La Ilustración: El Siglo de las Luces y el Auge de la Razón

La Ilustración: El Siglo de las Luces

En el siglo XVIII, el pensamiento ilustrado dominó Europa. Este movimiento cultural, nacido en Francia, se basaba en la razón como principal forma de conocimiento. Conocido como el Siglo de las Luces, se desarrolló principalmente en Francia hasta el inicio de la Revolución Francesa, aunque en algunos países se prolongó. El nombre se debe a la necesidad de disipar las “tinieblas” de la humanidad mediante las “luces” de la razón. El espíritu crítico cuestionaba las creencias tradicionales, colocando la razón por encima de la fe. El espíritu ilustrado fomentaba el ideal de un hombre culto, capaz de ejercer su espíritu crítico como librepensador, con la razón como fuente principal de conocimiento. Los monarcas ilustrados implementaron el despotismo ilustrado, un sistema que se resumía en “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Los Estados buscaban un mayor control sobre la Iglesia. La física, la química y las matemáticas experimentaron avances decisivos gracias a las contribuciones de figuras como Newton. Kant afirmó que la Ilustración perseguía liberar al hombre para que pudiera usar su inteligencia y su razón, con el lema “sapere aude” (atrévete a saber). La educación se consideraba fundamental para que el ser humano alcanzara la felicidad.

Ideas de la Ilustración:

  • Empirismo: Conocer mejor el mundo y conseguir el progreso.
  • Deseo de conocimiento: Deseo por conocer el mundo que le rodea, “iluminarlo” (de ahí el nombre) y compartir el conocimiento adquirido.
  • Utopismo: Aplicación de la razón a la vida humana para mejorar la sociedad y conseguir un progreso económico y cultural ilimitado.
  • Universalismo: Aceptación de todo tipo de tradiciones culturales, cosmopolitas y grecorromanas.
  • Imitación: Se pueden lograr obras maestras imitando lo mejor de los autores grecorromanos.

La filosofía ilustrada:

Se nutrió del antropocentrismo, el racionalismo (con René Descartes, Spinoza y Leibniz), el empirismo (con Francis Bacon, John Locke y Hume), el materialismo (con La Mettrie), el idealismo (con Kant) y el universalismo. Sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia y construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en los ámbitos económico, político y social de la época. Su expresión estética se denomina Neoclasicismo.

La Enciclopedia: La Prosa Ilustrada

La obra que mejor recopila el espíritu de la Ilustración es la Enciclopedia, escrita por Diderot y D’Alembert. Era una síntesis de todos los conocimientos de la época, organizados en artículos en orden alfabético. Es una obra revolucionaria por su intención de combatir los prejuicios y la ignorancia, y defender la libertad. Sus directores fueron Diderot y D’Alembert, pero pensadores como Montesquieu, Voltaire o Rousseau también colaboraron, conocidos como enciclopedistas.

Enciclopedistas:

El utilitarismo y el afán pedagógico ilustrados provocaron el desarrollo de los géneros ensayísticos. Dentro de la prosa ilustrada destacan:

  • Diderot: Máximo responsable de la Enciclopedia. Destaca su obra Pensamientos filosóficos, donde adopta el escepticismo como sistema, argumentando que las dudas de la razón son beneficiosas. Aboga por un sistema de educación pública dirigido por el Estado.
  • D’Alembert: Autor del “Discurso preliminar” de la Enciclopedia y de los artículos matemáticos. Se manifiesta deísta y señala que la vida moral de la humanidad no depende en absoluto de la religión.
  • Montesquieu: Escribe El espíritu de las leyes, donde se muestra partidario de la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) para evitar acumulaciones que lleven al despotismo. Compuso también Cartas persas, que tratan del intercambio de cartas entre dos persas residentes en París y sus familiares en Persia. El autor critica las costumbres, instituciones y creencias de la sociedad francesa.
  • Voltaire: Destaca su Diccionario filosófico, donde trata cuestiones religiosas y morales. Escribe Cartas filosóficas, en las que defiende la tolerancia religiosa. Critica los principios religiosos de su tiempo y defiende el progreso de la humanidad desde una postura racionalista. Compone también Cándido, obra en la que, a través del viaje del protagonista, se destaca la imposibilidad del optimismo humanista. Tenía dos objetivos: divulgar los conocimientos científicos a un público burgués y concienciar mediante la denuncia y la crítica de las situaciones injustas o contrarias al ideario ilustrado. Difundía indirectamente sus pensamientos a través de personajes en sus textos. Sus obras tratan diversos temas, como lo religioso, político y social. Denunció los abusos de poder de la Iglesia católica y fue acusado de deísmo por considerar que la presencia de Dios no era constante en la vida humana, sino solo la causa primera de ella. No comprendía cómo un Dios que ha creado el universo, el hombre y la razón puede permitir el sufrimiento en el mundo. En lo político, defendía la libertad individual y atacaba los abusos del poder político. Era partidario del progreso y la modernidad. En lo social, defendía los valores y el predominio de la burguesía emergente frente a los privilegios de la nobleza y el clero. La tolerancia y el respeto eran las herramientas para acabar con el Antiguo Régimen. Sostenía que existe una moral universal que permite el funcionamiento de las sociedades. Así, motivaba su optimismo y la idea de que se puede extender a todos los seres humanos y traer la felicidad.
  • Rousseau: Destaca su Emilio, obra pedagógica sobre la educación. Creía que hay que rebelarse contra la influencia que la sociedad ejerce en el desarrollo del hombre. Creía en la bondad innata del ser humano y en la necesidad de volver al sentimiento natural, a una educación que tenga su maestra en la naturaleza. Así ocurre en la obra, donde un tutor (el propio Rousseau) educa a un niño huérfano, Emilio, desde su infancia hasta el matrimonio. También escribe El contrato social, donde formula el concepto de pacto social como un pacto de la comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad. Escribe también Julia, donde se narra cómo la protagonista se enamora de su preceptor, pero es obligada a casarse con otro hombre. Los sentimientos de los personajes se muestran por encima de los prejuicios sociales.

