Los Sofistas, Sócrates y Platón: Filosofía y Democracia en la Antigua Grecia

Los Sofistas y Sócrates

La Isegoría y la Isonomía

Pericles llevó a cabo reformas esenciales en la democracia ateniense, como permitir el acceso a los cargos públicos a ciudadanos que no poseían riquezas. Esto implicaba el reconocimiento de la igualdad entre los ciudadanos al margen de su situación económica. Esta igualdad política supone isegoría e isonomía.

La isegoría: es la igualdad en el uso de la palabra a la hora de intervenir en la Asamblea y defender o proponer medidas para el interés común.

La isonomía: es la igualdad ante la ley (nomos) de la polis, sin distinción de ningún tipo.

Estos dos pilares de la democracia ateniense definen una organización política que antepone la ley de la polis a cualquier otro poder de gobierno. Esta nueva dimensión obligó a que en el pensamiento del momento cobraran protagonismo los problemas en torno a la ley y la propia naturaleza humana.

Los Sofistas

Sofista, del griego sophós, es un término que significa sabio o maestro en sabiduría y con el que se hace referencia a un grupo de pensadores afincados en la Atenas del siglo V a. C. Todos ellos eran metecos, es decir, extranjeros, provenientes de las colonias, y llegaban a Atenas por diferentes motivos pero con un mismo deseo: vivir en la ciudad-estado más acorde con sus inquietudes. Se convierten en maestros de retórica y oratoria, necesarias para todo ateniense. Sus enseñanzas fueron las primeras en la historia en ser remuneradas: cobraban por sus clases, profesionalizando la educación. Partían de que el hombre, para ser un buen político, debía ser sabio en todos los terrenos posibles. Los sofistas no fueron bien acogidos ni por los ciudadanos de bien, ni por los historiadores y tuvieron que defenderse de múltiples ataques. Eran un grupo de hombres y mujeres de múltiples culturas debido a su condición de viajeros. Todos se defendían como panhelenistas, defensores de una Grecia sin fronteras. Ellos pensaban que la unidad del pueblo estaba por encima de las distintas polis y sus intereses partidistas, que lo único que provocaban eran guerras fraticidas.

Se pueden identificar unos postulados comunes en casi todos ellos:

  • Les preocupan los mismos temas: el hombre, la cultura y la moral.
  • Afirmarán un convencionalismo en la ley en oposición a la physis, lo que supone la aceptación de un relativismo moral y cultural.
  • El escepticismo es otra nota característica de los sofistas. Según ellos no hay principios universales para la moral y tampoco los hay para el conocimiento.
  • El agnosticismo o, directamente el ateísmo, eran también posiciones comunes entre los sofistas. Este hecho sumó un motivo más para el desprestigio y la condena de toda su filosofía.

Sócrates

Sócrates era de una familia ateniense modesta. Su padre era escultor y su madre comadrona. A Sócrates le rodea cierto aire de misterio y confusión pues él no escribió nada y los testimonios que nos han llegado son algo contradictorios. No es un sofista más, como quiso que lo viéramos Aristóteles. Este hecho añade una dificultad al estudio de su doctrina, pues nunca sabremos dónde terminan las ideas de su maestro Sócrates y dónde empiezan las suyas propias. En primer lugar, porque él no se consideraba maestro de nada, pues afirmaba no saber nada: “Yo solo sé que no sé nada”. Sócrates es un hombre que busca la verdad. Sócrates se limita a encontrar el camino de la verdad, ayuda a encontrar el conocimiento y el bien. Sócrates defendía la existencia de los valores absolutos y la posibilidad de llegar a conocerlos. Según Sócrates, cada hombre posee dentro de sí mismo una parte de la verdad y debe descubrirla con la ayuda de los otros. El conocimiento es una tarea colectiva y en continuo diálogo.

Para ello se ha de seguir un método: el método socrático. El método cuenta con dos partes:

La ironía: es el arte de hacer preguntas tales que dejen al descubierto la propia ignorancia del otro.

La mayéutica: un proceso del descubrimiento de la verdad en sí mismo, también basado en preguntas. Con las preguntas lo que persigue son definiciones que encierren la esencia de lo real, va del análisis de casos particulares a la generalización que nos dé esa definición buscada.

