taifas árabes y bereberes.

Los Almorávides (1090-1144)

A finales del siglo XI, el reino almorávide del norte de África invadió la Península Ibérica y conquistó la mayoría de las taifas. La rapidez de su conquista se debió a la debilidad de las taifas, al descontento popular y al rigor islámico de los bereberes invasores. Sin embargo, el dominio almorávide entró en crisis debido a la corrupción política, el aumento de los impuestos y la nueva ofensiva cristiana.

Los Almohades (1144-1248)

En 1144, los almohades, una nueva tribu bereber, conquistaron el Magreb y entraron en la Península Ibérica. Vencieron a las segundas taifas y consiguieron la unidad andalusí en 1195. Sin embargo, la derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) marcó el inicio del declive almohade.

El Reino Nazarí (1248-1492)

Tras la caída del Imperio almohade, Muhammad I fundó el Reino Nazarí de Granada, el último dominio árabe en la Península Ibérica. Los nazaríes mantuvieron su independencia durante dos siglos y medio gracias a su hábil diplomacia, la dificultad del terreno y los problemas internos de los reinos cristianos. Sin embargo, la llegada de los Reyes Católicos en 1482 marcó el inicio de la guerra definitiva. En 1492, la toma de Granada puso fin a la presencia de reinos islámicos en la Península Ibérica.