Causas de la Expansión Imperialista
Causas Económicas
La superproducción de la Segunda Revolución Industrial y las políticas proteccionistas hicieron necesarias:
- Controlar zonas productoras de materias primas imprescindibles para el crecimiento industrial.
- Ampliar el mercado extraeuropeo donde vender la producción agrícola e industrial creciente.
- Encontrar salida y beneficios a un creciente capital inversor.
Causas Políticas
La expansión colonialista era reflejo de la competencia y rivalidad entre las naciones industriales y, a la par, se veía como reflejo del poderío y prestigio de una nación.
Causa Demográfica
La expansión colonial alivió la presión demográfica en Europa mediante la emigración de mucha gente a las posesiones de ultramar.
Causa Ideológica
El espíritu misionero y evangelizador o las expediciones científicas sirvieron de excusa para el posterior control imperialista de muchas regiones.
Al final del proceso colonizador, las zonas “dominadas” desempeñaron, en la economía mundial, el papel de productoras de materias primas y consumidoras de bienes industriales fabricados en la metrópoli.
El Imperio Británico
El más poderoso gracias a su flota y pionero en el proceso de industrialización. Gracias a estos dos pilares, Gran Bretaña se convirtió en la primera potencia mundial del siglo XIX, marcado por el largo reinado de la Reina Victoria. El Imperio Británico se dividía en tres tipos de colonias:
Tipos de Colonias Británicas
- Dominio de enclaves estratégicos en las rutas comerciales mundiales:
Ejemplos: Mediterráneo: Gibraltar y Malta. Ruta hacia India: El Cabo, Adén y Ceilán. Comercio con China: Singapur y Hong Kong. - Colonias de poblamiento:
Territorios muy extensos y despoblados cuya función principal era absorber el excedente demográfico de Gran Bretaña y de la Europa del norte más industrializada. En estas zonas, la mayoría de la población era blanca, y se les concedía una amplia autonomía. Ejemplos: Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Sudáfrica. - Colonias de explotación:
Destinadas a explotar su potencial económico (como productoras de materias primas y consumidoras de productos manufacturados).- En Asia, la principal posesión era la India, apodada “La joya de la Corona”. En 1777, la zona estaba administrada por la Compañía de las Indias Orientales. En 1857, pasó a la administración directa del gobierno inglés tras el levantamiento de los cipayos. En 1877, la reina Victoria fue coronada emperatriz del subcontinente. También controlaron zonas del Golfo Pérsico y otras posesiones en el Extremo Oriente.
- En África, sus posesiones eran: Costa occidental: Gambia, Sierra Leona, Costa de Oro (Ghana) y Nigeria. Sur del continente: Sudáfrica, Bechuanalandia (Botswana) y Rhodesia del Norte y del Sur. Norte y este: Egipto, Sudán, Uganda y Somalia Británica, y África Oriental Británica (Kenia). Aquí destaca el proyecto del Cabo-Cairo, que pretendía unir por ferrocarril el norte y el sur del continente.
La Conferencia de Berlín
La causa detonante fue la reclamación, de Leopoldo II de Bélgica, de amplias extensiones en el centro de África, cuando en la costa ya estaban establecidos portugueses y franceses. Los acuerdos finales fueron:
- La posesión de la zona costera daba derecho a controlar las tierras del interior.
- Los ríos Níger y Congo serían de libre navegación.
- Se reconocía la soberanía belga sobre el Congo.
Fruto del primer acuerdo, hubo una “carrera” entre las naciones europeas para hacerse con el control del litoral africano aún sin dominar. Así, en 1914 sólo quedaban dos “naciones independientes” en África: Etiopía y Liberia.
Los Imperios Europeos
El Imperio Francés
En África, tres posesiones en el norte: Argelia, Túnez y Marruecos. En el Índico, la gran isla al sur del continente (Madagascar) y las islas Reunión y Comoras. También posesiones en el Golfo de Guinea y el Sahel. Su proyecto de tener un “continuum” territorial entre el Índico y el Atlántico fue impedido tras la crisis de Fachoda. En Asia, los franceses establecieron un protectorado (Unión Indochina). La excusa para controlar esta zona fue la “persecución” a las misiones católicas allí establecidas.
El Imperio Portugués
Portugal llegó a controlar en África: Angola, Mozambique y Guinea, más las islas Cabo Verde, Príncipe y Santo Tomé. En Asia, dominó tres puertos en India y uno en China.
El Imperio Alemán
Este imperio se conformó tras la Conferencia de Berlín. Cuatro colonias en África: Togo, Camerún, África Oriental (Tanzania) y África Sudoccidental (Namibia). Además, contaban en China con la ciudad de Tsingtao y algunas islas del Pacífico.
El Imperio Italiano
La nueva nación controló las siguientes zonas africanas: Libia en el Mediterráneo, Eritrea y Somalia en la zona del “cuerno de África”.
El Imperio Holandés
Tuvieron un papel fundamental en la zona del Índico gracias a su control de Indonesia, donde desde el siglo XVII se había establecido la poderosa Compañía de las Indias Orientales.
El Imperio Español
En África: Norte de Marruecos, Sahara Español, Isla de Fernando Poo (Bioko) y Guinea Ecuatorial. En Asia, hasta 1898, controlaron las islas Filipinas, y en América las islas de Cuba y Puerto Rico. España perdió estas posesiones tras la guerra contra Estados Unidos en 1898.
