La literatura española del siglo XIX y XX: Realismo, Modernismo, Generación del 98, Novecentismo, Generación del 27 y Posguerra

El Realismo y el Naturalismo en la Literatura Española de la Segunda Mitad del Siglo XIX

A mediados del siglo XIX, las ideas marxistas, deterministas y positivistas, que defienden la observación como medio para explicar la realidad, influyen en el arte. El Realismo pretende la reproducción exacta de la época en que se vivía. En las obras se refleja lo cotidiano y se evita el exceso de sentimentalismo. Se muestra una actitud crítica a la sociedad, para ello se recurre a un estilo sencillo, claro y exacto.

El dualismo religioso y político, la vida del campo y de la ciudad y la temática amorosa son los temas propios de esta corriente literaria que encuentra en la novela su mejor forma de expresión. Este género está vinculado a la burguesía, que junto a los personajes femeninos, se convierte en protagonista de las obras. Los autores recurren al narrador omnisciente y al estilo indirecto libre para mostrar los pensamientos de los personajes que se relacionan. La verosimilitud, las descripciones minuciosas, la estructura lineal y el lenguaje coloquial son otros de los rasgos fundamentales de la novela.

La Novela Prerrealista

Durante los años cincuenta y sesenta podemos hablar de una novela prerrealista. En realidad es una suma de escenas costumbristas. Los dos máximos representantes son Fernán Caballero, con La gaviota, y Pedro Antonio de Alarcón, con El sombrero de tres picos.

El Auge del Realismo

El movimiento realista se consolida con las novelas de Juan Valera (Pepita Jiménez) y José María de Pereda, como Peñas arriba. El esplendor de este movimiento llega con Benito Pérez Galdós, que expresa a la perfección las particularidades del personaje y sus pensamientos más personales. Sus obras se dividen en tres grandes grupos:

  1. Novelas de tesis: Defiende sus ideas, como el enfrentamiento entre las ideologías liberal y conservadora, como ocurre en Doña Perfecta y en Marianela.
  2. Novelas contemporáneas españolas: Se inician con La desheredada, con tintes naturalistas. A este grupo pertenece su obra más famosa: Fortunata y Jacinta. Cuenta cómo Fortunata, de clase social baja, y Jacinta, de clase social media, se enfrentan por el amor de Juanito Santa Cruz, personaje de clase social acomodada que juega con el amor de las dos.
  3. Novelas con nuevos procedimientos narrativos: Aparece la crisis de los ideales del realismo y Galdós indaga en nuevos procedimientos narrativos, como en Tristana y Misericordia. Mención aparte se merecen los Episodios nacionales, con los que recupera la novela histórica. En ella intervienen personajes de ficción que se codean con personajes históricos.

Otro autor importante es Leopoldo Alas, “Clarín”, un gran cuentista. Sus relatos se agrupan en libros como Pipá. Solamente terminó dos novelas: La Regenta y Su único hijo. En la primera narra los problemas internos del individuo en una sociedad que determina su comportamiento. Se desarrolla en Vetusta, que actúa como otro personaje más, como el medio que influye en los pensamientos y actitudes de sus habitantes. Narra la historia de Ana Ozores, quien no aguanta la mediocridad que la rodea. Combina el objetivismo de la descripción, el distanciamiento del narrador omnisciente y el estilo indirecto libre.

El Naturalismo

Dentro del movimiento realista surge en Francia, alrededor de 1870, el Naturalismo. El impulsor es Émile Zola, que presenta algunas diferencias con respecto al realismo, por ejemplo, el determinismo, que establece que la conducta del ser humano depende del condicionamiento social y biológico al que está sometido. El novelista debe exhibir sin pudor la realidad tal y como es.

El narrador debe ser impersonal. El argumento se profundiza en la vida de las clases sociales bajas, recreando los ambientes problemáticos. Las descripciones son más extremas que en el realismo, sin omitir detalle alguno, por muy desagradable que sea. La influencia de la sociedad y de la herencia biológica hace que aparezcan personajes extremos: borrachos, prostitutas… Late un profundo pesimismo que lleva aparejada la denuncia de los defectos y males de la sociedad.

El Naturalismo en España

En España no se puede decir que exista un naturalismo al estilo francés. Sin embargo, Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez pueden ser considerados autores en la órbita del naturalismo. La etapa naturalista de Emilia Pardo Bazán solo es formal y así se refleja en obras en las que aparecen los ambientes degradados como en La tribuna y en Los Pazos de Ulloa. Sus siguientes obras serán más espiritualistas como se ve en Morriña. Termina con una época más cercana al modernismo: La quimera.

Vicente Blasco Ibáñez terminó siendo el más ferviente defensor de los postulados de Zola, del que asume el alto grado de objetividad en obras como Cañas y barro, de ambiente valenciano.

La Poesía y el Teatro Realistas

La poesía realista se vuelve más prosaica. Se vuelve a lo objetivo. Destaca Ramón de Campoamor. En Humoradas recoge breves poemas, ocurrencias ingeniosas para burgueses de salón. Otro autor es Gaspar Núñez de Arce, su poesía es política y filosófica. Su obra más distintiva es Gritos de combate.

