Hepatitis B y C: transmisión, diagnóstico y tratamiento

¿Qué es la Hepatitis B y C?

Transmisión de la Hepatitis B y C

El virus de la hepatitis B (VHB) se transmite entre personas a través del contacto con la sangre u otros fluidos corporales (entre ellos, el semen y las secreciones vaginales) de una persona infectada. Tenga en cuenta que es muy poco probable que se contraiga por besos o por compartir cubiertos.

El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite a través del contacto directo con sangre infectada. En muy raras ocasiones, puede ser transmitido a través de otros fluidos corporales, aunque esto no está claro en la actualidad.

Rutas comunes de transmisión:

  • Fusiones de sangre y productos sanguíneos usando sangre no analizada (en los países más desarrollados, la sangre se ha estado analizando desde 1990).
  • Intervenciones médicas o dentales sin la esterilización adecuada de los equipos.
  • De madre a hijo durante el parto (muy común en la hepatitis B; menos común en la hepatitis C).
  • Lesiones con agujas en establecimientos sanitarios.
  • Compartir material para inyectarse droga.
  • Compartir pajitas, billetes, etc. para esnifar cocaína.
  • Compartir cuchillas de afeitar, cepillos de dientes y otros objetos de uso doméstico.
  • Hacerse tatuajes y piercings si se utilizan equipos sin esterilizar.

En el caso de la hepatitis B, la infección también puede ocurrir a través de relaciones sexuales sin protección con una persona infectada.
Si cree que podría haber estado expuesto a riesgo de contraer hepatitis B o C, es importante que se haga la prueba. Es necesario hacer una prueba específica para cada tipo. No suponga que ha sido analizado en una revisión de salud rutinaria.

Prevención de la Hepatitis B

Ponerse la vacuna es la mejor forma de prevenir la infección por hepatitis B. Más de mil millones de dosis de la vacuna contra la hepatitis B se han utilizado desde la década de 1980 y ha demostrado ser eficaz en aproximadamente el 95 % de los casos. En la actualidad, no existe vacuna para la hepatitis C.

Diagnóstico de la Hepatitis B y C

Diagnóstico de la Hepatitis B

Para diagnosticar la hepatitis B, es necesario analizar la sangre para comprobar el antígeno de superficie de hepatitis B (HBsAg). El antígeno HBs es una parte del virus y, por lo general, aparece en la sangre de seis a doce semanas después de la infección. Si la prueba es positiva, tiene hepatitis B. En ese caso, su médico debe realizar más pruebas para comprobar si la infección por hepatitis B es nueva o antigua, si está dañando a su cuerpo o no, y si necesita tratamiento o no. Si ha eliminado naturalmente el virus o si ha sido vacunado contra la hepatitis B, tendrá anticuerpos contra la hepatitis B (anti-HB). El cuerpo los generó para destruir el virus. Si tiene anti-HB, estará protegido contra una futura infección por el virus de la hepatitis B.

Diagnóstico de la Hepatitis C

En el caso de la hepatitis C, el médico primero tendrá que comprobar si tiene anticuerpos contra la hepatitis C (anti-VHC). Si la prueba es positiva, esto significa que o bien tiene el virus ahora, o lo ha tenido anteriormente y lo ha eliminado. Los anticuerpos de la hepatitis C por lo general tardan entre siete y nueve semanas en aparecer en la sangre después de la infección. Si su sistema inmunitario está debilitado (por ejemplo, por VIH), su cuerpo puede tardar más tiempo en producir anticuerpos contra la hepatitis C o puede no producir ninguno en absoluto. Si la primera prueba es positiva, su médico le hará una prueba para el propio virus (ARN de la hepatitis C). Si esta prueba es también positiva, significa que tiene hepatitis C.

Si se le diagnostica hepatitis B o C, se enfrentará a muchos retos, pero es mejor hacer frente a la enfermedad sin rodeos, saber cómo evitar la transmisión de la infección a otras personas y considerar sus opciones de tratamiento y las estrategias de autogestión de la enfermedad lo antes posible.