¿Cuáles eran esas definiciones? Estaban relacionadas con los problemas éticos y políticos. Para Sócrates, el conocimiento de lo que sea el bien en términos universales nos lleva a hacer el bien. El saber y la virtud coinciden. A esta doctrina se la conoce como intelectualismo moral. El que conoce lo recto actuará con rectitud, el que conoce el bien actuará con bondad. Si una persona cree conocer el bien pero actúa mal, es que en verdad es un ignorante. Sócrates viene a defender que el origen de la injusticia está en la ignorancia.

Sócrates apenas comparte algún rasgo con los sofistas y más bien es el polo opuesto. Se convirtió en una figura incómoda y fue acusado y condenado a muerte. Lo acusaron de no honrar a los dioses y de corromper a la juventud. Lo que se pretendía era que Sócrates pidiera voluntariamente el exilio y así quitarse de enmedio a una persona que ponía en tela de juicio tanto la democracia como la tiranía u oligarquía. Platón nos lo contó en uno de sus diálogos de juventud. La condena de su maestro fue la razón para que un joven Platón destinado a la vida política abandonara ese horizonte y se convirtiera en uno de los filósofos más importantes y relevantes de la Historia de la Filosofía.

Platón (s. V a.C.)

En el siglo V a.C., la polis es el centro de la vida del hombre libre griego, la vida privada del individuo se identifica plenamente con su vida pública. La política será un tema capital en la vida del ateniense. En esta situación aparecerán los sofistas, Sócrates y Platón.

1. Vida y Obra

Platón, cuyo verdadero nombre era Aristocles, nació en Atenas, en 427 a.C. Es de familia aristocrática y, por ello mismo, su destino como ciudadano era dedicarse activamente a la política. También era su propia intención. A los 20 años de edad conoce a Sócrates y se convertirá en su fiel discípulo y amigo. Por esta misma época Atenas vive uno de sus momentos de máxima agitación política: tras la caída del gobierno oligárquico de los Treinta Tiranos, se restaurará la democracia de la mano de los sofistas. Platón toma nuevo interés por la vida pública, pero el desengaño llega de la peor de las maneras: el régimen democrático condena a muerte a su maestro Sócrates. Todo su interés político y filosófico queda marcado por el acontecimiento de tal forma que toma una decisión capital.

La filosofía platónica está encaminada hacia una meta bien clara: elaborar y fundamentar un proyecto político para una ciudad justa o Estado ideal. Dicho estado precisará de gobernantes-filósofos que son los que saben y actúan con justicia. Uno de los temas centrales de su pensamiento será la justicia. En dos ocasiones distintas, aunque en la misma ciudad, pudo llevar a cabo este ideal pero en ambas ocasiones fue traicionado por el propio gobernante. Como antecedentes e influencias que recibirá Platón en la formación de su pensamiento tendremos que contar con planteamientos presocráticos como los de Parménides y Heráclito o como los pitagóricos.

La filosofía de Platón busca o tiene una intención práctica, ética y política, que se ha de plasmar en la constitución de un Estado ideal justo. La obra de Platón que hemos heredado tiene una característica netamente literaria: a través de diálogos entre personajes se van planteando diversas cuestiones, pero nunca de forma definitiva. Por esto mismo la obra y la filosofía de Platón se presenta abierta y autocrítica.

En numerosas ocasiones recurre al mito para explicar su pensamiento. Los historiadores han determinado que hay una evolución en la filosofía de Platón que va desde las posiciones más o menos socráticas, hasta la autocracia y el pesimismo desilusionado. Esta evolución se da en cinco fases catalogadas por diálogos:

a) Diálogos de juventud
b) Diálogos de transición
c) Diálogos de madurez
d) Diálogos críticos
e) Últimos diálogos

2. Problema de la Realidad: La Teoría de las Ideas

El objetivo último de Platón fue un proyecto político de Estado ideal, este proyecto implicaba el estudio de la verdadera filosofía, aquella que pudiera otorgar saber y conocimiento. Platón precisó analizar y estudiar todas las cuestiones como la realidad, el conocimiento, el hombre, para llegar así a la política. Su Teoría de las Ideas será el fundamento para las respuestas a todas las cuestiones.