El teatro literario, en lo que a éste respecta, hasta después de 1868 prevalecen los dramas históricos románticos. Un subgénero propiamente realista es la alta comedia, o comedia burguesa, que intenta representar los problemas sociales y morales cotidianos de la burguesía, con pretensiones didácticas. Es un teatro generalmente en verso. Destacan Abelardo López de Ayala que trata el desmedido amor al lujo en Consuelo. De la alta comedia, solo encontramos tímidos intentos renovadores: el drama rural de Felíu y Codina en La Dolores, el drama social de Juan José, de Joaquín Dicenta o el teatro galdosiano, algunas de sus obras teatrales son adaptaciones de sus novelas. Su mayor éxito llegó con Electra.

Por último, destaca el teatro cómico de los hermanos Álvarez Quintero, que cultivaron la comedia costumbrista (Malvaloca) y de Carlos Arniches, que recuperó el género del sainete. El teatro renovador del 98 no consiguió muchas obras de calidad debido a que el teatro español se convirtió en un teatro comercial, adaptado a los gustos de la mayoría del público. Destacan Fedra, de Unamuno o Lo invisible, de Azorín. Valle-Inclán fue el creador del esperpento, basado en la deformación sistemática de personajes y situaciones con la que ofrece una denuncia de la sociedad literaria y política, dejará obras teatrales de gran calidad como Luces de bohemia.

Literatura de Fin de Siglo: la Generación del 98 y el Modernismo. La Novela y el Teatro Anterior a 1936

El siglo XIX terminó con la pérdida de las colonias, el auge de la burguesía, la Segunda Revolución Industrial y el declive de la razón. Esto causó que el denominador común se vuelva el inconformismo y el deseo de cambio, lo que da lugar a dos corrientes: el Modernismo, que se centra en la evasión de la realidad, y la Generación del 98, que prefiere la crítica.

El Modernismo

El Modernismo es un movimiento cultural y literario, iniciado por Rubén Darío, que supuso una renovación total de la poesía. Tras el desastre del 98, los intelectuales abogaron por una reforma política e intelectual. La poesía modernista, género que más se adecúa al talante modernista, se inspira en dos fuentes: el Parnasianismo y el Simbolismo, en las que el poeta se presenta como un ser perteneciente a la aristocracia y adopta un estilo de vida bohemio. Algunos temas del Romanticismo como son la línea escapista a lugares exóticos y una línea íntima que les permite traducir el malestar del poeta con lo que le rodea.

Se desarrolla un estilo con el fin de conseguir la ansiada belleza mediante la musicalidad de los versos, una métrica innovadora con versos de arte mayor, irregulares y estrofas nuevas, un léxico muy rico para crear sonoridad y abundantes figuras retóricas. Como autores destacamos a Rubén Darío, con Prosas profanas; Antonio Machado, con Soledades o Juan Ramón Jiménez con Arias tristes. Manuel Machado introduce elementos del folclore andaluz y tiene poemas como El mal poema.

En prosa destacan Las Sonatas de Valle-Inclán. Son cuatro y se caracterizan por una prosa modernista tendente al esteticismo y a la sensualidad cuyos temas principales son el amor y la muerte. También la obra de Juan Ramón Jiménez con Platero y yo en la que utiliza una brillante prosa sensorial y descriptiva.

La Generación del 98

La Generación del 98 surge como consecuencia de la crisis moral, política y económica en España. Los poetas del 98 les llevó a la búsqueda de la esencia de España y a la reflexión sobre el hombre y su destino. Los escritores de esta generación ven en la novela y en el ensayo el cauce adecuado para sus propósitos.

Se centraron en el tema de España, que lo abordan desde perspectivas muy diferentes; como son el homenaje al paisaje de Castilla o la intrahistoria, retorno a la literatura medieval y el tema existencial que abarca la preocupación con el sentido de la vida. Debido a estos temas, el estilo narrativo que se desarrolló se caracterizó por la sencillez y la claridad, la presencia de un estilo personal, el alejamiento del realismo, el empeño de expresar las emociones por parte del autor y su visión subjetiva de la realidad, el autor está omnipresente en la figura del narrador, utilizan un estilo sobrio con léxico valorativo y preferencia de relatos cortos. El lenguaje realista trata de ser renovado con preferencia por el párrafo y la frase breve, con muchos signos de puntuación.

Destacan Miguel de Unamuno, en Niebla, en la que refleja mejor las características temáticas y formales de sus “nivolas”, como él las llamaba, y San Manuel bueno mártir, en la que trata el recurrente tema de la fe; Azorín, ensayista y novelista con gran preocupación por el estilo formal y descriptivo, La voluntad, viene a decirnos que España comenzaría a recuperarse con un ejercicio de voluntad colectivo; Pío Baroja, novelista con facilidad para introducir los diálogos, con gran manejo del ritmo en la acción y no muy preocupado por el estilo formal, critica la sociedad a la que achaca una conducta hipócrita, injusta y aburguesada desde un pesimismo y escepticismo acentuado, El árbol de la ciencia y Zalacaín el aventurero; Valle-Inclán, un maestro en la renovación de nuestro vocabulario, El ruedo ibérico, trilogía de tema histórico, o Tirano Banderas son novelas muy personales y críticas; Ramiro de Maeztu con sus ensayos sobre literatura y política, Hacia otra España, La Celestina.

