Utilitarismo y Éticas Comparadas

El Utilitarismo: Una Corriente Filosófica del Siglo XIX

En la primera mitad del siglo XIX, surge en Inglaterra el utilitarismo, una corriente filosófica que defendía el positivismo social y la fe en la ciencia. La razón defendía los ideales de la industrialización y el liberalismo económico. Sin embargo, el utilitarismo expresaba una gran preocupación por las desigualdades e injusticias provocadas por el capitalismo. Los utilitaristas creían que la sociedad debía transformarse para solucionar estos problemas morales y sociales.

Los principales exponentes del utilitarismo fueron:

  • Jeremy Bentham (1748-1832)
  • James Mill (1773-1832)
  • John Stuart Mill (1806-1873)

Para los utilitaristas, la economía era fundamental para la formación de una nueva sociedad. Por tanto, se vieron influenciados por el positivismo de los grandes economistas del siglo XVIII.

Influencia de los Economistas

El antecedente de estos economistas fue Adam Smith (1732-1790), quien, partiendo de las ideas de la Ilustración, creó el concepto del orden de los hechos económicos. Según Smith, el individuo, al realizar acciones económicas, debía seguir su propio interés, ya que esto sería beneficioso para el bien común.

Una generación más tarde, Thomas R. Malthus (1766-1864) y David Ricardo (1772-1823) cuestionaron la visión de Smith. Para ellos, el progreso no era natural ni mecánico, sino que debía ser dirigido por fuerzas morales. Es decir, la acción humana debía tener un objetivo moral y económico, utilizando la ciencia.

Los utilitaristas buscaban mejorar las condiciones de vida de la población y eliminar las desigualdades económicas. Para ello, debían influir en los legisladores para que crearan leyes que hicieran feliz al mayor número de personas. El interés individual debía tener en cuenta el progreso general de la sociedad. En resumen, la utilidad debía regir la conducta humana.

Influenciados por las teorías económicas, los primeros utilitaristas cuantificaban los placeres como fuente de felicidad. La calidad del placer no era importante, sino su valor, medido por lo que la persona estaría dispuesta a pagar por él.

Ética de Kant vs. Ética de J.S. Mill

Para los utilitaristas, la fuerza vinculante del principio de utilidad es un sentimiento con base natural en la sociabilidad humana, que debe ser educado. Es decir, es empírico y adquirido.

En contraste, para Kant, el deber o la obligación moral no puede ser un sentimiento, sino que debe provenir de la razón, la cual dicta la ley moral. Los postulados de la razón práctica fundamentan el deber.

Kant propone una ética formal (sin objeto ni imperativo categórico), mientras que Mill propone una ética material (con un objeto a conseguir: la felicidad y el placer). Kant considera la ética material como heterónoma (basada en el sentimiento) y la ética formal como autónoma (basada en la razón).

Para Mill, el sentimiento es la simpatía y la educación, que son la fuerza vinculante del principio de utilidad. Para Kant, la sanción última se justifica a través de los postulados de la razón práctica.

Ética de Epicuro

En el siglo IV a.C., la creación del imperio de Alejandro Magno trajo grandes cambios políticos, económicos y sociales. La concepción de la polis desapareció y surgió una nueva visión del ciudadano: el cosmopolita. Esto provocó el individualismo, ya que el individuo, sin un estado definido, buscaba su propia felicidad satisfaciendo sus deseos.

La filosofía se volvió práctica, buscando curar a los individuos de cuatro grandes males:

  1. Temor a los dioses
  2. Temor a la muerte
  3. Deseo insatisfecho
  4. Pena o sufrimiento

Para Epicuro, la sensatez o sabiduría era superior a la filosofía teórica (canónica y física), ya que la ética era más importante.

Hedonismo

El hedonismo es la parte más importante de la filosofía de Epicuro, ya que su objetivo es la felicidad individual. El ser humano es libre para elegir su vida y está dotado de razón.

La felicidad se define como ataraxia (tranquilidad del alma o ausencia de dolor) y está ligada al placer (hedone). El placer es la finalidad de las acciones y el criterio de valoración moral. Algo es bueno si provoca placer y malo si provoca dolor.

Como seres racionales, buscamos un placer cuyas consecuencias podamos calcular. Un placer momentáneo puede provocar un dolor posterior, y un dolor momentáneo puede provocar un gran placer. El placer seguro es aquel que resulta de la satisfacción de las necesidades naturales.

Epicuro propone una vida de serenidad y moderación, basada en la autarquía (la persona necesita poco para vivir y no depende de los bienes exteriores). Su ética es individualista, ya que el individuo, al sentirse “perdido” en los grandes imperios, busca su propia felicidad satisfaciendo sus necesidades en lugar de un bien común.