Filosofía de Nietzsche
1. Contexto: Nietzsche y la Crítica a la Cultura Occidental
Friedrich Nietzsche se destaca como el filósofo que desenmascara las fuerzas vitales ocultas tras los valores de la cultura occidental. Su crítica, la más radical de su tiempo, denuncia que la razón es producto de la represión de los instintos, una negación de la vida. Esta crítica, expresada de forma poco sistemática, se caracteriza por el uso constante de la metáfora y el aforismo, haciendo de Nietzsche un autor sugerente y estimulante. Su método genealógico y su análisis desmitificador del lenguaje son contribuciones fundamentales a la filosofía posterior. El vitalismo de Nietzsche influirá decisivamente en la filosofía y la cultura del siglo XX.
2. Vida y Obra
Friedrich Nietzsche nació en Röcken (Alemania) en 1844. En 1864, estudió en la Universidad de Bonn y, en 1868, se convirtió en catedrático de la Universidad de Basilea (Suiza). Su obra se divide en tres etapas:
2.1. Período Romántico (1871-1878)
Durante su tiempo como profesor en Basilea, Nietzsche escribió El nacimiento de la tragedia, su primera obra importante, donde ya se vislumbra la afirmación de la vida. Esta etapa está marcada por la influencia de Schopenhauer y Wagner.
2.2. Período Positivista (1878-1883)
En esta época, sus problemas de salud se agudizan, obligándolo a abandonar su cátedra. Inicia viajes por Italia y los Alpes suizos. Tras la publicación de Parsifal, Nietzsche rompe su amistad con Wagner.
2.3. Período Crítico (1883-1889)
En este período, escribe una de sus obras fundamentales, Así habló Zaratustra. Destacan temas como la voluntad de poder, la muerte de Dios, el eterno retorno y el superhombre. Nietzsche desarrolla una crítica radical de la religión y la filosofía. Sus problemas de salud se agravan y, en 1889, le diagnostican reblandecimiento cerebral. Muere en 1900, tras diez años en una clínica psiquiátrica.
3. La Influencia de Schopenhauer
La lectura de El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer causó un gran impacto en Nietzsche. Schopenhauer (1788-1860), pensador irracionalista, defendía que el mundo es representación de una voluntad ciega. La realidad fundamental es la voluntad de vivir (no individual), concebida como un principio universal. El mundo, los fenómenos, son representación, ilusión: lo que se esconde tras ellos es la voluntad de vivir irracional.
El pesimismo es total. El medio para liberarnos del dolor es la belleza -la contemplación estética nos libera momentáneamente-, pero sobre todo el ascetismo, la renuncia radical a la voluntad de vivir. La propuesta de Schopenhauer es una huida del mundo inspirada en el nirvana del budismo.
4. Lo Apolíneo y lo Dionisíaco
Dos principios componen la realidad: lo apolíneo y lo dionisíaco.
- Dionisos: Dios del vino y la embriaguez, de la música y la poesía, representa la vida.
- Apolo: Dios del sol y la luz, del arte clásico, de la armonía y el equilibrio, representa la razón.
5. La Crítica a la Cultura Occidental
Nietzsche dirige una crítica demoledora contra la cultura occidental, abarcando la moral, la filosofía, el lenguaje y la ciencia. Para ello, utiliza el método genealógico, que consiste en rastrear los orígenes de los conceptos básicos de la cultura occidental para denunciar los instintos que subyacen en ellos.
6. La Crítica a la Moral
En La genealogía de la moral, Nietzsche aplica el método genealógico a los valores morales. La transmutación de los valores se produce cuando los plebeyos se rebelan, se autodenominan “buenos” y consideran “malos” a los nobles.
Esta transmutación genera resentimiento, una reacción de los débiles y miserables frente a un hecho externo. Cuando el resentimiento se vuelve “creador de valores”, aparece la moral de los esclavos, que invierte los valores de la moral de los señores.
- La moral de los señores: Propia de la aristocracia de las sociedades antiguas. Se basa en la voluntad de poder, no como voluntad de dominio, sino de superación y creación de valores propios.
- La moral de los esclavos: Propia del hombre vulgar, plebeyo, frente al hombre superior de la antigua aristocracia. Es el resultado del resentimiento.
7. La Crítica al Lenguaje y a la Ciencia
El método genealógico muestra que el lenguaje expresa la experiencia vital del individuo. Puesto que esta experiencia es cambiante, el hombre ha pretendido fijarla en un concepto que no proporciona conocimiento de la realidad, sino generalización, ilusión y apariencia.
Es preciso aceptar los límites del lenguaje. Nietzsche es consciente de que solo dentro de esos límites es posible el pensamiento. Cuando la metáfora fijada en el concepto se vuelve común, aparece la “verdad”: el concepto se generaliza mediante un pacto que permite “domesticar” el mundo.
La lógica, un invento humano útil en la lucha por la vida, somete lo individual a lo universal, brindando seguridad. La historia de la filosofía es la historia de un error: confundir el lenguaje con la realidad, olvidar el carácter metafórico del concepto.
Esta teoría de la verdad como convención lleva a considerar como mentira lo que se sale del pacto y queda fuera de la norma. Nietzsche defiende el perspectivismo, la pluralidad de interpretaciones, todas igualmente válidas.