En poesía sobresale Antonio Machado con Campos de Castilla en la que el autor expresa sus preocupaciones noventayochistas con una poesía simbolista sobre los males de España, inspirado en las tierras y gentes de Castilla. También trata sobre el paso del tiempo desde un tono pesimista y melancólico, recuerdos de su añorada Leonor, muy alejado de sus comienzos modernistas. En Nuevas Canciones se aprecia su gusto por el poema corto de tema existencial y con influencias de la poesía popular. En el teatro de consumo que se cultivó entre los siglos XIX y XX se incluye la comedia burguesa cuyo máximo representante fue Jacinto Benavente con Los intereses creados. También el teatro poético, que es un teatro innovador que se desarrolla influido por el modernismo y caracterizado por sus temas históricos y conservadores. Destacan los hermanos Machado, La Lola se va a los puertos.

La Novela Española de 1939 a 1975

Tras la Guerra Civil, en los años 40 se produce un aislamiento internacional por el rechazo a la dictadura. En la cultura, la censura se irá relajando gradualmente. La década de los 50 supone el fin del aislamiento. En los 60 hay un gran desarrollo económico, pero faltan libertades. Tras la muerte de Franco en 1975, llega la democracia y la Constitución de 1978.

El Tremendismo

Surge el Tremendismo, en el que se acentúan la ambientación sórdida y los aspectos más negativos de la realidad para contar historias truculentas y desagradables. Por otro lado, presenta personajes individuales inmersos en una sociedad y en un medio que les resultan hostiles. Destacan Camilo José Cela, ganador del Premio Nobel en 1989. Su obra La familia de Pascual Duarte pertenece a la corriente “tremendista”. Pascual Duarte cuenta su dura infancia en el medio rural y sus crímenes cometidos por un impulso ciego de lo que culpa a su madre. Carmen Laforet publicó en 1945 Nada. Miguel Delibes inicia su carrera de escritor con una novela de introspección de contenido metafísico y existencial: La sombra del ciprés es alargada. Algunos narradores que comenzaron su labor literaria antes de la Guerra Civil continuaron después en el exilio, como Rosa Chacel con Memorias de Leticia Valle; Ramón J. Sender con Réquiem por un campesino español; Arturo Barea con La forja de un rebelde.

El Realismo Social

En los años cincuenta, surge el Realismo Social, corriente en la que se escribieron novelas que pretendían denunciar la situación de la sociedad española. Aparecen la injusticia y la miseria. Se pueden distinguir dos corrientes: el objetivismo y el realismo crítico.

El objetivismo usa técnicas como el objetivismo descriptivo o la recreación del entorno. Además, desaparece la figura del narrador y su papel se reduce al máximo, el tiempo y el espacio se condensan, predominan los personajes, hay un gran predominio del diálogo y las historias no dan saltos en el tiempo.

El realismo crítico se diferencia en que las novelas tienen una intención de crítica social más directa y explícita. Como autores, destacan: Rafael Sánchez Ferlosio con El Jarama, una excursión juvenil con trágico final; Carmen Martín Gaite, con Entre visillos; Ana María Matute con Pequeño teatro; y por último, Camilo José Cela con La colmena. Esta última retrata la posguerra en un mosaico de personajes que se entrecruzan: es un personaje colectivo, hay concentración espacio-temporal y objetividad del narrador. El argumento (situaciones cotidianas donde domina la insolidaridad) está fragmentado en secuencias desordenadas. Miguel Delibes publica El camino y Gonzalo Torrente Ballester tiene una trilogía: Los gozos y las sombras.

La Renovación Formal

En los años sesenta y setenta la censura se relaja. Se produce una búsqueda de la renovación formal. En las novelas de estos años, el argumento tiende a desaparecer y se sustituye por sucesos fragmentarios y son frecuentes los finales abiertos. En cuanto al narrador, se mantiene el objetivista en 3ª persona y aparece como innovación el empleo de la 2ª persona para facilitar el “tú”, que es un personaje concreto y contribuye al diálogo del narrador consigo mismo. A veces se combinan varios puntos de vista con el uso de varios narradores. También hay un desorden cronológico, la acción puede reducirse a unas horas y situarse en un lugar muy reducido.

Destacan Luis Martín Santos con Tiempo de silencio, en la que muestra el atraso científico, la miseria y el desprecio por la cultura. Juan Goytisolo con Señas de identidad: un exiliado vuelve para recuperar sus raíces. En esta obra emplea las tres personas narrativas, hay una ausencia de signos de puntuación. Miguel Delibes escribió Cinco horas con Mario. Es un impresionante monólogo. Camilo José Cela con San Camilo 1936, sin puntos y aparte. Juan Marsé publicó Últimas tardes con Teresa, ofrece una mirada ácida sobre una burguesía que juega a ser progresista.