Para ver más información acerca de si podría estar, o haber estado, expuesto a riesgo y cómo puede hacerse la prueba, póngase en contacto con su grupo de pacientes local, donde podrán proporcionarle la información que necesita.

Tratamiento de la Hepatitis B

Hepatitis B aguda

No suele ser necesario tratar una nueva infección de hepatitis B en los primeros seis meses. Nueve de cada diez nuevas infecciones en adultos desaparecen por sí solas, con o sin tratamiento. En esta etapa temprana de la enfermedad, el tratamiento supone muy poca diferencia en las posibilidades de curación. Los fármacos antivirales pueden ser solo necesarios y útiles en casos aislados, si la infección aguda causa una inflamación del hígado muy agresiva.

Hepatitis B crónica (duradera)

Consulte con su médico acerca de su situación. Algunas personas necesitan tratamiento, mientras que otras deben esperar. El tratamiento no suele curar la hepatitis B, pero puede convertir una infección “agresiva” de hepatitis B en una infección leve y así evitar que el hígado sufra daños. Si la infección se considera leve, lo mejor sería supervisarla y esperar hasta más tarde para recibir tratamiento. Puede tratar la hepatitis B crónica con interferón alfa pegilado o comprimidos llamados análogos de nucleótidos o nucleósidos.

Interferón alfa pegilado

El interferón alfa pegilado se administra mediante jeringa y estimula el sistema inmunitario contra el virus. Este tratamiento puede tener efectos secundarios, como fatiga, síntomas parecidos a la gripe, depresión, problemas de piel y cabello y cambios en la química de la sangre, entre otros. El tratamiento dura de 24 a 48 semanas y, mientras que no todos los pacientes con hepatitis B responden bien al tratamiento con interferón, algunos tipos de infección de hepatitis B sí lo hacen. Por ejemplo, los pacientes con el genotipo A, HBeAg positivos, con elevación de enzimas hepáticas, pero SIN cirrosis, a menudo pueden reducir con éxito la infección viral a un estado más leve. Su médico debe supervisar su tratamiento con interferón estrechamente. El tratamiento con interferón no debe utilizarse si ya tiene cirrosis en el hígado.

Análogos de nucleótidos o nucleósidos

Los análogos de nucleótidos o nucleósidos se administran en forma de comprimidos e impiden que el virus se propague en el organismo. Los comprimidos tienen muy pocos efectos secundarios, e incluso los pacientes con cirrosis pueden tomarlos. Sin embargo, los pacientes tienen que tomarlos todos los días, durante varios años y, a veces, toda la vida. Si el virus se hace resistente a un tipo de comprimido, podría dejar de funcionar y se deberá añadir otro medicamento diferente al tratamiento para tratar de controlar el virus. Su médico debe supervisar su carga viral (ADN de la hepatitis B) para asegurarse de que el tratamiento está funcionando. No se olvide de tomar los comprimidos, incluso aunque se sienta bien. Si se olvida de muchas dosis o detiene el tratamiento antes de tiempo, la enfermedad puede llegar a ser peor de lo que era antes. Si es posible, asegúrese de que tendrá acceso a la medicación durante varios años antes de comenzar el tratamiento con comprimidos.

La Organización Mundial de la Salud ha publicado directrices para la prevención, el cuidado y el tratamiento de las personas con infección por hepatitis B crónica, en las que se establece quién debería recibir tratamiento y con qué medicamentos. Dado que estas directrices están pensadas para establecimientos con recursos limitados, no incluyen el interferón, que es más difícil de gestionar que los medicamentos análogos de nucleótidos o nucleósidos.

