El Romanticismo: Revolución Literaria del Siglo XIX

Orígenes y Características del Romanticismo

Fue Schlegel quien acuñó en Alemania el sustantivo “romanticismo” para denominar al movimiento artístico y literario que, de manera revolucionaria, empezaba a imponerse en los distintos países europeos a comienzos del siglo XIX. Wellek propuso tres criterios básicos para definir el término romanticismo:

  • La imaginación, como fuerza motriz de la poesía.
  • El concepto orgánico de la naturaleza, como idea del mundo.
  • El símbolo y el mito, como formas de expresión poética.

Los primeros síntomas de la nueva sensibilidad aparecieron en Inglaterra a mediados del siglo XVIII (Young, Percy) y revelaron el poder de la imaginación, el placer de la melancolía y la soledad, la conciencia de la fugacidad y el dolor de la vida humana, la preferencia por los escenarios solemnes y sombríos y el gusto por la poesía popular. Mientras estas corrientes progresaban en Inglaterra, Francia seguía aferrada a la tradición de su clasicismo, excepto Rousseau con La nueva Eloísa. Alemania, desunida y maltrecha, inclinó su mirada hacia los modelos ingleses.

El Auge del Romanticismo en Alemania

A finales del siglo XVIII, la situación parece haber cambiado. Francia sigue aferrada a su clasicismo, Inglaterra frena la incipiente difusión de la nueva corriente y Alemania se convierte en el adalid de las nuevas ideas en Europa. El grupo de jóvenes “Sturm und Drang” (“Tormenta y empuje”) promulgó los conceptos básicos del romanticismo: autonomía del genio individual, la primacía de lo espontáneo, la libertad de la expresión artística, la independencia de la imaginación con respecto a las normas establecidas y el interés por el pasado. Fueron las obras de Goethe (Las cuitas del joven Werther) y de Schiller (Los bandidos) las que proclamaron el romanticismo germánico.

Expansión del Romanticismo por Europa

Ya entrado el siglo XIX, hacia los años 20, surge en Alemania el Grupo de Heidelberg (Hoffmann, Heine) que acrecentó el gusto por la poesía lírica y por las historias fantásticas y sobrenaturales (De l’Allemagne, de Madame de Staël). Autores representativos serían Hölderlin y Novalis. En la segunda década del siglo, el romanticismo inglés alcanzó su apogeo, mientras comenzaba el declive del alemán. A la muerte de Keats (1821), Shelley (1822) y Byron (1824) puede decirse que el romanticismo inglés también ha concluido destacando autores como Wordsworth y Coleridge en poesía y W. Scott (Ivanhoe) en novela. Es el momento de Francia, que tras el paréntesis napoleónico, presenta el romanticismo como una rebelión contra la tradición nacional. Victor Hugo, Lamartine, Vigny… representaron la hegemonía del romanticismo francés cuyos rasgos fundamentales son la exaltación sentimentalista y el intento de ruptura de las formas clásicas, la apertura de horizontes de literatura exótica y antigua y la abogacía por un arte libre y autónomo (Victor Hugo, Cromwell).

El Romanticismo como Movimiento Internacional

Lo que llama la atención, en el plano histórico-literario, es la amplitud de la difusión del Romanticismo. Además de las naciones que hemos aludido, el movimiento romántico arraigó entre los años 20 y 30 en tierras que hasta la época habían vivido al margen de la cultura europea: desde Portugal a Polonia, desde Rusia a Hungría, América… en cada país florece un romanticismo propio con sus rasgos particulares. Destacamos así a Leopardi en Italia con su obra poética Cantos, en América a W. Irving con Cuentos de la Alhambra y a E. Allan Poe con sus Cuentos y El cuervo, en Rusia a Pushkin, en Hispanoamérica destaca Fernández de Lizardi (Periquillo Sarniento), E. Echeverría (El matadero), J. Hernández (Martín Fierro), en Portugal a Castelo Branco (Amor de perdición), al danés Kierkegaard… Sin embargo, más allá de las peculiaridades de cada escuela romántica nacional, latían temas y aspiraciones que las juntaban todas en una unidad superior de un Romanticismo europeo: ideales como el de la libertad buscada a todo trance, temas como el agobiante sentimiento del tiempo con el consecuente escapismo hacia el pasado o hacia el porvenir, la visión desilusionada de la existencia que produjo héroes lastimosamente fracasados, la fuga de la realidad, y, sobre todo, la conciencia dolorosa del abismo que separa lo real de lo ideal.

El Romanticismo en España

Como hemos visto en los otros países europeos, el movimiento romántico va unido indisolublemente a la situación político-social de los territorios en que se difunde. Esto es significativo en España ya que, la muerte de Fernando VII (1833) supone el triunfo del Romanticismo.

La Poesía Romántica Española

En España, la aparición de la poesía lírica es tardía ya que Martínez de la Rosa y el Duque de Rivas eran demasiado viejos para intentar la lírica romántica cuando conocieron el movimiento. Según Navas Ruiz, varios son los asuntos principales de nuestra lírica: el hombre moderno pierde el pudor que le impedía desnudar su alma públicamente, el amor pasional con sucesión de goce y hastío, la melancolía se mezcla con la desesperación (Gil y Carrasco, El señor de Bembibre). Se vuelve la atención hacia tipos marginados (el mendigo, el verdugo) y se condena la injusticia y la indiferencia de clases. Se defiende el ideal de libertad. Todas estas características son las que nos podemos encontrar en El diablo mundo y El estudiante de Salamanca, o en poemas como El mendigo, El reo de muerte y La canción del pirata.

La Narrativa Romántica Española

Con más vigor que la poesía, floreció la narrativa merced a la larga tradición del romancero. Ésta se divide en histórica (El Duque de Rivas: El moro expósito) y legendaria (Zorrilla: A buen juez, mejor testigo; Margarita la tornera). Así, como características destacamos el derecho de utilizar todas las variaciones métricas existentes y de innovar cuanto fuera preciso. El romanticismo se anticipa aquí a las audacias modernistas de fin de siglo.

El Teatro Romántico Español

En relación al teatro, en los primeros 30 años del siglo XIX, fueron muy pocas las obras originales que se estrenaron en España. Las causas fueron la rígida censura de Fernando VII y el exilio de talentos. El gusto del público se inclinaba por las refundiciones del teatro clásico español y extranjero, los sainetes… Con el regreso de los exiliados se asienta el romanticismo y se inicia con el estreno de La conjuración en Venecia, de M. de la Rosa y el Macías de Larra, pero sobre todo, con Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas.

Don Juan Tenorio: Un Mito Universal

La figura más sobresaliente de la dramaturgia romántica en España es José Zorrilla por su Don Juan Tenorio, una obra con temática de libertinaje y salvación cuya fuente es El burlador de Sevilla de Tirso de Molina. Como Don Quijote, Sancho, La Celestina, Hamlet… Don Juan forma parte de la breve nómina de personajes literarios que han sobrepasado el marco literario en que se desenvuelven y ha pasado a ser mito de la literatura universal.