En los primeros años setenta, Gonzalo Torrente Ballester escribió La saga de J.B., de compleja estructura, mezcla hechos míticos y cotidianos con humor. Manuel Vázquez Montalbán parte de las tramas policiacas para retratar con mirada crítica la cambiante España, inicia las novelas de su serie negra con Yo maté a Kennedy.

La Literatura Hispanoamericana Contemporánea

Tras la pérdida de las últimas colonias españolas en Cuba y Puerto Rico, Hispanoamérica ha vivido una serie de procesos revolucionarios y cambios de regímenes políticos que han ocasionado una gran desigualdad. Se ha buscado profundizar en los orígenes de lo americano. Como consecuencia, se ha producido una reivindicación de los elementos autóctonos que estará muy presente en su literatura.

Poesía Americana Después de las Vanguardias

En el siglo XX la poesía ya había vivido dos momentos de esplendor a principios de siglo con el modernismo y las vanguardias. Tras estos periodos, la poesía ha avanzado por distintos caminos. Por un lado encontramos la poesía negra o afroantillana, que busca la revalorización del folklore afroamericano. Empezó a denunciar la marginación en la que se encontraban estas comunidades. Combinó la métrica cultura tradicional con la musicalidad de los ritmos indígenas. El poeta más destacado es Nicolás Guillén, que escribió Sóngoro cosongo.

Muchos autores entraron en la necesidad de comprometerse con su realidad en la década de los cincuenta. Es la poesía “comunicante” en la que destacan autores como Nicanor Parra, defensor de la antipoesía como se puede ver en Obra gruesa y Mario Benedetti, que denuncia las injusticias sociales y trata temas existenciales.

César Vallejo, Pablo Neruda y Octavio Paz

Haremos una mención especial a César Vallejo, Pablo Neruda y Octavio Paz.

  • Los deseos innovadores en la poesía de César Vallejo se entremezclan con su sensibilidad para captar el dolor humano. Recurre a asociaciones extrañas entre las palabras y desajustes sintácticos, como en España, aparta de mí este cáliz.
  • La extensa trayectoria de Pablo Neruda comienza con la poesía neoromanticista y el surrealismo. Su poesía se orientó hacia el compromiso político, como se puede ver en Canto general. Otra de sus muchas obras es Odas elementales.
  • La obra lírica de Octavio Paz resulta difícil de encuadrar en un movimiento concreto. En él predomina el anhelo de reconciliar al hombre consigo mismo. Su temática es muy variada. Algunas de sus obras son Libertad bajo palabra, una recopilación de libros escritos a lo largo de varios años; Salamandra; Ladera Este, en el que se refleja el influjo de la cultura oriental.

La Novela Regionalista

Las primeras décadas del siglo XX fueron cruciales en el desarrollo de la narrativa. Estas obras tienen características comunes: los escenarios rurales, el predominio de lo regional y la presencia de denuncia social o de testimonio político. Es el llamado Realismo Regionalista, que tiene variantes en función de la temática.

  • La novela de la Revolución mexicana, en ella destacan novelas como Los de abajo, de Mariano Azuela.
  • La novela indigenista de autores como Jorge Icaza o Ciro Alegría, en sus obras denuncian la situación en la que estaban los indígenas.
  • La novela de la tierra. Estos autores destacan la exuberante naturaleza americana. Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos.

El Realismo Mágico

Este realismo tradicional pasó a transformarse en un Realismo Mágico. En esta corriente se pretendía dar cuenta de la compleja realidad americana situando en un mismo nivel lo racional, lo mítico y lo fantástico. Sus rasgos son: la ciudad como escenario y una mayor preocupación por el estilo. Destaca Miguel Ángel Asturias, con El señor presidente, en el que denuncia el régimen del dictador Manuel Estrada Cabrera. Otro autor es Jorge Luis Borges, quien se centró básicamente en el género del cuento. Dentro de sus obras destaca El Aleph. Alejo Carpentier es uno de los máximos exponentes de lo real maravilloso, con novelas de marcado estilo barroco como en El siglo de las luces. Por otro lado, a Juan Rulfo se le considera el inaugurador de la nueva narrativa mexicana con Pedro Páramo, que relata el viaje de Juan Preciado hasta Comala para conocer a su padre. Las fronteras entre la vida y la muerte se diluyen en esta novela.

La Novela del Boom

En los años sesenta se produjo un fenómeno editorial y literario que se conoce como la novela del Boom. Estos autores afianzaron la estética del realismo mágico con la creación de universos exóticos y fantásticos, su literatura muestra el compromiso con la compleja realidad de su época. Buena parte de este éxito se debe a la publicación de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, que cuenta la historia de la familia Buendía y el pueblo mítico de Macondo. Otras de sus novelas son Crónica de una muerte anunciada y El amor en los tiempos del cólera. Sus obras incluyen temas como la soledad o la violencia de la sociedad. Otro autor es Julio Cortázar cuya obra maestra es Rayuela, en la que invita al lector a tomar parte activa en el recorrido de la historia.

