CONTEXTUALIZACIÓN: “A un Olmo Seco”
“Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido.” Así comienza el poema emblemático de Antonio Machado, que nos transporta al paisaje castellano y nos sumerge en la realidad política de su época. Antonio Machado, nacido el 26 de julio de 1875 en una familia de ideología liberal, dejó una marca indeleble en la literatura española con su poesía y teatro, revolucionando nuestra comprensión del arte. Estudió en la Institución Libre de Enseñanza en Madrid, donde se relacionó con figuras literarias como Rubén Darío. A pesar de ser miembro de la Real Academia Española, su afiliación republicana lo llevó al exilio en Francia, donde falleció. Formando parte de la Generación del 98, Machado compartió preocupaciones sobre la situación política y cultural de España tras la pérdida de sus colonias, un tema recurrente en su obra.
UBICACIÓN:
Nos encontramos ante una de las obras más representativas de Antonio Machado, el poema A un olmo seco (1912), el cual pertenece a su obra Campos de Castilla. La relevancia de este reside en que se refleja el paisaje castellano y la realidad política del momento.
TEMA:
El eje temático del poema gira en torno al estado de esperanza en el que se encuentra sumergido Machado, la cual se ve claramente reflejada en la descripción del olmo, que es viejo y seco, pero, aun así, de él ha brotado una hoja verde (“Al olmo viejo, hendido por el rayo / y en su mitad podrido, / con las lluvias de abril y el sol de mayo / algunas hojas verdes le han salido”). Asimismo, el poema hace referencia a la dualidad de dos realidades: por un lado, la enfermedad de Leonor, y por otro, la situación de España del momento que pedía a gritos una regeneración (“otro milagro de la primavera”).
Adicionalmente, se tratan temas existenciales como la vida y la muerte (“Antes que te derribe, olmo del Duero”) y el amor o tristeza (“Mi corazón / también, hacia la luz y hacia la vida, / otro milagro de la primavera”), temas los cuales son de especial recurrencia en los autores de esta generación. Por último, cabe destacar el tópico literario vita flumen, que consiste en la idea de defender la vida como un río que desemboca en el mar, que es la muerte (“Antes que te derribe, olmo del Duero”).
ESTRUCTURA:
Según su contenido, el poema se divide en tres partes diferenciadas:
- La primera parte abarca los primeros catorce versos, el autor nos muestra una descripción detallada y bella sobre el estado del olmo.
- La segunda parte, está comprendida entre el verso quince y el verso veintisiete, en el cual se expresa el deseo de renacer y las distintas causas que pueden impedir dicho milagro.
- Finalmente, la última parte, abarca del verso veintiocho al verso treinta, y en ella el autor nos transmite la esperanza de la recuperación del olmo y el milagro de la primavera.
Este poema consta de versos heptasílabos y endecasílabos, enlazados entre sí con rima consonante; rimas diferentes entre estrofas, llamado serventesio y otros versos sueltos. Esta rima a gusto del poeta y compuesta por versos de siete y once sílabas se lo denomina una silva, cuya fórmula métrica es: 11A, 7b, 11A, 11B, 11C, 11D, 11E, 11F, 11E, 11F, 11G, 11G..
JUSTIFICACIÓN:
El carácter literario del poema viene dado por el uso de diferentes recursos literarios y simbologías propias del modernismo y de la Generación del 98 con los que se pretende embellecer el texto. De este modo, encontramos varias anáforas que resaltan la necesidad de detallar la partición de la rama mediante la repetición de las siguientes palabras: “Al…” / “que…” / “y…” / “antes que…”.
En segundo lugar, vislumbramos un paralelismo para enumerar las distintas posibilidades que le deparan al olmo (“antes que te derribe…” / “antes que te descuaje…” / “antes que el río te empuje…”). También observamos epítetos que aportan mayor significado, belleza y detalle al poema (“pardos ruiseñores”, “mísera caseta”). Además, el autor utiliza el hipérbaton para expresar con mayor intensidad el penoso estado del olmo y el milagro que ha dejado la primavera (“Al olmo viejo, hendido por el rayo […] algunas hojas verdes le han salido”), o también, para simbolizar el camino a recorrer hacia la muerte (“y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas”, “antes que rojo en el hogar, mañana ardas de alguna mísera caseta al borde de un camino”).
Asimismo, podemos encontrar personificaciones que humanizan el paisaje (“¡El olmo centenario en la colina, que lame el Duero!”). A su vez, destacamos una sinestesia que simboliza la mejoría del estado del árbol o la esperanza existente de que mejore (“la gracia de tu rama verdecida”).
Por otro lado, son frecuentes metáforas como: “que sus restos ardan rojos en lugar de la mísera caseta al borde del camino”, refiriéndose al final del olmo, su muerte; “sierras blancas” para referirse al invierno; y “ejército de hormigas”, que aluden a la muerte. Otros recursos que utiliza Machado son los símbolos, los cuales se vieron muy marcados a lo largo de su carrera. Entre ellos destacamos: “la melena de campana” que refleja la muerte; “río” y “mar” que son los dos caminos que se contraponen entre la muerte y la vida.
