El Frente Popular (1936)
Los enfrentamientos políticos durante el bienio Radical-Cedista y la necesidad de unir las fuerzas de izquierda contra la derecha propiciaron que en las elecciones de febrero de 1936 desapareciese el multipartidismo y se formasen dos bloques antagónicos. De este modo, la vida política quedó dividida entre derechas e izquierdas.
Desde el verano de 1935, el Partido Comunista, en línea con las directrices de Moscú, pasó a suscribir la tesis de la política de colaboración con la izquierda burguesa frente al fascismo. El 15 de enero se formó así el Frente Popular, una coalición de izquierdas, integrada por:
- Izquierda republicana (Acción Republicana, ORGA y Partido Republicano Radical-Socialista de Marcelino Domingo)
- Unión Republicana de Martínez Barrio
- POSE
- UGT
- Juventudes Socialistas
- Partido Comunista
- Partido Sindicalista de Pestaña
- POUM
Con un programa reformista que, en síntesis, concretaba el relanzamiento de la obra legislativa del bienio Republicano-Azañista y, como cuestión previa, la amnistía de todos los presos políticos.
Por su parte, los partidos de derechas se coaligaron en el llamado Bloque Nacional, constituido por la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas, aunque no lograron confeccionar una candidatura única para toda España ni redactar un programa electoral consensuado.
El triunfo electoral fue el principio de un movimiento revolucionario espontáneo, caracterizado por ocupaciones de tierras en Extremadura y Andalucía, huelgas y desórdenes en numerosos puntos del país. Desde marzo de 1936, la tensión fue creciendo en la España urbana y en la España rural. En Madrid, un grupo de falangistas disparó (el 13 de marzo) sobre el diputado socialista Jiménez de Asúa, matando al escolta. El gobierno reaccionó clausurando los locales de la Falange, ilegalizándola y deteniendo a José Antonio. El 22 de marzo, asesinato en Oviedo del diputado derechista Martínez.
Después de las elecciones de febrero, tras las que Azaña había formado un gobierno exclusivamente republicano, muchas de las expectativas se centraron en llevar a la presidencia de la República a Azaña, previa la destitución de Alcalá Zamora, y a Prieto a la jefatura del gobierno. Alcalá Zamora fue efectivamente destituido el 7 de abril de 1936, alegando que había disuelto las Cortes dos veces contra lo previsto en la Constitución. Azaña fue elegido presidente de la República el 10 de mayo, con la abstención de la derecha. La posibilidad de un gobierno de Prieto se frustró por el veto del sector caballerista de su partido, por lo que el 12 de mayo fue nombrado presidente de gobierno Casares Quiroga.
En relación con la destitución de Alcalá Zamora, Juan Pablo Fusí lo considera como un grave golpe a la legitimidad del régimen. Para Tuñón de Lara, un error.
El clima de violencia reinante entre febrero y julio de 1936 no provocó la guerra civil, lo que sí hizo fue desvelar la debilidad del régimen republicano y sus dificultades de consolidación, expuestos en las labores de conspiración insurreccional puesta en marcha por sus enemigos (Jesús Antonio Martínez). La gravedad del asunto del orden público y la eliminación del oponente político como recurso dio un salto cualitativo con los asesinatos el 12 de junio del teniente Castillo y el 13 del líder de la derecha Calvo Sotelo. Este fue el detonante de la guerra, pero no una de las causas, ya que la conspiración estaba en marcha desde el triunfo del Frente Popular.
Bienio Radical-Cedista (1933-1936)
Las elecciones celebradas el 19 de noviembre de 1933 en la primera vuelta y el 3 de diciembre en la segunda vuelta, en las que votaron por primera vez las mujeres, dieron la victoria a la derecha y abrieron una etapa de expectativas e incertidumbres. Caracterizadas por:
1. Inestabilidad gubernamental
Se convirtió en una característica habitual de la República. Los tres primeros gobiernos, entre diciembre de 1933 y octubre de 1934, presididos dos veces por Lerroux y una por Samper, se caracterizaron por cambios ministeriales habituales. Esta tendencia se acentuará desde octubre de 1934 hasta febrero de 1936, ya con la CEDA en el gobierno.
2. Medidas
Se acordaron medidas como la derogación de la Ley de Términos Municipales, devolución de tierras a la nobleza, dotación presupuestaria al clero y amnistía para los implicados en el intento de golpe de Estado, y se intentó firmar un concordato con el Vaticano.
3. Endurecimiento de la política de orden público
Todas estas medidas, así como la concesión de la amnistía a Sanjurjo y a los conspiradores, motivaron que las organizaciones de izquierdas, con los socialistas a la cabeza, empezaran a condenar la República. La UGT consideró liquidada la etapa de colaboración con la democracia burguesa y llegado el momento de la revolución social. Prieto amenazó desde principios de 1934 con la revolución y Largo Caballero, el 31 de enero de 1934, dijo al PSOE que se reafirmaba en la preparación de un levantamiento popular.
La combinación de ofensiva antirrepublicana de la derecha y la radicalización socialista condujo a la Revolución de Octubre de 1934, desencadenada por el PSOE con el apoyo de Esquerra Republicana de Cataluña, del Partido Comunista, de la izquierda comunista y los anarquistas en Asturias, que preparó una insurrección armada, apoyada en la huelga general como propuesta a la entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno de Lerroux el 4 de octubre de 1934. La revolución solo triunfó en Asturias. Duró dos semanas, siendo al fin vencida por las tropas del Tercio de Regulares que el general Franco hizo venir de Marruecos. En Madrid, la revolución tuvo escasa incidencia y en Cataluña se trató de un mero pronunciamiento civil que duró 10 horas. La revolución dejó un balance de 1.500 muertos y 30.000 detenciones, y se suspendió la autonomía catalana. Azaña y Largo Caballero fueron encarcelados.