8. El Diagnóstico: La Muerte de Dios y el Nihilismo
Nietzsche arranca la máscara a la cultura occidental. Anuncia la muerte de Dios, que no se refiere solo a la divinidad, sino también a los valores morales y las grandes verdades que se fundamentaban en el mundo suprasensible. El hombre ha matado a Dios.
Al descubrir la muerte de Dios, el hombre del rebaño queda desorientado, habiendo perdido sus valores y el sentido de su vida. La consecuencia es el nihilismo. En Nietzsche, se refiere al proceso que sigue la conciencia del hombre a partir de la muerte de Dios. Este concepto tiene dos significados:
- Nihilismo pasivo: La voluntad de poder se reduce. De la conciencia de la muerte de Dios y la negación de los valores, surge la angustia y la desorientación.
- Nihilismo activo: Consiste en asumir la muerte de Dios y no esperar a que los viejos valores se derrumben. Es el signo de la voluntad de poder, que crea al mismo tiempo que destruye.
9. Zaratustra: El Superhombre y el Eterno Retorno
Zaratustra, el superhombre, anuncia el tiempo del “último hombre”, figura que, para Nietzsche, corresponde al hombre de su tiempo.
Ha de llegar el superhombre, el hombre nuevo capaz de asumir la muerte de Dios y crear su propia moral. Llevará a cabo la transvaloración de los valores, recuperando la inocencia primitiva, situándose “más allá del bien y del mal”.
Para que a partir del hombre llegue el superhombre, son necesarias tres transformaciones del espíritu:
- El camello: Animal que se arrodilla para aceptar la pesada carga del “¡tú debes!”. Es el hombre que se inclina ante Dios y la ley moral. El camello se transformará en león.
- El león: Animal que se niega a aceptar la carga de la moral y los viejos valores racionales. El león dice: “¡Yo quiero!”, conquistando su libertad. No es capaz de crear sus propios valores. Para ello, deberá transformarse en niño.
- El niño: Símbolo del “sí” a la vida, del hombre capaz de crear nuevos valores, de situarse fuera de la moral -más allá del bien y del mal-, en la inocencia que le permite recomenzar.
Filosofía de Ortega y Gasset
1. Contexto Histórico-Cultural
La vida de José Ortega y Gasset (1883-1955) transcurre en un período de grandes cambios políticos y económicos del siglo XX. Testigo de las dos guerras mundiales, Ortega apenas contaba con quince años cuando España perdió sus últimas colonias (Filipinas, Puerto Rico y Cuba). Este conflicto, conocido como el Desastre del 98, impulsó una profunda reflexión sobre la política y la sociedad españolas. La dictadura de Primo de Rivera afectó directamente a Ortega, quien fue destituido de su cátedra universitaria por su oposición al régimen. Sería al final de este período cuando se proclamó la Segunda República española. En Estados Unidos, el crack del 29 hundió económicamente a gran parte de la población.
Culturalmente, surgen grandes generaciones de intelectuales en España, como la Generación del 98, el Novecentismo, la Generación del 14 y la Generación del 27.
2. Contexto Filosófico
A principios del siglo XX, diversas corrientes de pensamiento influyen en Ortega. Destacan:
- Fenomenología de Husserl: Crítica al idealismo hegeliano que pone el énfasis del conocimiento en el objeto.
- Existencialismo: Encabezado por Heidegger, sitúa la esencia del hombre en el mismo hecho de su existencia.
- Vitalismo: Defensa de la vida misma como rebelión contra el objetivismo y el racionalismo. Su principal representante fue Nietzsche.
- Historicismo: Considera la historia como el elemento primordial que define al ser humano. Su principal representante fue Dilthey.
En España, cobra importancia el krausismo, encabezado por Giner de los Ríos, y la Institución Libre de Enseñanza, que impulsó una renovación cultural seguida de cerca por los intelectuales del momento.
3. Asedio Filosófico
Ortega destaca por su rigor al analizar los problemas de la sociedad y la filosofía. Para él, la filosofía debe ocuparse de todo cuanto existe, formando parte de la vida misma. Defiende la importancia de un pensamiento riguroso al estilo de la ciencia. En su etapa objetivista, desecha la actitud del pensador tradicional.
Para conocer, además de la sensibilidad que nos presenta a las cosas, es necesario pensarlas y razonarlas. Ortega analiza los problemas desde su totalidad, teniendo en cuenta todas sus perspectivas. Este perspectivismo implica un “asedio” al problema: rodeándolo y estrechando el cerco, se llegará a conocer su verdad.
4. Idealismo y Realismo
- Idealismo: El sujeto, a través de su pensamiento, se acerca al conocimiento de las cosas. El yo es el eje desde el que se comprende la realidad.
- Realismo: La realidad ocupa el centro de la investigación. El sujeto se centra en conocer las cosas mismas, dejando a un lado la preocupación por sus propias facultades para conocer.
Para Ortega, es imposible separar el pensamiento del mundo; ambos coexisten. Defiende que el pensamiento es pura relación entre el sujeto que piensa y lo pensado, no pudiendo existir de modo independiente. De ahí su famosa frase: “Yo soy yo y mi circunstancia”.
El yo es inseparable de su circunstancia porque esta configura nuestro ser. La circunstancia es la realidad que rodea al sujeto. El mundo en el que vivo no puede ser algo diferente o independiente de mí. La circunstancia pone parte del peso temporal en la categoría del pasado y del presente.