Japón, la “Época Meiji”: Del Feudalismo a la Industrialización
Punto de Partida: Un País Feudal y Aislado
Japón era un país con estructura feudal, donde los daimíos y los samuráis, comandados por el shogun, controlaban la economía y la política del país. El emperador tenía sólo un poder simbólico. En 1854, tuvo lugar un hecho esencial: tras presiones militares estadounidenses, Japón se vio obligado a abrir dos puertos al comercio internacional. Esto se vivió como una humillación, y algunas familias gobernantes decidieron reformar y modernizar el país.
La Era Meiji
La “era o época Meiji” significa “gobierno iluminado”, y comenzó en 1868, cuando fue nombrado emperador Mutsuhito. En su largo reinado (hasta 1912), se establecieron una serie de medidas que cambiaron por completo las estructuras del país:
Reformas Políticas
En el terreno político, el emperador restableció su poder. Para lograr este objetivo, tuvo que desmontar el poder de los señores feudales y de los samuráis, tomando las siguientes medidas:
- Eliminó los privilegios jurídicos que tenían.
- Sustituyó los feudos por departamentos, dirigidos por un representante del gobierno.
- Creó un ejército moderno, anulando así su poderío militar.
Esto se plasmó en la Constitución de 1889, vigente hasta 1947:
- Poder ejecutivo: El emperador tenía poder absoluto, siendo ayudado en el gobierno por el Dajōkan (Consejo de Gobierno) y un gabinete de ministros.
- Poder legislativo: Parlamento bicameral (Pares y Diputados) con elección por sufragio censitario.
Reformas Uniformizadoras
- En el terreno militar: Se implantó el servicio militar obligatorio.
- En el terreno religioso: Se impuso el sintoísmo como religión oficial (que convivía con el budismo).
- En el terreno monetario y fiscal: Se implantó una moneda única (yen) y se admitió la inversión extranjera.
- En el terreno educativo: Se creó un Ministerio de Instrucción Pública y se generalizó la educación básica.
Proceso de Industrialización
El capital necesario lo aportó tanto el estado como las grandes compañías industriales (Mitsui, Mitsubishi, etc.). Las medidas que tomaron fueron: enviar técnicos al extranjero, importar maquinaria y recompensar a las empresas más eficaces. Los sectores que se desarrollaron fueron: transportes marítimos, extracción minera, manufactura textil e industria del armamento. Japón se convirtió en la principal potencia industrial de Asia.
El Imperio del Sol Naciente
Factores del expansionismo japonés:
- Su escaso espacio físico.
- La presión demográfica.
- La necesidad de materias primas y de ganar mercados.
- El nacionalismo exacerbado (superioridad nipona en Asia).
Hechos fundamentales:
- 1894-95: Primera guerra con China.
- 1904-05: Guerra contra Rusia, que le dio el control de Corea y Formosa.
- 1919: Controlaron los enclaves alemanes en Asia: islas del Pacífico y Tsingtao.
Más adelante, Japón participó en dos conflictos esenciales: en 1937 contra China, y en 1941 atacó la base de Estados Unidos en Hawái (Pearl Harbor).
El Imperialismo Estadounidense
Al poco de terminada su Guerra Civil (Guerra de Secesión, 1861-65), tuvo lugar la finalización de la denominada “conquista del Oeste”, que llevó a los Estados Unidos a conformar un territorio mucho mayor que las “13 colonias” originarias. A lo largo del siglo XIX, los Estados Unidos extendieron su dominio por el subcontinente mediante dos mecanismos: la compra de territorios a otros países (Luisiana a Francia, Florida a España, Alaska a Rusia) y la guerra contra México, que culminó en el Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848. La labor colonizadora correspondió a los llamados “pioneros”, siendo el ferrocarril y las ciudades de nueva fundación los ejes que ayudaron a articular tan vastos territorios. De este modo, los Estados Unidos abarcaron desde Alaska y los Grandes Lagos hasta el Río Grande, y desde las costas atlánticas hasta el océano Pacífico, sumando casi 50 estados federados.
A partir de aquí, los Estados Unidos iniciaron una expansión imperialista que se fundamentó en dos teorías complementarias:
- La “Doctrina Monroe” rechazaba cualquier injerencia europea en los asuntos del continente americano. Se utilizó para garantizar la primacía estadounidense en todo el continente.
- El “imperialismo del dólar”, un mecanismo de expansión y control sobre los principales recursos (mineros, energéticos y agrarios) del resto de países americanos. En los países más cercanos, sobre todo los centroamericanos, recurrieron frecuentemente al intervencionismo militar en defensa de los intereses de sus multinacionales, estableciendo gobiernos “amigos”.
1898 fue un año clave en su expansión ultramarina. Tras la guerra contra España, controlaron Cuba y Puerto Rico en el Caribe, a la par que se hicieron con el dominio de Filipinas en Asia. Ese mismo año se hicieron con las islas Hawái, en el Pacífico. El gigante norteamericano daba sus primeros pasos, y sellaría su papel de potencia hegemónica mundial tras la finalización de la Primera Guerra Mundial, donde intervino de modo decisivo en los últimos años.