Resumen de Filosofía Moderna: Hume, Kant y Marx

Hume

El Problema del Conocimiento: Epistemología

Hume es el autor más importante de la escuela del empirismo. Para el empirismo, todo nuestro conocimiento procede de la experiencia. Hume niega, pues, la existencia de las ideas innatas en la razón, con anterioridad a la experiencia, ya que nuestro entendimiento es como una página en blanco en la que nada hay escrito al nacer.

Hume distinguirá dos elementos en la razón:

  • Las impresiones, representaciones mentales simples de las percepciones recibidas por la sensibilidad.
  • Las ideas, representaciones o copias de las impresiones (pasadas) en la mente, son menos vivas y proceden de una impresión.

Tipos de Conocimiento:

  • El conocimiento de relaciones entre las ideas (razonamiento a priori). Las proposiciones de este tipo son analíticas, el predicado está implícito en el sujeto y no nos dan nueva información, y son a priori, para conocer su verdad no es necesario recurrir a la experiencia ya que es anterior a esta. Son las matemáticas y la lógica.
  • El conocimiento de cuestiones de hecho (razonamiento a posteriori) que trata sobre la realidad. Sus proposiciones son sintéticas, el predicado no está implícito en el sujeto, afirman algo nuevo sobre la realidad dando un conocimiento extensivo. Además, son a posteriori, ya que su verdad o falsedad se descubre después de recurrir a la experiencia. Todo nuestro conocimiento, exceptuando matemáticas y lógica, es de este tipo.

Hume criticará a continuación el principio de causalidad, según el cual una causa determinada produce siempre y necesariamente un efecto concreto. Según Hume, este principio de causalidad no es correcto pues no podemos tener impresión de dicha conexión. Para Hume, la relación causa-efecto la afirmamos por la experiencia de haber percibido de forma habitual un acontecimiento detrás de otro y por ello afirmamos que lo que ha sucedido en el pasado se repetirá en el futuro. Así, Hume afirma que el principio de causalidad es solo una suposición. Hume acepta la utilidad de estas creencias para la vida y por ello la ciencia misma resulta útil para la humanidad.

Hume igualmente criticará las tres sustancias cartesianas (el yo, la realidad exterior y Dios) y asegurará que es imposible conocer su existencia defendiendo el escepticismo. Negará la afirmación de la existencia del “yo”, pues es imposible tener una impresión (o intuición) permanente y estable del propio yo. Así, nuestro yo no es más que la sucesión de las impresiones acaecidas en nuestra mente que nuestra memoria recuerda y que unificamos ilícitamente. El yo por tanto es un hecho psicológico producido por la memoria y no algo sustancial.

Para asegurar que no podemos conocer si existe la realidad exterior se basará en su crítica a la idea de causa. Por tanto no podremos saber con seguridad si existe la realidad extramental. Igualmente, señalará que no podemos asegurar la existencia de Dios pues es imposible tener experiencia de él y por tanto no es posible demostrar su existencia. Terminará estableciendo el escepticismo (afirma imposible demostrar la existencia del mundo, del yo y de Dios), y el fenomenismo (sólo es posible conocer la impresiones como hechos mentales).

El Problema de la Moral: Ética

Hume realizará una crítica a toda la ética anterior a él. Según su teoría, nuestros juicios morales no son producidos por la razón. Efectivamente, los juicios morales no son relaciones entre ideas, pues no son analíticos. Pero, tampoco son cuestiones de hechos pues los juicios morales no describen solamente una realidad sino que la juzgan como buena o mala produciendo así un juicio de valor imposible de ser percibido. Por ello, Hume señalará que las éticas anteriores incurren en la falacia naturalista. Además, si bien el razonamiento puede ayudarnos a clarificar la utilidad de las acciones humanas nunca puede impulsarnos a realizarlas.

Hume defenderá el emotivismo moral: el fundamento de la moral será el sentimiento moral del individuo. Este sentimiento moral es una emoción o “gusto” interior que surge en el sujeto y que muestra agrado o desagrado ante las acciones siendo universal a todos los hombres. Este sentimiento moral, se funda en dos principios: la utilidad y la simpatía.

  • La utilidad nos permite conocer la expectativa del placer que una acción puede hacernos conseguir.
  • En segundo lugar, está la simpatía, que es la inclinación que todos los hombres poseen a participar de los sentimientos y de las inclinaciones de los otros seres humanos y que nos lleva a obrar moralmente.

De esta forma, se garantiza que el sentimiento moral no sea individual y que la moral no sea meramente convencional sino que se funde en un sentimiento moral característico de la propia humanidad y sea, por tanto, universal.

Kant

El Problema del Conocimiento: Epistemología

Según Kant, dado el antagonismo surgido entre el Racionalismo y el Empirismo es necesario hacer una crítica de la Razón y contestar definitivamente a la pregunta ¿qué puedo conocer?. Para ello, se propone hacer un análisis de la Razón Pura, de nuestra capacidad de conocer, en su obra Crítica de la Razón Pura.