Mario Vargas Llosa se caracteriza por mostrar una visión crítica de la realidad y por recurir a la técnica de los “vasos comunicantes”, es decir, asociar en una misma unidad narrativa episodios sucedidos en tiempos o espacios distintos. Algunas de sus obras son La ciudad y los perros o La fiesta del chivo. Otros novelistas son Ernesto Sábato con El túnel, Carlos Fuentes, autor de La muerte de Artemio Cruz.

La Narrativa Posterior al Boom

La novela del posboom engloba la obra de los escritores que comenzaron a publicar sus libros a mediados de los años setenta. Hay una serie de características como los planteamientos narrativos más realistas, las estructuras más sencillas, motivos de la cultura popular, la combinación de géneros narrativos, presencia de los temas amorosos y los escenarios urbanos, humor. Una de las autoras más representativas es Isabel Allende cuya novela más famosa es La casa de los espíritus, con una estructura de memorias como eje vertebrador del hilo argumental. Luis Sepúlveda con Un viejo que leía novelas de amor y Roberto Bolaño, autor de Los detectives salvajes, una novela de intriga narrada en clave autobiográfica. Hay tal cantidad de autores y autoras talentosos que no podemos abordarlos a todos.

El Novecentismo y la Generación del 14

En el segundo lustro del siglo XX, la decadencia del Modernismo es evidente y se busca una literatura diferente. En España surge el Novecentismo. El movimiento coincide con el comienzo de la I Guerra Mundial por lo que se les denomina Generación del 14. Se sienten hijos del 98 y sentarán las bases para la Generación del 27. Su vocación es europeísta, frente al casticismo del 98. Frente al irracionalismo modernista, se concede gran importancia al racionalismo y a la claridad. Los novecentistas son más racionalistas por lo que se rechaza lo sentimental y lo pasional y se prefieren lo clásico y las actitudes equilibradas. Defienden el “arte puro”. Ortega en La deshumanización del arte les condujo a un aristocratismo intelectual.

El Ensayo

El género más cultivado es el ensayo, al que se accede desde todas las disciplinas. A diferencia de los autores del 98, ahora va a enfocarse con una visión más realista y práctica. Utilizan el ensayo para proponer algunas reformas necesarias para el desarrollo intelectual del país, así como para criticar determinadas costumbres y actitudes de los españoles. A pesar de sus diferencias, ambas generaciones coinciden en su interés por los mitos de la literatura española, como Don Quijote y Don Juan. También está presente la interpretación del arte de su tiempo. Destacan autores como Eugenio d’Ors, Gregorio Marañón, Manuel Azaña o Salvador de Madariaga.

José Ortega y Gasset

Como ensayista, destacaremos Ideas sobre la novela y La deshumanización del arte. En el segundo da cuenta de que el arte moderno se ha alejado de lo humano mediante la referencia única al arte, aunque ello le conduzca al hermetismo. De entre los demás ensayos de Ortega, debemos destacar además España invertebrada.

La Novela Novecentista

En cuanto a la novela, uno de sus principales rasgos es el rechazo de lo sentimental, se produce una deshumanización de la narrativa. En oposición a los autores del 98, que se centran en la España tradicional y más rural, los del 14 ambientan sus novelas en lugares más urbanos y modernos. El estilo es más cuidado y trabajado tanto en el vocabulario como en la sintaxis. Todos ellos buscan introducir innovaciones atrevidas.

Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró

Destacan los intentos renovadores de Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró.

  • Pérez de Ayala cultiva una novela intelectual, donde abundan las reflexiones sobre política, moral y estética, desde una doble perspectiva, entre irónica y humorística. Su mejor novela es Belarmino y Apolonio.
  • Las novelas de Miró se acercan a la lírica, por el cuidado de la expresión. La acción pasa a ser algo secundario. Destacan Nuestro Padre San Daniel.

En otra línea, nos encontramos el humorismo de Wenceslao Fernández Flórez, cuyas novelas gozaron de mejor aceptación, como El bosque animado.

Juan Ramón Jiménez

En la lírica, el novecentismo supone una depuración del Modernismo. Se busca una perfección formal, desde los intentos vanguardistas de Bacarisse o de León Felipe. Pero el camino más certero fue el de Juan Ramón Jiménez. La poesía es una “obra en marcha”. De gran sensibilidad, tenía la necesidad constante de revisar y ofrecer una muestra general del estado de su “Obra”.

Etapas de la Poesía de Juan Ramón Jiménez

  • Etapa sensitiva: Recibe la influencia del Modernismo. Sus libros Ninfeas y Almas de violeta, dejan sentir la influencia de Bécquer. De este modo, Arias tristes y Jardines lejanos escogen composiciones llenas de musicalidad, con rima asonante y versos cortos. En ellos, los jardines y el otoño se convierten en símbolos del paso del tiempo o de la muerte inevitable. Esta etapa culmina con Estío y Platero y yo.
  • Etapa intelectual o pura: Expresa la experiencia poética sin ropajes retóricos. Conduce a una expresión cada vez más cerrada y alejada de los gustos del público. En Diario de un poeta recién casado, los poemas son breves, pero con gran intensidad.
  • Etapa suficiente o verdadera: Es una intensificación de la anterior, en busca de la belleza y la perfección que lo recluye en un hermetismo casi total. Sus últimos libros adquieren una orientación más metafísica. Publica Animal de fondo y En el otro costado. Le conduce a la posesión de un dios creado por él. En Dios deseado y deseante Juan Ramón hace de la plenitud creadora y del amoroso encuentro entre un tú definido como «conciencia universal» y un yo que se ha creado como conciencia individual de la eternidad.

