El Romanticismo: Características, Sociedad y Literatura

La Sociedad del Periodo Romántico

La época romántica se inicia con la derrota de Napoleón y la restauración de las monarquías absolutas. La revolución de 1830 dio un nuevo impulso a las corrientes liberales. La cultura romántica, vinculada al liberalismo, conecta con los movimientos políticos de su tiempo. Su exaltación del idealismo y su rechazo de la mentalidad capitalista la distancian de las grandes transformaciones sociales y económicas de la época.

Mentalidad Romántica

Frente a una sociedad cada vez más materialista y tecnificada, algunos románticos añoraban la sociedad medieval y el Antiguo Régimen. La mentalidad romántica se caracteriza por:

Individualismo

El arte y la literatura se caracterizan por la manifestación del yo y de los sentimientos personales.

Irracionalismo

El Romanticismo valora lo irracional: emociones, sueños, fantasías.

Defensa de la libertad

Los románticos consideran el sentimiento como única norma de conducta. En arte y literatura rechazan las normas neoclásicas buscando ante todo la originalidad.

Idealismo

Llevará a los románticos a la búsqueda de ideales inalcanzables en todos los aspectos, en especial el amor, lo cual los conducirá inevitablemente al choque con la realidad y al desengaño.

Nacionalismo

Valoran los rasgos de cada país y recuperan su historia y sus costumbres.

Exotismo

El romántico ambienta sus obras en épocas lejanas (Edad Media) o en lugares como Oriente o América.

Espíritu rebelde y juvenil

Fue un movimiento de la generación joven que chocó con los gustos del público de más edad, educados en el Neoclasicismo.

Circunstancias Históricas del Romanticismo Español

Primero la guerra de la Independencia y después el restablecimiento del absolutismo por Fernando VII, que perseguía a los liberales y reprimía la vida cultural. El Romanticismo no pudo triunfar en España hasta la muerte del rey y la consiguiente rehabilitación de los liberales. De esta manera se produjo una coincidencia entre la implantación del liberalismo y el triunfo del Romanticismo. La primera obra en España fue La Conjuración de Venecia. El Romanticismo español duró apenas una década.

Poesía del Romanticismo

La poesía lírica adquirió un gran desarrollo durante el Romanticismo, ya que era el género más apto para la expresión de los sentimientos.

  • En Alemania destacó Johann Wolfgang von Goethe (Fausto). Otro autor importante fue Heinrich Heine, que sirvió de modelo a Bécquer y a Rosalía de Castro.
  • En Inglaterra el autor más influyente fue Lord Byron (El Corsario).
  • En Francia destacó Víctor Hugo (Los Orientales, Los Miserables).

Por su contenido podemos dividir la poesía romántica en dos clases: lírica (expresa sentimientos) y narrativa (sucesos históricos).

Poesía lírica

Utiliza un estilo retórico y altisonante. Esta poesía trajo consigo numerosas innovaciones formales, fruto del ideal de libertad creativa del autor y de la importancia que concedían los poetas a la inspiración. La polimetría fue una práctica corriente. La estrofa más popular dentro de las de arte mayor fue el cuarteto, y en cuanto a las estrofas de arte menor fue el romance. Los temas románticos abarcan una misma gama de motivos y sentimientos: la mujer ideal, el desengaño amoroso, la tristeza, la soledad.

Poesía narrativa

Abunda la narración de leyendas y de acontecimientos históricos. Hay dos tipos:

  • Poemas extensos: poemas narrativos de miles de versos con temas históricos o legendarios.
  • Poemas breves: la estrofa más utilizada es el romance.

Prosa Romántica: Novela histórica

La novela romántica se desarrollaba generalmente en épocas pasadas, en especial en la Edad Media. Esto se debe a que los románticos consideraban que la sociedad moderna era prosaica y poco interesante desde el punto de vista estético. En España tuvo poco desarrollo y la obra más interesante de este género fue El señor de Bembibre (1844), de Enrique Gil y Carrasco (1815-1846).

El Costumbrismo

Trata de la sociedad contemporánea. En forma de artículo periodístico, describe costumbres populares, personajes y oficios típicos del país.

Ramón de Mesonero Romanos

Utilizó el seudónimo «El Curioso Parlante» y dirigió numerosas publicaciones. Su obra se centra en la vida social madrileña, de cuyas transformaciones fue testigo y cronista. El costumbrismo de Mesonero Romanos no responde al espíritu romántico, que consideró una moda pasajera. Su voluntad de pintar la realidad circundante lo convierten en un precursor de la novela realista. La descripción de ambientes folclóricos y de tipos pintorescos es uno de los rasgos de la prosa costumbrista de la época.

El Teatro Romántico: Características del drama romántico

Expresa el conflicto entre los ideales y la realidad, entre el individuo y la sociedad. El tema principal es el amor apasionado condenado al fracaso, ya que choca con las normas sociales. La defensa del adulterio o el suicidio por amor provocó grandes polémicas entre neoclásicos y románticos. Los autores prefieren la ambientación medieval que sirve para situar los conflictos de la sociedad del siglo XIX en una época lejana. Los dramaturgos vacilaron entre el verso y la prosa, llegando a veces a mezclarlos, pero finalmente se impuso el verso.

Desarrollo del teatro romántico español

En España no pudieron estrenarse dramas románticos hasta el cambio de régimen derivado de la muerte de Fernando VII. A partir de entonces fueron sucediéndose los estrenos con obras como La Conjuración de Venecia de Francisco Martínez de la Rosa. Los dramaturgos más importantes son el Duque de Rivas con Don Álvaro o la fuerza del sino (no sigue las tres unidades, mezcla lo trágico y lo cómico, prosa y verso…) y José Zorrilla con Don Juan Tenorio.

Teatro en la 2ª Mitad del Siglo XIX

El Realismo trajo consigo un teatro de ambientación contemporánea e intención moralizante conocido como «alta comedia». El drama romántico tuvo continuidad en la producción de José Echegaray, que alcanzó enorme éxito con obras como El gran galeoto y logró el Premio Nobel en 1904. A finales de siglo, el novelista Benito Pérez Galdós intentó renovar el teatro español con obras de crítica social como Electra, que provocó una gran polémica por su denuncia de la religiosidad fanática e intransigente.