En esta síntesis dará una vía que asegura el conocimiento verdadero de lo real, eliminando así el peligro del relativismo o escepticismo de los sofistas.

Si tenemos que determinar qué es lo que existe, tendremos que admitir que existen las cosas y existen las ideas. Y esto mismo es ya el inicio de la Teoría de las Ideas de Platón. Las ideas son realidades que existen con independencia de las cosas. Son la auténtica realidad en el sentido de que para Platón las cosas son menos reales. Porque las cosas son múltiples, cambiantes, parecidas, son captables por los sentidos pero no son inteligibles. Las ideas son la única realidad porque son eternas, perfectas e independientes del medio físico, permanentes, inteligibles y son las que hacen que las cosas sean lo que son.

Platón afirma que existen dos mundos: el Mundo de las Ideas o Mundo Inteligible y el Mundo de las cosas o Mundo Sensible. El Mundo plenamente real es el Mundo Inteligible. La relación que existe entre ambos mundos la llamó participación.

En el Mito de la Caverna, de La República, queda muy bien expuesta esta contraposición y relación entre estos dos mundos. En sus últimas etapas, Platón revisará su Teoría de las Ideas pues no le resultó del todo válida: se volvió problemática.

Gracias a la Idea del Bien, todas las demás Ideas adquieren su lugar y las cosas del mundo sensible su realidad. La Idea del Bien ilumina a las demás para que se hagan visibles a la inteligencia y a ésta le da poder para conocerlas, lo mismo que el Sol en el Mundo Sensible. Sin la Idea del Bien, no hay conocimiento posible de la realidad.

3. El Conocimiento: Acceso a las Ideas

Platón afirma un objeto del conocimiento fuera del relativismo: las Ideas, que son lo real. Platón desarrollará dos doctrinas diferentes en diferentes momentos de su pensamiento:

1. La doctrina de la reminiscencia (anamnesia): Según Platón las Ideas sólo pueden ser conocidas de forma directa. Así pues, el conocimiento sensible no es más que una opinión. Para adquirir el conocimiento de lo real, del Mundo Inteligible de las Ideas, se precisa de otro medio no corporal. Según uno de los mitos de Platón, el alma humana vivió en ese mundo antes de entrar al mundo sensible y unirse al cuerpo. Cuando ocurrió esta unión el alma olvidó todo lo que había contemplado, pero al observar las imitaciones del mundo sensible recordó, reconoció las Ideas.

2. La dialéctica: esta doctrina la encontraremos expuesta tanto en el Mito de la Caverna como en el pasaje de la línea.

Los niveles o grados de conocimiento vienen a coincidir o corresponderse perfectamente con la dualidad del mundo que Platón defiende con su Teoría de las Ideas. Los niveles más bajos de conocimiento, y que no deben recibir en verdad este nombre, son las imágenes o reflejos de las cosas y las cosas mismas. Estos dos niveles son la opinión (doxa): engañosa y que no versa sobre la verdadera realidad pues se fija en el mundo sensible. Nos encontramos ya en los niveles de conocimiento que tienen como su objeto de estudio cosas que no pertenecen al mundo sensible. Este conocimiento recibe el nombre de ciencia (episteme). En ella hay dos grados distintos, uno dedicado a entidades matemáticas y otro que llega al nivel o grado de conocimiento de la verdad gracias a la contemplación directa de las Ideas a través de la razón o inteligencia pura. Este pensamiento puro, último grado del conocimiento se llama dialéctica o filosofía.

La dialéctica es la que nos permite el acceso a las Ideas. Este acceso es un proceso ascendente hacia el Mundo Inteligible y, de Idea en Idea, hasta llegar a la Idea del Bien, la Idea Suprema.

4. Antropología Platónica

Para completar su proyecto filosófico que le llevará a la meta política que se ha propuesto, tenemos aún que ver cómo se concilia esa teoría sobre el conocimiento con su visión del ser humano y la ética a ella asociada. Platón afirma la existencia de dos mundos, uno sensible y otro inteligible. Esta misma dualidad la observará en el ser humano: alma y cuerpo. Esto es tan radical en Platón que para él se podría decir que “el hombre es su alma”. Platón lo explicará a través de un mito: el carro alado.