Para responder a esta pregunta se cuestionará primero cómo es posible la ciencia pues para Kant éste es un conocimiento seguro y a partir de él podremos establecer qué condiciones debe tener cualquier otro conocimiento que quiera también ser cierto. Las condiciones que hacen posible los juicios científicos son dos: empíricas y trascendentales o a priori siendo las segundas las que deberemos estudiar. A su vez, clasificará todos los posibles tipos de juicios. En cuanto a si nos dan una nueva información y extienden nuestro conocimiento los juicios pueden ser analíticos o sintéticos. Si hace falta la experiencia para conocer su verdad, los juicios serán o a priori o a posteriori. Para Kant, los juicios científicos serán los juicios sintéticos a priori, que son extensivos, dan un nuevo conocimiento, pero su verdad no depende de la experiencia y por tanto son universales y necesarios. Por ello, estudiará cuáles son las condiciones trascendentales de la razón que posibilitan la realización de dichos juicios y para ello analizará las tres facultades de la Razón: Sensibilidad, Entendimiento y Razón.

Estética Trascendental:

Estudia la sensibilidad y las matemáticas. La sensibilidad es la capacidad de percibir de forma pasiva. Sus condiciones trascendentales (que la hacen posible) son las intuiciones puras: el espacio y el tiempo que pertenecen a la Razón y no a la realidad. Al percibir el sujeto aplica estas intuiciones puras de forma espontánea, creando así el fenómeno, que es lo percibido y no la cosa en sí.

Analítica Trascendental:

Estudia el entendimiento y la física. El entendimiento es la capacidad de pensar lo percibido de forma activa. Las condiciones trascendentales que hacen posible comprender lo percibido mediante el entendimiento son los conceptos puros o categorías del entendimiento (vacías de contenido empírico) y que se deben siempre aplicar a lo percibido por la sensibilidad, a los fenómenos de la experiencia, para poder comprenderlos.

Por todo esto, Kant distingue entre el fenómeno, lo que percibimos y comprendemos aplicando las intuiciones puras y las categorías, y el noúmeno, la cosa en sí de la que no tenemos experiencia y que no puede ser conocida y solamente puede ser pensada por nuestra razón. Así, toda la realidad, incluido el hombre, tiene un ámbito fenoménico, lo que percibimos, y otro nouménico, lo que es realmente, la cosa en sí. Idealismo Trascendental pues lo que conocemos no son las cosas reales, sino ideas o fenómenos construidos a partir de los elementos a priori de la razón.

Dialéctica Trascendental:

Se estudia la Razón y si la Metafísica es posible como ciencia. La Razón es la capacidad de unificar los juicios del entendimiento haciendo teorías cada vez más generales. Así surge la Metafísica que busca estudiar y conocer las realidades que están en el ámbito nouménico, más allá de la experiencia. Es una tendencia propia de la Razón la búsqueda de un saber incondicionado (no limitado por la experiencia) y por ello no puede dejar de preguntarse por estos problemas. Las ideas metafísicas de Dios, alma y mundo como totalidad expresan el ideal de la razón, el conocimiento absoluto que es inalcanzable, pero por el cual es posible el progreso en el conocimiento científico.

El Problema de la Moral: Ética

Kant trata el tema de la moral respondiendo a las preguntas ¿qué debo hacer? ¿cómo debo actuar?. Comenzará haciendo una distinción entre dos tipos de ética: las éticas materiales y la ética formal. Kant criticará a las éticas materiales ya que son empíricas, surgen de la experiencia; sus preceptos son hipotéticos, dependen del fin establecido; y mantienen una moral heterónoma, donde la norma no surge de la propia razón sino que es determinada por algo exterior al sujeto.

Frente a ellas, Kant defenderá la ética formal: está vacía de contenido empírico; su imperativo será categórico y no hipotético; y debe ser universal y autónoma, determinada por la propia razón a priori del sujeto. Según Kant, la ética debe fundamentarse en la idea de deber que está en la conciencia o razón de los hombres de forma a priori y universal. La realización del deber por el puro deber, por respeto a la propia razón, supone la buena voluntad. Así, el bien moral, la virtud, es cumplir el deber por respeto al mismo.

Para cumplir el deber debemos aplicar el imperativo categórico, que establece la forma de la máxima que guía la acción moral, siendo universal y determinado por la razón a priori. Este imperativo tiene varias formulaciones pero destacan dos: obrar siempre de tal manera que nuestra acción pueda ser considerada como ley universal obligatoria y obrar siempre tratando a todo ser racional como un fin en sí mismo y no sólo como un medio. Cumpliendo el imperativo categórico, según Kant, se conseguiría construir el Reino de los Fines, una sociedad ideal donde cada persona sería siempre tratada como un fin y no como un medio.