La Generación del 27

La Generación del 27 se conoce a un conjunto de escritores, fundamentalmente poetas. Todos ellos nacen en fechas próximas, muchos se conocen en la Residencia de Estudiantes, celebran juntos el tercer centenario de la muerte de Góngora. El rasgo más característico de estos poetas es la síntesis que hacen entre elementos contrarios, por ejemplo, lo sentimental, lo culto y lo popular.

De la tradición toman la influencia de la literatura clásica, de la literatura popular y de los poetas anteriores como Rubén Darío. De las vanguardias adoptan el deseo de innovación y de originalidad. Influye en ellos la obra de Ramón Gómez de la Serna, introductor de las vanguardias en España. También tiene influencia en ellos el movimiento ultraísta de Guillermo de la Torre.

Los temas que tratan son muy variados: la ciudad, el amor, la muerte y la soledad.

Etapas de la Generación del 27

En su evolución se distinguen tres etapas:

  1. Etapa inicial: Influyen mucho Góngora, Bécquer, Juan Ramón Jiménez y la vanguardia. Es una poesía deshumanizada.
  2. Etapa central: Es la de las grandes obras; la poesía se rehumaniza y adquiere importancia el surrealismo. Tendrá su importancia la influencia de Pablo Neruda.
  3. Última etapa: Hasta la muerte de cada poeta. La guerra, el exilio, la muerte de Lorca… transmiten angustia y miedo que se convierten en elementos centrales.

Características de la Poesía del 27

Con la poesía del 27 el verso libre y la libertad métrica se consolidan, la metáfora se convierte en la base de la creación poética. Sin embargo, con el agotamiento de las vanguardias, se vuelve a la estrofa tradicional y a la introducción de elementos populares en los poemas.

Principales Poetas del 27

  • Pedro Salinas: Refleja la influencia de la “poesía pura” y escribe una poesía intelectual, en la que destaca el tema del amor. Después de una primera época de poesía vanguardista, se consolida con la poesía amorosa con La voz a ti debida y Razón de amor, libros que revelan una relación amorosa esencial y auténtica.
  • Jorge Guillén: Es el autor de Cántico, refleja la vida con una actitud optimista y gozosa. Es el máximo representante de la “poesía pura”. En su obra posterior, Clamor, se observa un cambio de punto de vista, más pesimista.
  • Gerardo Diego: Presenta una versión vanguardista en su libro Manual de espumas; también escribe poesía tradicional, como en Alondra de verdad. Poco a poco regresa a la tradición y sitúa el tema religioso en el centro de su obra.
  • Vicente Aleixandre: El dolor y la angustia dominan su etapa surrealista, con su libro La destrucción o el amor. En los años 50 fue un maestro para los jóvenes poetas con Historia del corazón, obra con la que inicia una etapa humanista.
  • Dámaso Alonso: Publicó Hijos de la ira. Muchos críticos le sacan de la Generación porque esta obra dio origen a la poesía de posguerra.
  • Rafael Alberti: Escribió una amplia y variada obra poética en su larga vida. De su juventud destaca Marinero en tierra con una visión muy personal del mar. De la etapa surrealista, Sobre los ángeles, que es su obra más importante.
  • Luis Cernuda: Centra su poesía en el deseo y la realidad. La soledad, el amor imposible, el paso del tiempo y la muerte son temas que se repiten en su obra en la que destaca Donde habite el olvido.
  • Federico García Lorca: Poeta más conocido de la Generación. Publica dos libros fundamentales: Romancero gitano y Poeta en Nueva York. En el primero funde lo popular y lo moderno y el “gitano” se convierte en símbolo de una Andalucía mítica. Utiliza símbolos y metáforas muy originales, y sus temas dominantes son el amor, la frustración y el destino trágico. En Poeta en Nueva York utiliza las técnicas surrealistas en la poesía española y presenta los valores de lo humano, la naturaleza y la vida.

    El Teatro de Lorca

    También creó un verdadero teatro poético que expresa los problemas de la vida y la historia, la muerte y los amores o la frustración. Usa componentes muy atractivos, como la música, la danza y la tradición. Comienza su trayectoria teatral con El maleficio de la mariposa, que sería un fracaso. Sus primeros éxitos llegaron con Mariana Pineda y con La zapatera prodigiosa. Ligadas a la experiencia vanguardista destacan El público. Después de estos experimentos llega su etapa de plenitud. La mujer ocupa un puesto central que representa la inocencia o la pasión más pura. Bodas de sangre es de dramas rurales. Mezcla la prosa con el verso y elige el tema del odio familiar. Yerma es una obra cargada de simbología. Otras de sus obras es La casa de Bernarda Alba.