El alma humana está dividida en tres partes o tiene tres funciones que son:

  • Alma racional: inmortal, inteligible, de naturaleza superior y situada en la cabeza.
  • Alma irascible: fuente de pasiones nobles como el valor e inseparable del cuerpo. Está situada en el tórax.
  • Alma concupiscible: fuente de pasiones innobles y está situada en el abdomen. También es mortal.

Platón afirma que a cada una de ellas les corresponde una virtud y que la virtud del hombre bueno y justo reside en la armonía entre las partes de su alma. Y la armonía es justicia. Así:

  • Al alma racional le corresponde la función del pensamiento y su virtud es la sabiduría y la prudencia. Debe gobernar en el hombre para que este sea justo, virtuoso, pues es la que le otorga la posibilidad de conocer la Idea del Bien.
  • A la irascible le corresponde la fortaleza y debe estar a las órdenes de la racional.
  • A la concupiscible le corresponde la virtud de la templanza, el control y la moderación.

Un alma justa es aquella donde la sabiduría, la templanza y la fortaleza están presentes en armonía.

5. La Política Platónica: La República como Estado Ideal

Platón creía que solo en la ciudad justa es posible educar hombres justos. Su objetivo era idear un Estado justo donde la condena a muerte de un hombre bueno como Sócrates no pudiera haberse dado; donde no haya corrupción ni manipulación; donde la sabiduría y la prudencia gobiernen por encima de los intereses materiales; donde el ciudadano sea feliz y lleve una vida justa.

El Estado que diseña Platón es un modelo que no se encuentra físicamente en ningún lugar, es una utopía. Un Estado ideal justo será aquel que sea gobernado por filósofos, pues son ellos los que conocen la Idea de Bien y, por tanto, distinguen la Justicia. Siguiendo la división tripartita del alma, la ciudad también está dividida en tres partes o clases sociales:

  • La clase de los artesanos o trabajadores, productores: su función es satisfacer las necesidades de la ciudad y sus ciudadanos. La virtud de esta clase social será la templanza (relacionada con el alma concupiscible).
  • La clase de los guardianes o militares: cuya función será la de proteger y defender la ciudad, interna y externamente. La virtud de esta clase social será la fortaleza, la valentía (relacionada con el alma irascible).
  • La clase de los gobernantes-filósofos: la única encargada del gobierno de la ciudad y de la educación del ciudadano, pues son los únicos que poseen el conocimiento por contemplación directa de las Ideas (relacionada con el alma racional).

En cada individuo predomina un tipo de alma y por tanto debe pertenecer a la clase social asociada con ese tipo de alma. La educación consistirá en descubrir el tipo de alma de cada individuo y encaminarlo para la función que tiene por naturaleza.

En una ciudad donde cada ciudadano actúe conforme a su capacidad natural y, por tanto, gobernada por filósofos y filósofas, defendida por individuos con alma irascible y abastecida por ciudadanos y ciudadanas con alma concupiscible, imperará necesariamente la Justicia, la Armonía. En el libro VIII de La República habla de esos otros regímenes y que en el fondo son tratados como enfermedades del Estado o degeneraciones del Estado perfecto. Los presenta en una evolución de formas políticas que va hacia la degeneración total de la ciudad.

  1. De la aristocracia se pasa a la timocracia. Se caracteriza por la ambición de esta clase en su prosperidad personal.
  2. Luego pasaría a la oligarquía, donde será la clase de los adinerados los que lleven el gobierno de la ciudad marcado por los intereses personales y fundado en la propiedad privada de estos poderosos.
  3. La oligarquía degenerará en la democracia, es decir, el gobierno del pueblo. La justicia de la ciudad desaparece pues gobiernan los que nada saben de la justicia, cualquier opinión es válida y las leyes son despreciadas.
  4. La tiranía será el régimen más degenerado de todos, donde el mando está en las manos de un líder que surge de las guerras provocadas por la democracia.