Además, Kant afirma tres postulados de la razón práctica. El primero, y único demostrado en la práctica, es el de la libertad pues la existencia en nuestra razón de la exigencia de obrar por deber supone la libertad como algo previo para poder ser capaces de vencer nuestras inclinaciones e intereses. El segundo, y no demostrado pero siendo una exigencia de la razón, es el alma inmortal pues el cumplimiento del deber nunca acaba y por ello se debe exigir la inmortalidad del alma. Y el tercero, tampoco demostrado pero igualmente una exigencia de la razón, es la existencia de Dios pues la exigencia racional de la identificación entre la virtud y la felicidad exige su existencia para que esto sea posible.

Marx

El Problema del Hombre y Conocimiento: Antropología y Epistemología

Para Marx, el auténtico conocimiento es la praxis: la actividad teórico-practica a través de la cual el hombre transforma la realidad. La praxis sigue un proceso dialéctico: requiere utilizar el entendimiento, actividad teórica, para transformar racionalmente la realidad en la mente y utilizar la sensibilidad activa, actividad práctica, que transforma empíricamente la realidad en algo racional de forma concreta. De esta forma, sólo se podrá afirmar la verdad de lo pensado cuando el hombre lo haya realizado en el mundo.

El hombre se realiza como tal al transformar la realidad y humanizarla, cumpliendo su praxis. Y esta realidad externa existe como forma social producida por el trabajo humano y no como algo natural. Además, Marx afirma que las relaciones sociales son relaciones existenciales, pues posibilitan y condicionan concretamente la existencia de cada individuo y de ellas depende cómo será su vida.

El Problema de la Realidad y la Sociedad: Metafísica y Política

La realidad para Marx se construye y fundamenta en la relación dialéctica de dos elementos materiales, hombre y naturaleza, que se realiza en un proceso de producción determinado (histórico-social). La realidad es pues la realidad social, la sociedad, y será estudiada por el Materialismo Histórico. Para Marx toda sociedad se compone de una estructura básica compuesta de dos elementos: la base económica, que es el modo en que se organiza la producción material, y la superestructura, que es el conjunto de leyes, ideas y costumbres, la cultura, que surge de dicha forma de producción. La relación entre esta base económica y la superestructura es dialéctica influyéndose mutuamente.

Por supuesto, la base económica puede cambiar y eso ocurre cuando surgen una serie de contradicciones. Estas contradicciones son una negatividad surgida del sistema y se traducen en condiciones necesarias para su transformación (para hacer la revolución). Estas condiciones son tanto condiciones objetivas, elementos dentro del sistema de producción económico, como condiciones subjetivas, por las que un grupo humano debe tomar conciencia de las contradicciones e injusticias del sistema vigente y realizar la revolución.

La superestructura genera un mecanismo de defensa que es la ideología. La Ideología es una falsa conciencia, un conjunto de ideas, que justifica y busca mantener la realidad tal y como es haciendo que los individuos formen teorías falsas sobre sí mismos y sobre el mundo. Una parte importante, aunque no única, de esa ideología la conforma la religión. Se produce, según Marx, una alienación religiosa pues el hombre pone en Dios, un ser inventado, aquello que él mismo podría llegar a ser buscando así consuelo para su vida y no cambiando el mundo. La religión es ideología porque es un consuelo que justifica y mantiene la irracionalidad de la realidad concreta.

La tarea de la filosofía será analizar la realidad social concreta y por ello pasará a estudiar la forma social actual, el Capitalismo. La sociedad capitalista se divide en clases sociales y Marx señala que surge una contradicción fundamental entre las dos principales: burguesía y proletariado. La burguesía tiene la propiedad privada de los medios de producción y el proletariado sólo posee su fuerza de trabajo.

La alienación en el trabajo consiste en que el valor del producto (realizado por el trabajador) no pertenece al obrero ni sirve para mejorar el mundo sino que pertenece y beneficia al capitalista ya que el salario no paga el trabajo realizado sino sólo la fuerza de trabajo. Así, la praxis del trabajador, y con ella su propia humanidad, es considerada como un “medio” para conseguir un beneficio para el capitalista, la plusvalía.

En el capitalismo el proletariado es la negación de lo humano y del sistema al tener que vender su praxis y no poder realizarse como auténticos sujetos racionales. Es, por tanto, necesaria la superación del capitalismo y el final de la sociedad de clases: es necesaria la Revolución. Efectivamente, la única forma para poder emanciparse es hacer la revolución y superar con ello el capitalismo, que impide el desarrollo de la humanidad. El interés del proletariado es, por tanto, universal porque si se libera él también libera a todos pues implica el final de la sociedad de clases y de la explotación del hombre por el hombre. Una vez socializados los medios de producción comenzará una nueva era, la historia de la humanidad, donde los sujetos podrán desarrollar su praxis y ser realmente libres.