La Oratoria Posterior a Cicerón
Tras la caída de la República en Roma, la oratoria entra en un periodo de decadencia durante el Imperio. Asfixiada por la falta de libertad política, se retira de los foros públicos y se refugia en las escuelas de retórica, donde se convierte en un artificio de amaneramiento y afectación.
A finales del siglo I d.C., surge una reacción contra esta oratoria retoricista y afectada, buscando un retorno al clasicismo ciceroniano. Quintiliano, autor de la Institutio oratoria (el tratado de retórica más completo de la antigüedad), encabeza este movimiento. Tácito, en su Diálogo de los oradores, también se preocupó por la decadencia de la oratoria, atribuyéndola principalmente a la falta de libertad política.
En realidad, durante el Imperio, la única oratoria pública posible es la de los panegiristas, quienes componían encomios a los emperadores.
El Teatro Romano
En comparación con otros géneros literarios, el teatro posee un mayor componente social, ya que la obra se contrasta de manera inmediata con el público.
La Tragedia
La tragedia fue un género teatral de escaso éxito en Roma, al menos a juzgar por los escasos fragmentos que se conservan.
La Comedia
La cima indudable del teatro romano fue Plauto. Su adaptación de la comedia griega al mundo romano de su época trazó las líneas que configurarían la comedia posterior en la literatura occidental.
Tras Plauto y Terencio, el teatro no desaparece en Roma. Se siguen cultivando otros géneros, considerados menores (el mimo y la atelana), muy populares entre el gran público, pero no entre las clases privilegiadas, lo que explicaría la escasez de testimonios.
Organización de las Representaciones Teatrales
Las representaciones teatrales tenían lugar a primera hora de la tarde en los días de juegos o festivales públicos (Ludi). Los más importantes eran:
- Los Ludi Megalenses (4-10 de abril) en honor de Cibeles.
- Los Ludi Apollinares (6-13 de julio) en honor de Apolo.
- Los Ludi Romani (4-19 de septiembre) en honor de Júpiter.
- Los Ludi Plebeii (4-17 de noviembre).
La entrada era gratuita. Durante casi toda la República, Roma no contó con locales permanentes para las representaciones teatrales. Los primeros teatros eran desmontables, construidos con madera.
Los ediles organizaban los juegos públicos: encargaban al director de una compañía que buscara y montara una obra adecuada. Este director le compraba la obra al autor, contrataba a los actores, la montaba y la representaba. Por lo general, este director también era actor.
Los actores, siempre hombres —salvo en el mimo—, solían ser esclavos. Utilizaban primero pelucas de distintos colores y después máscaras para la caracterización de los personajes. El actor trágico calzaba crepida (zapato alto) y el cómico soccus (sandalia abierta).
Antecedentes del Teatro Latino
Los precedentes autóctonos del teatro latino se encuentran en:
- Los cantos fesceninos: versos satíricos y licenciosos improvisados, ligados a fiestas campesinas en las que se celebraba la recolección de las cosechas.
- La farsa atelana: representaciones improvisadas, pero ya con cierta línea argumental y personajes fijos que los actores representaban provistos de máscara.
La satura, con el añadido al diálogo de música y danza, fue el estadio inmediatamente anterior al teatro latino tal como lo conocemos ya en la época arcaica.
Teatro de Época Arcaica
Las obras dramáticas latinas se clasifican en:
- Tragedia: sus protagonistas son dioses o héroes, su tono es solemne y el lenguaje elevado.
- Comedia: protagonistas humanos, lenguaje desenfadado.
Ambos géneros surgen en Roma a partir de la traducción o adaptación de obras griegas. Posteriormente aparecerán tragedias y comedias ya romanas en lo que a asunto, lugar de acción y personajes se refiere.
Estos son los nombres que en la literatura latina reciben unas y otras:
Griega | Romana | |
---|---|---|
Tragedia | Fabula graecanica | Fabula praetexta |
Comedia | Fabula palliata | Fabula togata |
Lo único que nos ha llegado del teatro latino son las comedias de Plauto y Terencio y las tragedias de Séneca. Del resto sólo conservamos fragmentos y citas de gramáticos. Entre esos autores figuran:
- Livio Andrónico (278-200 a.C.): griego llegado a Roma como esclavo, introductor de la tragedia y la comedia.
- Nevio (¿270-201 a.C.?): más inclinado a la comedia que a la tragedia, escribió seguramente teatro de cierto contenido social y fue el introductor de la fabula praetexta, la tragedia de contenido romano.
- Ennio (239-169 a.C.): más inclinado a la tragedia, adaptador de tragedias griegas y compositor de otras romanas, cultivó un lenguaje digno y elevado.
Plauto (¿251?-184 a.C.)
Las noticias que nos han llegado respecto a su biografía resultan novelescas y poco fiables. Lo que sí parece cierto es que sería ciudadano libre de familia pobre y sin duda alguna el más popular de los autores de teatro latinos.
Compuso sólo comedias pertenecientes al género de la palliata, es decir, adaptaciones de obras griegas. Imita a los autores griegos de la Comedia Nueva (especialmente Menandro, Dífilo y Filemón).
El protagonista de sus comedias es el hombre corriente, el hombre de la calle, y entre sus personajes más frecuentes se encuentran el esclavo, el viejo, el joven enamorado, la cortesana, el parásito, el alcahuete, el cocinero y el soldado. Sus obras presentan el característico final feliz y con frecuencia van precedidas de un prólogo en el que se cuenta el argumento.
Entre sus obras más destacadas, de las veintiuna que se conservan, figuran: Anfitrión, Comedia de la olla, Los cautivos, Báquides, Los gemelos y El soldado fanfarrón.
Es indiscutible la vis comica de Plauto, conseguida por las propias situaciones en que coloca a los personajes, el enredo y, especialmente, por la riqueza y expresividad de su lenguaje.
Terencio (¿190?-159 a.C.)
Fue un esclavo africano posteriormente liberado. Perteneció al círculo literario de Escipión Emiliano.
Sólo conservamos seis comedias suyas: Andria, La suegra, El eunuco, Formión y Los hermanos.
Sus obras van precedidas de prólogos en los que no se narra el argumento, sino que el autor se defiende de las acusaciones de sus enemigos literarios: plagio de dramaturgos anteriores, contaminatio (hacer de dos o más obras griegas una sola).
Terencio, autor más helenizante que Plauto, de elevado tono ético y con ciertas pretensiones de educar al público romano, no consiguió nunca el éxito de aquél.
Entre los autores romanos de tragedia destacaron en el siglo II a.C. Pacuvio y Accio, de cuya obra sólo nos quedan algunos fragmentos, muestra de un estilo enfático, retoricista y con tendencia al patetismo efectista. Autores de palliata fueron Titinio y Afranio.
Teatro de Época Clásica
Esta época conoce el proceso de decadencia del teatro romano. Sólo dos géneros se cultivan con cierto éxito de público:
- La atelana literaria (Pomponio y Novio).
- El mimo (Décimo Laberio y Publilio Siro): producto de baja calidad artística representado por actores y actrices sin máscara.
Teatro de Época Imperial
Sólo se conservan las nueve tragedias compuestas por Séneca y una praetexta, Octavia, de autor desconocido. Parece ser que se trataba de obras destinadas a la lectura privada en círculos de amigos, no a la representación pública.
Los géneros que se siguen representando son el mimo y la pantomima (basada en movimientos de danza y gesticulación de un actor), espectáculos más cercanos por su dudoso gusto artístico a los ofrecidos en los anfiteatros.