Platón fue el creador del primer ensayo de teoría política y lo hizo dentro de una corriente de crítica a la democracia que existía en la Atenas de su tiempo.

El Antiguo Régimen

Características Políticas, Económicas y Sociales

El Antiguo Régimen representó una organización económica, social y política injusta para la mayoría de la población (campesina), solo favorable a la nobleza y al clero. Extendido por Europa y América, especialmente durante los siglos XV y XVIII, se caracterizó por una economía de subsistencia, sociedad estamental y monarquía absoluta, que obstruyeron la modernización de España durante el siglo XIX.

Economía de Subsistencia

La economía de subsistencia se basaba en el predominio absoluto del sector primario, del que dependía toda la economía de la época. Desde la manufactura artesanal hasta el comercio, era incapaz de garantizar la subsistencia para la mayoría de la población, sometida a periódicas crisis agrarias y a la injusta distribución de la riqueza, que provocaban el hambre y la sobremortalidad catastrófica de la población. El campesinado representaba la abrumadora mayoría de la población y carecía de recursos propios ante las catástrofes, ya que lo poco cosechado se dedicaba al pago de la renta. Esta situación perduró hasta la consolidación de la Revolución Industrial. Además del sector primario, las sociedades del Antiguo Régimen dependían de la manufactura artesanal y del comercio. Los artesanos, dueños de talleres y tiendas agrupados en calles y gremios según la especialidad, con su destreza manual y creatividad, obstaculizaban las innovaciones al impedir la competencia y mantuvieron inalteradas sus técnicas de trabajo hasta su progresiva sustitución por la producción en serie de la Revolución Industrial. Finalmente, el comercio nacional y colonial disfrutaban de mejores calidades de vida gracias a la compra-venta de bienes de primera necesidad y préstamos a los reyes.

Sociedad Estamental

La sociedad estamental se integraba por estamentos que impedían la movilidad social al valorar solo el origen familiar del individuo, no su inteligencia ni su cualificación. Era una sociedad injusta, basada en los privilegios de una minoría, la nobleza, que además de no pagar impuestos monopolizaban las grandes propiedades agrarias y los altos cargos de la Administración estatal. Tanto la nobleza como el clero incluían dos categorías:

  • Alta nobleza (rey, condes)
  • Baja nobleza (caballeros, hidalgos)
  • Alto clero (obispos, arzobispos)
  • Bajo clero (párrocos, sacerdotes)

El tercer estado lo integraba el campesinado, el artesanado y la burguesía.

Monarquía Absoluta

La máxima autoridad pertenecía al monarca absoluto, su poder era hereditario de origen divino e imponía por la fuerza sus decisiones al individuo, considerado un súbdito sin derechos que debía obedecer al rey ciegamente. El rey controlaba todos los poderes a través de la administración central, provincial y local. La administración de justicia, inaccesible para el ciudadano y carente de independencia, la formaban los jueces cuyas sentencias podían apelarse ante tribunales como las Audiencias o las Cancillerías, hasta llegar al Consejo de Castilla, Tribunal Supremo del país cuyas sentencias eran inapelables. El rey mantenía esta costosa administración mediante el cobro de impuestos, pagados casi íntegramente por el Tercer Estado.

Política Centralizadora de los Borbones

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, las monarquías europeas, apoyadas por la mayoría de los estamentos pero sin contar con ellos, financiaron numerosos planes de reforma para modernizar sus países pero manteniendo intactos los privilegios y desigualdades del Antiguo Régimen. En Francia aquel fracaso facilitó la Revolución Francesa, en España la destrucción del Antiguo Régimen resultó mucho más gradual. En España los Borbones, instalados en el poder tras la Guerra de Sucesión (1701-1715), apoyados en ilustrados dirigieron aquel cambio pacífico consistente, además del regalismo, en leves retoques en el Ejército y la Armada (inician la formación de un ejército nacional permanente con la integración de españoles reclutados mediante una triple vía: voluntarios y extranjeros, levas de vagos y maleantes y el sistema de quintas por el que cada localidad debía aportar en cada reemplazo 1/5 de los varones no exentos) y de un mayor centralismo, en la uniformidad del país con la supresión de los privilegios del Reino de Aragón, muy especialmente en su absorbente intervencionismo económico, que incluye desde su impulso al mercantilismo (debía impulsar el sector primario para incrementar las ventas en el comercio exterior, de ahí que se aprobara el reglamento del libre comercio para favorecer nuestras exportaciones), hasta la construcción de grandes obras públicas (Canal de Castilla, Canal Imperial de Aragón), la creación de manufacturas reales (porcelana en la Real Fábrica del Buen Retiro, la Real Fábrica de Tabacos en Sevilla) o la creación del Banco Nacional de San Carlos (para refinanciar la deuda pública gestionando los vales reales).

