Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930): Análisis Político y Económico
Contexto Histórico
El General Primo de Rivera inicia su dictadura en 1923 tras un golpe de Estado en Barcelona. Este golpe fue apoyado por diversas personalidades políticas y militares debido a la profunda crisis del sistema político de la Restauración.
Diversos factores contribuyeron a la crisis:
- Fracaso en la Guerra de Marruecos
- Críticas al Rey Alfonso XIII por el desastre de Annual
- Aumento del terrorismo
- Incapacidad de los gobiernos para controlar la situación
El Rey Alfonso XIII aceptó el golpe, permitiendo a Primo de Rivera acceder al poder. Primo de Rivera se presentó como el regenerador de la vida pública y el solucionador de los problemas del país, obteniendo el apoyo de los conservadores, terratenientes, la burguesía y pequeños propietarios.
Primer Periodo: Directorio Militar (1923-1925)
Primo de Rivera puso fin al régimen constitucional e instauró un Directorio Militar, compuesto exclusivamente por militares. Este gobierno se caracterizó por:
- Regeneración de la vida política: con el objetivo de acabar con el caciquismo. Se suspendió la Constitución de 1876, se destituyeron autoridades, se crearon los delegados gubernativos, se reformó la normativa electoral, se elaboraron nuevos estatutos municipales y provinciales (obra de Calvo Sotelo) y se formó la Unión Patriótica como único partido.
- Establecimiento del orden público: restringiendo las libertades públicas.
- Defensa de la unidad de la patria: actuando contra cualquier amenaza percibida a la unidad de España.
- Fin de la Guerra de Marruecos: con la conquista del Rif y la dominación de los últimos focos de resistencia.
Segundo Periodo: Directorio Civil (1925-1930)
Tras los éxitos en Marruecos y el restablecimiento del orden público, Primo de Rivera decidió afianzarse en el poder, poniendo fin a la dictadura militar y construyendo un Directorio Civil. Este directorio, formado por civiles vinculados a la Unión Patriótica, contó con el apoyo del Rey y se caracterizó por:
- Instauración de un régimen corporativo: con la Organización Corporativa del Trabajo (para regular las relaciones entre obreros y patrones) y la Asamblea Nacional (para elaborar y presentar proyectos de leyes al gobierno).
- Potenciación del desarrollo económico: adoptando medidas inspiradas en el fascismo italiano como un fuerte proteccionismo arancelario, la regulación de la producción y la competencia, el control del mercado y los precios, y el intervencionismo económico en todos los sectores (agricultura, industria y comercio).
- Fomento de la producción nacional: con la formación de monopolios, la potenciación de las vías de comunicación y obras públicas, e intentos de reforma fiscal para aumentar los recursos del Estado.
Calvo Sotelo, Ministro de Hacienda, impulsó un proyecto que incluía un impuesto progresivo sobre rentas y ganancias, buscando nacionalizar industrias estratégicas para la independencia nacional.
Problemas y Oposición
A pesar de la prosperidad económica mundial y la paz social lograda, las medidas económicas no solucionaron problemas de fondo como el proteccionismo, el déficit público y los problemas de la agricultura. El intento del régimen de perpetuarse generó críticas crecientes desde diversos ámbitos:
- Republicanos
- Políticos liberales
- Estudiantes
- Anarquistas
- Nacionalismos periféricos
- Militares
El régimen se encontró sin apoyos y en 1929, la disolución del cuerpo de Artillería evidenció la pérdida de confianza del ejército.
Dimisión y Fin de la Dictadura
En 1930, ante la creciente oposición y la falta de apoyo, Primo de Rivera presentó su dimisión. El Rey Alfonso XIII encargó al General Berenguer la formación de un nuevo gobierno con el objetivo de restablecer la normalidad constitucional. Sin embargo, la vuelta al pasado no fue aceptada.
El Pacto de San Sebastián de 1930 reunió a diversas personalidades políticas que acordaron derrocar la monarquía y establecer una república parlamentaria.
Tras la ineficacia del gobierno de Berenguer y diversos intentos de sublevación, este fue sustituido por Juan Bautista Aznar, quien convocó elecciones. El triunfo de las candidaturas republicanas en las ciudades fue interpretado como un apoyo al cambio de régimen, y el 14 de abril de 1930 se proclamó la Segunda República.