Tratamiento de la Hepatitis C

Ha habido una enorme cantidad de desarrollos farmacéuticos en la hepatitis C y han salido al mercado muchos medicamentos nuevos en los dos últimos años. Aunque el tratamiento para la hepatitis C solía consistir en ribavirina e interferón, por lo general en formato pegilado de efecto prolongado, que impulsa el sistema inmunológico, la mayoría de los medicamentos nuevos funcionan de forma diferente, atacando al propio virus. Atacan principalmente a alguna de las tres partes distintas del virus, llamadas proteasa, polimerasa y área NS5A, y por tanto se les conoce respectivamente como inhibidores de la proteasa, inhibidores de la polimerasa e inhibidores del NS5A. En conjunto se les conoce como antivirales de acción directa (AAD). Aunque en un principio se utilizaban con interferón, ahora se usan cada vez más en combinación unos con otros y sin interferón. Esto permite que los cursos de tratamiento sean mucho más cortos, 12 semanas o menos, y que los efectos secundarios sean menores y más soportables.

Respuesta Viral Sostenida (RVS)

El objetivo del tratamiento de la hepatitis C es conseguir una respuesta viral sostenida (RVS), lo que quiere decir que el virus no se detecta en la sangre 12 semanas después de finalizar el tratamiento (originalmente a las 24 semanas). Esto es equivalente a la curación, porque el virus no regresa, a menos que la persona se vuelva a infectar. En los ensayos realizados, los nuevos medicamentos muestran tasas de RVS de aproximadamente el 100 %. Sin embargo, esto depende de qué combinación se utilice, del grado de deterioro del hígado del paciente (las personas con cirrosis en general obtienen peores resultados) y del genotipo. Aunque el genotipo 1 se ha considerado el más difícil de tratar con éxito usando interferón, con los nuevos medicamentos parece que el más difícil de tratar es el genotipo 3, y no se cuenta con demasiados datos sobre los genotipos 5 y 6. Sin embargo, se están llevando a cabo ensayos con nuevos medicamentos que funcionarán igual en todos los genotipos.

Beneficios de los nuevos medicamentos

Uno de los aspectos más emocionantes de los nuevos medicamentos es que, sin interferón, parecen ser lo suficientemente seguros para personas que padecen de cirrosis descompensada. Esto les ofrece la oportunidad tanto de curarse como de mejorar su afección y, tal vez, de que ya no necesiten un trasplante.

Acceso a los nuevos medicamentos

Los nuevos medicamentos son caros en el mundo desarrollado y en algunos países esto está limitando su uso. En estos momentos, muchos gobiernos están en tratos con los fabricantes para garantizar la bajada de los precios. En el mundo en desarrollo, algunos fabricantes ya han anunciado “programas de acceso” y sin lugar a dudas otros harán lo mismo. Por lo general, con estos programas los precios bajan de manera importante y, en algunos casos, suponen el establecimiento de acuerdos de licencia con fabricantes de genéricos. Hasta el momento, Gilead y BMS han anunciado programas de acceso. Puede ver el programa de acceso de Gilead aquí. Aparte de las conversaciones sobre precios, el acceso a los medicamentos se ralentiza por el tiempo que lleva establecer licencias o registrarlos. Por lo tanto, actualmente los medicamentos que están disponibles y sus precios son distintos y cambian de un país a otro.

Directrices de la OMS

La Organización Mundial de la Salud ha publicado directrices para el análisis, el cuidado y el tratamiento de las personas con infección por hepatitis C, en las que se establece quién debería recibir tratamiento y con qué medicamentos. Esto se actualizará periódicamente para incluir los nuevos medicamentos que vayan estando disponibles.

Ejemplos de AAD disponibles

Inhibidores de la proteasa (los nombres terminan en -previr)

Primera generación:
  • Boceprevir
  • Telaprevir
Segunda generación (mejores y con menos efectos secundarios):
  • Asunaprevir
  • Paritaprevir
  • Simeprevir

Inhibidores de la polimerasa (los nombres terminan en -buvir)

  • Dasabuvir
  • Sofosbuvir

Inhibidores del NS5A (los nombres terminan en -asvir)

  • Daclatasvir
  • Ledipasvir
  • Ombitasvir

Combinaciones habituales comercializadas por un único fabricante

  • Harvoni: sofosbuvir y ledipasvir
  • “3D”: paritaprevir, dasabuvir y ombitasvir