El conjunto de medidas no modificó el Antiguo Régimen. Se pretendía incrementar la producción agraria creando un sector de propietarios rurales que, recibiendo parte de las tierras amortizadas, fueran capaces de pagar contribuciones agrarias para elevar los ingresos fiscales, pero como no se modificaba el régimen de propiedad, aquel Tratado fue muriendo en los despachos, sustituyéndolo con paliativos como la colonización de Sierra Morena y el Valle del Guadalquivir o el libre comercio de cereales. El fracaso más profundo afectó a la reforma fiscal, ya que impidió la financiación de las reformas.

Fin de la Monarquía Ilustrada: Carlos IV

Con Carlos IV (1788-1808) y su valido Godoy, la monarquía ilustrada llegó a su definitivo final por su profunda crisis económica pero sobre todo por la oposición política conservadora. Económicamente, lo esencial del periodo estribó en el empobrecimiento del Tercer Estado, como el bloqueo marítimo británico o la destrucción de toda la flota franco-española en Trafalgar, que provocarían la bancarrota del Estado. Resultaron más decisivas en la caída de la monarquía las conspiraciones conservadoras. El propio heredero Fernando, apoyado en los estamentos privilegiados, organizó el Motín de Aranjuez, con apoyo popular iniciado en Aranjuez y secundado en otras ciudades. Una vez preso el monarca y el valido, obligaron al rey a abdicar en favor de su hijo Fernando. Napoleón atrajo a los reyes y validos hasta Bayona donde ambos, vergonzosamente, renunciaron a la corona en favor de su hermano José Bonaparte.

Guerra de Independencia, Comienzos de la Revolución Liberal y Constitución de 1812

El periodo extendido entre finales del siglo XVIII y la década de los 30 del XIX resultó revolucionario, muy conflictivo y políticamente inestable, ya que tras la destrucción de la monarquía ilustrada de Carlos IV y del Antiguo Régimen con las Cortes de Cádiz, su obra revolucionaria quedó anulada por la monarquía absoluta de Fernando VII, mientras nuestra economía se resintió por la pérdida de las colonias americanas, que se independizaron. Al final de este periodo España retrocedió de nuevo hasta el Antiguo Régimen.

Independencia de las Colonias Americanas

La independencia de las colonias españolas fue total, protagonizada por las minorías criollas y blancas, apoyadas en el ejército y al margen de las reivindicaciones populares, y se trató de un proceso de larga duración que aprovechó las crisis políticas de España, tuvo una dimensión de guerra civil y de enfrentamientos entre virreinatos. No hubo una única revolución panamericana, sino distintas revoluciones desconectadas entre sí, como en Nueva Granada con Simón Bolívar y Río de la Plata con José de San Martín. En el virreinato de Perú, convertido en centro contrarrevolucionario de América del Sur, la independencia tuvo que ser expuesta desde el exterior. En el virreinato de Nueva España surgió un movimiento radical de masas rurales formadas por indígenas y mestizos dirigidos por sacerdotes. Agustín de Iturbide proclamó la independencia de México. Los actuales Estados de América Central se independizaron de México formando la Confederación de las Provincias Unidas de América Central.