El Prerromanticismo: Sturm und Drang

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, aparecen en Europa escritores que reaccionan contra algunos preceptos neoclásicos. Son los primeros chispazos del Prerromanticismo, movimiento de transición que cierra la Edad Moderna y abre la Contemporánea.

El Prerromanticismo se refiere al periodo de la literatura europea que se produjo entre el Neoclasicismo y el Romanticismo, y abarca desde la mitad del siglo XVII hasta 1790. Las primeras manifestaciones se dan en Alemania e Inglaterra, y más tarde en Francia, Italia y España.

Los autores valoran más el sentimiento que la razón, se entusiasman con lo auténtico, sencillo y natural, y rechazan lo que coarta la libertad de la persona, como las normas, de ahí su individualismo. Las primeras manifestaciones en Europa fueron en el siglo XIX, aunque la crítica coincide en ver un precedente en el movimiento alemán Sturm und Drang. Este nombre designa una corriente política y literaria de la segunda mitad del siglo XVIII que nace como respuesta a la Ilustración. Su lema destaca la superioridad de los sentimientos y exalta las emociones, prefiriendo la pasión a la razón. Se revela contra las autoridades alemanas y los príncipes que dirigen el país. Veía en la Revolución Francesa un modelo a seguir y consideraba la libertad y los derechos humanos como valores esenciales. Buscaban la emancipación del individuo y rechazaban la vida profesional burguesa y sus valores morales, inspirándose en Jean-Jacques Rousseau.

El Sturm und Drang, movimiento literario desarrollado en Alemania, concedía a los artistas la libertad de expresión, la subjetividad individual y la emoción, en contraposición a las limitaciones impuestas por el racionalismo de la Ilustración y los movimientos asociados a la estética. El nombre proviene de la pieza teatral homónima escrita por Friedrich Maximilian Klinger en 1776. Es una reacción, alentada por Johann Gottfried von Herder y su discípulo Goethe, contra lo racionalista. Se le sitúa como parte del Romanticismo. La figura de Nathan el Sabio, judío de Lessing, representante de la Ilustración, se enfrenta a Prometeo (1774) de Goethe, enfrentado a todo lo representado por aquel. El sentimiento, en vez de la razón, era la fuente de inspiración, y tuvieron como modelos las obras de William Shakespeare.

Novela Francesa:

Rousseau y Bernardin de Saint-Pierre daban cabida en sus obras al sentimentalismo, la intimidad y la emoción ante la naturaleza. Saint-Pierre lleva a la práctica las ideas de Rousseau en Pablo y Virginia, donde muestra la felicidad de vivir conforme con la naturaleza y la virtud.

Novela en Inglaterra:

Se centra en el relato de una aventura interior, el análisis de los cambiantes estados de ánimo de la persona, especialmente de la mujer, y añade el sentimiento amoroso.

  • Samuel Richardson: Autor de Pamela y Clarissa, con protagonistas femeninas. Escritas en forma epistolar, tratan el tema del ascenso social.
  • Henry Fielding: Parodia las novelas sentimentales y femeninas de Richardson en Joseph Andrews. Los personajes viven numerosos incidentes hasta que el destino los premia con el descubrimiento de su origen noble y la unión con una joven. Interesa más la sociedad.
  • Laurence Sterne: Con Vida y opiniones del caballero Tristam Shandy, parodia que se va construyendo sobre la marcha, se burla de la escritura misma.

En Alemania:

  • Goethe y Schiller: Ambos volvieron hacia los ideales clásicos de orden y equilibrio.