El universo temático de Antonio Machado: Un análisis profundo

El universo temático de Antonio Machado

La poesía machadiana es un universo de temas recurrentes que dan un sentido unitario a su obra. Estos temas, presentes desde el principio, cambian de intensidad y dotan a su poesía de una unidad indivisible. Machado afirma que existen hondas palpitaciones del espíritu que, para comunicar su experiencia, debe recurrir al lenguaje figurado, a los símbolos, a las imágenes y a las metáforas. Los temas que aparecen en su obra son: tiempo, muerte, Dios, sueño, amor, su biografía y el paisaje.

1. El tiempo

Machado se llama a sí mismo “el poeta del tiempo”. El tiempo, como algo vivo y personal, no como concepto. El tiempo es la duración limitada, la historia individual de un ser que se hace, que pasa, pero que permanece en el recuerdo donde se borran los límites personales. Dialoga en el tiempo mediante símbolos:

– El poema

Para Machado, la poesía es un arte eminentemente temporal que une dos elementos contradictorios: lo esencial y lo temporal. La poesía es la palabra que expresa lo que las cosas son, pero a través del contacto personal con ellas.

– El agua

El agua, del río, de la fuente, de la lluvia, son símbolos del fluir temporal y de la vida interior. El agua puede representar la muerte quieta en la taza de la fuente. Este tema/símbolo es quizá el que con mayor insistencia, y también con mayor hondura, se reitera a lo largo de su obra.

– La mañana, la tarde, la noche

La mañana personifica sus sueños o recuerdos de cuando estaba ilusionado. La tarde suele expresar un sentimiento melancólico, nostalgia, premonición de la muerte. Y la noche es un ser aparte donde puede encontrar las claves de su angustia para llegar a conocerse a sí mismo.

– Los elementos del paisaje y el tiempo vivido

Cuando el alma se identifica con las cosas del mundo, los elementos que conforman el paisaje son imprescindibles. En su paso por el tiempo, el poeta se relaciona con ellos y estos adquieren un sentido nuevo, se transfiguran en un espejo que refleja los estados del alma. Las primeras referencias que hace a este árbol se limitan a mencionar su presencia en los parques. Posteriormente, en el poema “A un olmo seco” se inicia el proceso de identificación de su alma con dicho árbol, que también continuará de forma más o menos implícita en otros poemas.

– Los caminos

El caminar errante es un sentimiento de pesar sin consuelo, una nostalgia de la vida que se va dejando atrás y que también participa en el horror de llegar. Los caminos pueden ser motivo de melancolía o recuerdos del pasado, pero también símbolos de la vida y, entonces, el camino real suele borrarse hacia el futuro. El camino se hace a la vez que se anda.

– El reloj

Es un símbolo opuesto a los anteriores por ser un objeto real para medir mecánicamente el tiempo cronológico, no para medir el tiempo psíquico del hombre.

2. La muerte

Se manifiesta continuamente, por ejemplo, en la brevedad de la vida o en la decadencia de las cosas, y lo hace bajo una serie de signos. Su actitud ante ella oscila desde la angustia personal hasta la melancolía e incluso la rebeldía. Los símbolos relacionados con este gran tema son: ocaso, otoño, sombra, luna o mar, que simboliza la ciega inmensidad de la muerte, lugar al que confluyen todos los ríos de la vida.

3. Dios

La presencia de Dios, aunque imprecisa y variable en el tiempo, ocupa un lugar en su pensamiento. Se trata de un Dios añorado, soñado, más deseado que afirmado. Machado siente mucho más cercana la figura de Cristo que la de un inalcanzable Dios entre la niebla. El poema “La Saeta” refleja este sentir del poeta.

4. El recuerdo y el sueño

Estos dos términos se asocian, ya que frecuentemente se refiere al hecho de soñar despierto con la propia vida. El sueño se erige en la mejor forma de conocimiento por ser una de las vías más directas para penetrar en el mundo interior. Los caminos del sueño son galerías de espejos donde se refleja la propia vida. Mediante el sueño, el hombre intenta revelar el secreto, la parte de sí mismo que ignora. A partir de “Campos de Castilla”, el sueño emana también de las cosas: sueña la naturaleza, sueñan la tarde, el campo, el agua de un río, de una fuente o de una noria, todo sueña la naturaleza. Este es un recurso propio de los escritores románticos: consiste en atribuir a la naturaleza las actividades de su propio espíritu, como soñar.

5. Amor

A lo largo de toda su obra se intuye en Machado el deseo de amar y la necesidad de ser amado. Los poemas referidos a las dos pasiones de su vida ocupan el lugar más importante en su producción: los de su esposa Leonor, en “Campos de Castilla” y “Nuevas canciones”, cuya muerte provocaría los más doloridos acentos del poeta; y el amor otoñal, pero apasionado, de Guiomar, en el “Cancionero apócrifo”. El amor es para Machado un sentimiento ennoblecedor que dignifica al amante.

6. Biografía

En numerosos poemas evoca su infancia, su juventud, sus amores, incluso sus experiencias de la vida cotidiana. No solo aparece la biografía externa, sino especialmente la espiritual. Su poesía puede considerarse un diario de su propia alma. El poema “Retrato” inserta un semblante del autor como introducción a “Campos de Castilla”.

7. Paisaje y tema de España

El paisaje es un tema esencial en la obra machadiana. Cuando utiliza el paisaje como reflexión, puede enumerar humildes realidades, casi de forma objetiva, como en la primera mitad de “A orillas del Duero”, o bien lo convierte en símbolo del pasado histórico de Castilla. Pero también le puede servir para hacer una dura crítica sociopolítica, como en “Por tierras de España… un criminal” o “La tierra de Alvargonzález”, donde el crimen de los hijos contra su padre es un símbolo del Caín latente en el corazón humano que acaba destruyendo a los mismos asesinos. Cuando sirve para la efusión sentimental, los elementos del paisaje castellano se transforman en símbolos de realidades íntimas. Machado ha proyectado sus sentimientos sobre aquellas tierras, seleccionando lo que prefiere. El paisaje es reflejo del estado de su alma, dialoga con el mundo y consigo mismo en íntima comunión con el paisaje que describe y canta.