CONCLUSIÓN: “A un Olmo Seco”
Como el olmo viejo que, a pesar de las adversidades, encuentra renovada vitalidad con la llegada de nuevas hojas verdes, el poema “A un olmo seco” de Antonio Machado nos recuerda la capacidad humana de resurgir y encontrar esperanza en medio de la desolación. En un mundo marcado por la incertidumbre y los desafíos, las palabras de Machado actúan como un faro, guiándonos hacia la luz en los momentos más oscuros. Nos inspiran a buscar la belleza y la renovación incluso en medio de la desesperanza, recordándonos que, al igual que el olmo, podemos encontrar fuerza para crecer y florecer, trascendiendo nuestras limitaciones y alcanzando nuevas alturas de realización y significado.
CONTEXTUALIZACIÓN: “Un Día Habrá una Isla”
La pluma de Pedro García Cabrera refleja las corrientes intelectuales y artísticas de su tiempo, especialmente durante la época en la que fue coetáneo a la Generación del 27. Su poesía denuncia injusticias y reclama derechos fundamentales, mostrando un claro compromiso social y una atención especial al paisaje isleño. A lo largo de su vida, su obra evoluciona desde influencias modernistas hacia el surrealismo y el creacionismo, abordando temas de libertad y esperanza incluso en tiempos difíciles como la Guerra Civil Española. Sus últimos poemarios refuerzan su rebeldía y continúan explorando estos temas recurrentes.
UBICACIÓN:
El poema Un día habrá una isla pertenece al libro Las islas en que vivo, donde el autor aprovecha para concienciar a la sociedad sobre la lucha por la libertad, la injusticia y la solidaridad; además, con una clara apreciación por el paisaje canario y sus gentes.
TEMA:
Por lo que se refiere al eje temático, el poema gira en torno al deseo de libertad junto con la necesidad de la esperanza (“Un día habrá una isla / que no sea silencio amordazado”). Las circunstancias sociales de una España presa de un régimen dictatorial impulsan a que un poeta como Cabrera, un hombre sumamente comprometido con la lucha social, hable desde el convencimiento extremo de un día en el que la libertad llegará a ser conquistada.
RESUMEN:
El poeta expresa su deseo de que haya algún día haya un lugar en el que tanto él como los demás puedan expresarse libremente, en especial para aquellos que han sufrido y han quedado heridos.
ESTRUCTURA:
En cuanto a la estructura interna, se distinguen tres partes diferenciadas:
- Una primera parte que abarca las cinco primeras líneas, donde se plasma el deseo de un futuro con libertad.
- La segunda parte, se extiende desde los versos seis al trece, en los que el autor explica que no está solo en la lucha, sino que hay mucha más gente que sufre y anhela la libertad.
- Finalmente, una tercera parte que abarca desde el verso catorce hasta el final, en esta parte se recupera la manifestación inicial por la búsqueda de la libertad, mostrando una estructura circular.
En cuanto a la métrica, el poema está formado por un total de dieciocho versos. Se emplea la silva combinada con versos heptasílabos y endecasílabos. En lo que se refiere a la rima, destacamos la asonancia i-a (v1, v5, v9, v13 y v17) que centran la atención sobre el concepto de “isla”.
JUSTIFICACIÓN:
El carácter literario del poema viene dado por el uso de distintos recursos literarios, en este la fuerte carga lírica se acentúa ya desde los primeros versos con figuras como la hipérbole (“solo no estoy. Están conmigo siempre / horizontes y manos de esperanza”) con la que se destaca la imagen de la sociedad y la presencia de otros o (“la alegría del mar le pido a todos”) que evoca una imagen de esperanza.
Con el uso del encabalgamiento, se subraya la contundencia del mensaje que quiere ser unánime (“isla / que no sea”, “cesan / de mirarse”, “no pierden / el corazón”, “se libren / del combate”). También destacamos el uso de la elipsis en (que me entierra en ella) para referirse a una isla; o la antítesis (“del combate en que muero y en que vivo”) reflejando una contrariedad entre la vida y la muerte.
Finalmente, también están presentes otros recursos como las metáforas (“todos los que pisen sus orillas”) para dar la bienvenida a todo aquel que se una a la lucha por la libertad; (“la alegría del mar”) donde se identifica el mar como espacio de alegría y símbolo de libertad; o (“su pan”), que simboliza la solidaridad. Luego, aparece una personificación en (“y cuando mis palabras se liberen”) para aludir al deseo por el fin de la censura y represión de la dictadura.
CONCLUSIÓN: “Un Día Habrá una Isla”
En conclusión, “Un día habrá una isla” de Pedro García Cabrera emerge como un faro de esperanza, ilustrando la capacidad humana para superar las tormentas de la vida y resistir las mareas de la injusticia social. La obra nos insta a mantenernos firmes en nuestros ideales como rocas en la costa, una práctica esencial durante la tumultuosa época del autor. Aunque el camino hacia la democracia ha cobrado su precio en vidas inocentes, este compromiso incansable ha guiado nuestra nave hacia las aguas tranquilas del estado democrático en el que navegamos hoy en día.