Guerra de la Independencia (1808-1814)

La monarquía ilustrada de Carlos IV terminó en el siglo XIX debido tanto a la conspiración de la derecha, como a la intervención de Napoleón en España, que obligó a ambos reyes a cederle la corona. En este vacío de poder derivado de las abdicaciones reales, surgió la Guerra de la Independencia (1808-1814), favorecida por la conciencia en el pueblo de la traición del ejército francés y del insoportable colaboracionismo de la Administración y el Ejército. Además de un conflicto internacional, también fue una guerra civil entre afrancesados y nacionalistas. La guerra atravesó varias etapas:

  • Mayo-octubre 1808: el ejército francés fue incapaz de dominar la península, después de sitiar varias veces Madrid y de ser derrotado en Bailén y Sintra.
  • Octubre 1808-julio 1812: se trata de una guerra de desgaste, mantenida por la actividad de las guerrillas, que con la ayuda de la población civil, boicoteaban las comunicaciones y destruían los abastecimientos con sus emboscadas.
  • Julio 1812-1814: al retirar Napoleón gran parte de su ejército de España para atacar Rusia, favoreció la gran ofensiva aliada, que expulsó y derrotó a los franceses en Arapiles, Vitoria y San Marcial.

La guerra resultó muy negativa para España.

Revolución Liberal y Cortes de Cádiz

La Guerra de la Independencia sirvió también para comenzar nuestra primera revolución liberal en la parte del territorio controlada por los españoles. José Bonaparte intentó consolidar su monarquía absoluta apoyándose en el grupo de afrancesados y diseñando medidas modernizadoras, que apenas se llevaron a cabo por la guerra. Se gestó una revolución política basada en la soberanía nacional representada en las Juntas, coordinadas en las Juntas Supremas Provinciales y después en la Junta Suprema Central, que acordó convocar Cortes en Cádiz para septiembre de 1808. Se trataba de unas Cortes modernas y revolucionarias: unicamerales, de número variable a lo largo de su actuación, las integraban diputados pertenecientes a la burguesía y clase media urbanas, la mayoría eran clérigos, abogados, funcionarios y militares, algunos nobles, comerciantes y propietarios. Estaban divididos en tres grupos ideológicos:

  • Izquierda o liberales: partidarios de cambios radicales.
  • Centro o jovellanistas: partidarios de Cortes estamentales.
  • Derecha o absolutistas: defensores de la vuelta del Antiguo Régimen.

La labor de las Cortes destruyó todo el Antiguo Régimen a través de la Constitución de 1812, que creaba un nuevo régimen político, la monarquía parlamentaria, basada en la Constitución como ley suprema que obliga a todos los poderes, que reconocía los principios de la soberanía nacional, la división de poderes, el sufragio electoral censitario, derechos individuales, la democratización de la vida municipal, la creación de la Milicia Nacional y se mostraba intolerante al defender el catolicismo como la única religión oficial del Estado. Las medidas socioeconómicas constituyeron el programa de los liberales españoles durante gran parte del siglo XIX, muy especialmente la supresión del régimen señorial, del mayorazgo, el inicio de la desamortización y la supresión de la Inquisición, de los gremios y de las aduanas interiores.

Fin de la Revolución Liberal y Restauración del Absolutismo

Finalmente, la revolución liberal española quedó anulada por el regreso de Fernando VII, quien apoyándose en la derecha parlamentaria dio un golpe de Estado el 4 de mayo de 1814. Esto supuso la primera persecución de los liberales y la vuelta del Antiguo Régimen. Se trató de un periodo muy negativo caracterizado por una gran inestabilidad política, tanto de conspiraciones de sociedades secretas como de pronunciamientos militares, como el de Rafael del Riego, quien obligó al rey a restablecer la Constitución de 1812, iniciándose así el Trienio Liberal (1820-1823), durante el cual los liberales, además de dividirse en moderados o doceañistas y radicales, se afanaron por recuperar la obra anulada de las Cortes de Cádiz y, merced a las libertades recuperadas de expresión, reunión e imprenta, potenciaron el debate nacional y el desarrollo de la opinión pública a través de las sociedades patrióticas, clubes de discusión política, prensa libre o cafés. Sus principales logros consistieron en la aprobación del Reglamento General de la Instrucción Pública, el primer Código Penal, la reforma fiscal y la creación de la Milicia Nacional. Persistió la inestabilidad política del país debido a la violencia de la oposición absolutista, bien vía pronunciamiento o bien vía guerrilla.