Otros Poetas y las Sin Sombrero

La Generación del 27 es más amplia y podría incluir a Emilio Prados o Miguel Hernández. Por último, hay que destacar las Sin sombrero, que mantuvieron creación literaria con los poetas anteriormente citados.

La Edad de Plata

La Generación del 27 es la Edad de Plata de las letras con la concesión del premio Nobel de literatura al poeta Vicente Aleixandre, como homenaje a toda la Generación del 27.

Relaciones Semánticas

Sinonimia

Relación semántica que se establece entre dos palabras con distintos significantes, pero significado igual o parecido.

Antonimia

Relación semántica que se establece entre dos palabras con significados opuestos.

Hiperónimo

Es la palabra de significado general que engloba significados concretos.

Hipónimo

Es la palabra con un significado más concreto que está englobado en el hiperónimo.

Polisemia

Se produce cuando un significante posee varios significados, que comparten algún sema.

Homonimia

Fenómeno semántico que consiste en la coincidencia fónica de dos palabras distintas.

Pueden ser Homófonos que tienen el mismo significado y Homógrafos que suenan y se escriben igual

TEMA 3: El novecentismo y la generación del 14: el ensayo, la novela novecentista. Juan Ramón Jiménez. En el segundo lustro del siglo XX, la decadencia del modernismo es evidente y se busca una literatura diferente, y en España como novecentismo. El movimiento coincide con el comienzo de la I Guerra Mundial por lo que se les denomina generación del 14.  Se sienten hijos del 98 y sentarán las bases para la generación del 27. Su vocación es europeísta, frente al casticismo del 98. Frente al irracionalismo modernista, se concede gran importancia al racionalismo y a la claridad. Los novecentistas son más racional por lo que se rechaza lo sentimental y lo pasional y se prefieren lo clásico y las actitudes equilibradas. Defienden el “arte puro”. Ortega en La deshumanización del arte les condujo a un aristocratismo intelectual.

El género más cultivado es el ensayo, al que se accede desde todas las disciplinas. A diferencia de los autores del 98, ahora va a enfocarse con una visión más realista y práctica. Utilizan el ensayo para proponer algunas reformas necesarias para el desarrollo intelectual del país, así como para criticar determinadas costumbres y actitudes de los españoles. A pesar de sus diferencias, ambas generaciones coinciden en su interés por los mitos de la literatura española, como don Quijote y don Juan. También está presente la interpretación del arte de su tiempo. Destacan autores como Eugenio d’Ors, Gregorio Marañón, Manual Azaña o Salvador de Madariaga. Como ensayista, destacaremos Ideas sobre la novela y La deshumanización del arte. En el segundo da cuenta de que el arte moderno se ha alejado de lo humano mediante la referencia única al arte, aunque ello le conduzca al hermetismo. De entre los demás ensayos de Ortega, debemos destacar además España invertebrada 

En cuanto a la novela, uno de sus principales rasgos es el rechazo de lo sentimental, se produce una deshumanización de la narrativa. En oposición a los autores del 98, que se centran en la España tradicional y más rural, los del 14 ambientan sus novelas en lugares más urbanos y modernos. El estilo es más cuidado y trabajado tanto en el vocabulario como en la sintaxis. Todos ellos buscan introducir innovaciones atrevidas, los intentos renovadores de Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró. Pérez de Ayala cultiva una novela intelectual, donde abundan las reflexiones sobre


política, moral y estética, desde una doble perspectiva, entre irónica y humorística. Su mejor novela es Belarmino y Apolonio. Las novelas de Miró se acercan a la lírica, por el cuidado de la expresión. La acción pasa a ser algo secundario. Destacan Nuestro Padre San Daniel. En otra línea, nos encontramos el humorismo de Wenceslao Fernández Flórez, cuyas novelas gozaron de mejor aceptación, como El bosque animado.


En la lírica, el novecentismo supone una depuración del modernismo. Se busca una perfección formal, desde los intentos vanguardistas de Bacarisse o de León Felipe. Pero el camino más certero fue el de Juan Ramón Jiménez. La poesía es una “obra en marcha”. De gran sensibilidad y tenía la necesidad constante de revisar y ofrecer una muestra general del estado de su “Obra”. La primera etapa de su poesía es la llamada sensitiva, que recibe la influencia del modernismo. Sus libros Ninfeas y Almas de violeta, dejan sentir la influencia de Bécquer. De este modo, Arias tristes y Jardines lejanos escogen composiciones llenas de musicalidad, con rima asonante y versos cortos. En ellos, los jardines y el otoño se convierten en símbolos del paso del tiempo o de la muerte inevitable. Después de su etapa sensitiva, que culmina con Estío y Platero y yo, viene la etapa intelectual o pura, donde expresa la experiencia poética sin ropajes retóricos. Conduce a una expresión cada vez más cerrada y alejada de los gustos del público. Diario de un poeta recién casado, los poemas son breves, pero con gran intensidad. La etapa suficiente o verdadera es una intensificación de la anterior, en busca de la belleza y la perfección que lo recluye en un hermetismo casi total. Sus últimos libros adquieren una orientación más metafísica. Publica Animal de fondo y En el otro costado. Le conduce a la posesión de un dios creado por él. En Dios deseado y deseante Juan Ramón hace de la plenitud creadora y del amoroso encuentro entre un tú definido como «conciencia universal» y un yo que se ha creado como conciencia individual de la eternidad.


T 5: La generación del 27:  La generación del 27 se conoce a un conjunto de  escritores, fundamentalmente poetas..  Todos ellos nacen en fechas próximas, muchos se conocen en la Residencia de  Estudiantes, celebran juntos el tercer centenario de la muerte de Góngora. El rasgo más característico de estos poetas es la síntesis que hacen entre elementos  contrarios, por ejemplo, lo sentimental, lo culto y lo popular. De la tradición  toman la influencia de la literatura clásica, de la literatura popular y de los poetas anteriores como Rubén Darío. De las  vanguardias adoptan el deseo de innovación y de originalidad. Influye en ellos la obra de Gómez de la Serna, introductor de las  vanguardias en España. También tiene influencia en ellos el movimiento ultraísta de  Guillermo de la Torre. Los temas que tratan son muy variados, la ciudad, el amor, la muerte y la soledad. En su evolución se distinguen tres etapas:  la etapa inicial, influyen mucho Góngora, Bécquer, Juan Ramón Jiménez y la vanguardia. Es una poesía deshumanizada. La etapa central, es la de las grandes obras; la poesía se rehumaniza y adquiere importancia el surrealismo. Tendrá su importancia la influencia de Pablo Neruda. La última etapa, hasta la muerte de cada poeta.  La guerra, el exilio, la muerte de Lorca… transmiten angustia y miedo que se  convierten en elementos centrales.   Con la poesía del 27 el verso libre y la libertad  métrica se consolidan, la metáfora se convierte en la base de la creación  poética. Sin embargo, el agotamiento con las vanguardias, se  vuelve a la estrofa tradicional y a la introducción de elementos populares en los poemas. Los principales poetas del grupo son:  Pedro Salinas, refleja la influencia de la “poesía pura” y  escribe una poesía intelectual, en la que destaca el tema del amor. Después de una primera época de poesía vanguardista, se consolida con la poesía amorosa con La voz a ti debida y Razón de amor, libros  que revelan una relación amorosa esencial y auténtica Jorge Guillén es el autor de Cántico, refleja la vida con una actitud optimista y gozosa. Es el máximo  representante de la “poesía pura”. En su obra posterior, Clamor, se observa un cambio  de punto de vista, más pesimista. Gerardo Diego presenta una versión vanguardista en su libro Manual de espumas;  también escribe poesía tradicional, como en Alondra de verdad.. Poco a poco regresa a la tradición y sitúa  el tema religioso en el centro de su obra. 


Vicente Aleixandre, el dolor, la angustia dominan su etapa surrealista, con su libro La  destrucción o el amor. En los años 50 fue un maestro para los jóvenes poetas con  Historia del corazón, obra con la que inicia una etapa humanista.   Dámaso Alonso publicó Hijos de la ira. Muchos críticos le sacan de la Generación porque esta obra dio origen a la poesía de posguerra.  Rafael Alberti escribió una amplia y variada obra poética en su larga vida. De su  juventud destaca Marinero en tierra con una visión muy personal del mar. De la etapa surrealista, Sobre los ángeles, que es su obra más  importante.   Luis Cernuda centra su poesía en el deseo y la realidad. La soledad, el amor imposible, el paso del tiempo y la muerte son temas que se  repiten en su obra en la que destaca Donde habite el olvido. Federico García Lorca  poeta más conocido de la Generación. Publica dos libros fundamentales: Romancero gitano y Poeta en Nueva York. En el primero funde lo popular y lo moderno y el “gitano” se convierte  en símbolo de una Andalucía mítica. Utiliza símbolos y metáforas muy originales, y sus  temas dominantes son el amor, la frustración y el destino trágico. En Poeta en Nueva York utiliza las técnicas surrealistas en la poesía española y presenta los valores de lo humano, la naturaleza y la vida. También creó un verdadero teatro poético que expresa los problemas de la vida y la historia, la muerte y los amores o la frustración. Usa componentes muy atractivos, como la música, la danza y la tradición. Comienza su trayectoria teatral con El maleficio de la mariposa, que sería un fracaso. Su primeros éxitos llegaron con Mariana Pineda y con La zapatera prodigiosa. Ligadas a la experiencia vanguardista destacan El público. Después de estos experimentos llega su etapa de plenitud. La mujer ocupa un puesto central que representa la inocencia o la pasión más pura. Bodas de sangre es de dramas rurales.Mezcla la prosa con el verso y elige el tema del odio familiar. Yerma es una obra cargada de simbología. Otras de sus obras es La casa de Bernarda Alba.La Generación del 27 es más amplia y podría incluir a  Emilio Prados o Miguel Hernández. Por último, hay que destacar  las  Sin sombrero, que mantuvieron creación literaria con los poetas anteriormente citados. La Generación del 27 es la Edad de Plata de las letras con la concesión del premio Nobel de literatura al poeta Vicente Aleixandre, como homenaje a toda la Generación del 27.