Historia de la Península Ibérica: Desde la Prehistoria hasta Al-Ándalus

El Proceso de Hominización en la Península Ibérica: Nuevos Hallazgos

Los primeros restos humanos en la península ibérica, con una antigüedad de unos 800.000 años, han sido encontrados en la Sierra de Atapuerca (Burgos), en la Gran Dolina (1996). Sus características le diferencian de otros fósiles encontrados hasta ahora en Europa, por lo que se considera que pertenece a una nueva especie del género Homo denominada Homo antecessor. Otros hallazgos en Atapuerca, en la Sima de los Huesos (1974), tienen unos 300.000 años y pertenecen a poblaciones pre-neandertales emparentadas con el Homo heidelbergensis, probablemente llegadas de África.

Las dos últimas especies del género Homo que aparecen son el Homo neandertalensis, con una antigüedad de 95.000 años, y el Homo sapiens, de unos 35.000 años, ya un ser humano con rasgos semejantes a los actuales.

Los Pueblos Prerromanos y las Colonizaciones Históricas

Diversos pueblos habitaron la península ibérica antes de la llegada de los romanos:

  • Celtas (1100 a. C.): De origen indoeuropeo, tenían una economía basada en la agricultura y la ganadería. Introdujeron la metalurgia del hierro.
  • Íberos (IX a. C.): Influenciados por fenicios y griegos.
  • Tartessos (IX a. C.): Cultura conocida por fuentes griegas, con un alto conocimiento del trabajo de los metales.

Desde el Mediterráneo oriental, fenicios (IX a. C.) y griegos (VII a. C.) se establecieron en las costas sur y este peninsular, influyendo en las culturas indígenas (íberos). Les enseñaron el torno de alfarero, la técnica de salar el pescado, la escritura alfabética, la moneda y la cerámica. Fundaron ciudades comerciales como Gadir y Emporion.

Los cartagineses (VII a. C.) ocuparon el lugar de los fenicios y compitieron con los griegos por el dominio comercial del Mediterráneo.

Conquista y Romanización: El Legado Romano en la Cultura Hispánica

La conquista de Hispania duró casi 200 años y se llevó a cabo en cuatro etapas:

  • 218-170 a. C.: Roma dominó el sur y la costa oriental.
  • 154-133 a. C.: Conquistó la meseta, encontrando la resistencia de los lusitanos y celtíberos.
  • 123-121 a. C.: Conquistó Baleares.
  • 29-19 a. C.: Sometió a los cántabros y astures.

La conquista supuso la romanización de Hispania, llevada a cabo de diversas formas: Roma permitió a los pueblos sometidos formar parte del ejército, asimilando sus costumbres; creó ciudades a las que llegaron funcionarios procedentes de Roma; utilizó el latín como lengua común; impulsó el culto al emperador, favoreciendo la lealtad y la unión territorial; y edificó obras públicas como calzadas, puentes, acueductos, teatros, anfiteatros y circos.

Las Invasiones Bárbaras y el Reino Visigodo

Los primeros pueblos germánicos que se instalaron en Hispania fueron los suevos, los alanos y los vándalos, que llegaron en el año 409. Los visigodos entraron en la península como federados en 415, arrinconaron a los suevos en Gallaecia, acabaron con los alanos y obligaron a los vándalos a refugiarse en África. Después se instalaron en la Galia (reino de Tolosa). En el año 507, derrotados por los francos, se trasladaron a la península y fundaron el reino de Toledo.

La monarquía visigoda tenía poderes casi absolutos y era electiva, no hereditaria. El rey gobernaba con la ayuda del Aula Regia, formada por nobles que le aconsejaban, y los Concilios de Toledo, reuniones periódicas de obispos y abades.

La cultura sufrió un retroceso por la decadencia de las ciudades. En el arte destacaron los objetos de metal con incrustaciones de piedras preciosas, vidrios y esmaltes.

Al-Ándalus: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba

Las luchas por el poder de la monarquía visigoda facilitaron, en 711, la invasión de la península por parte de los musulmanes, que derrotaron a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. En apenas tres años conquistaron todo el territorio salvo las zonas montañosas cantábrica y pirenaica.

Entre los años 711 y 759, Al-Ándalus fue una provincia del califato Omeya. Los abasíes destronaron a los Omeyas y uno de ellos, Abd al-Rahman I, escapó y en el 756 se proclamó emir en Córdoba, políticamente independiente del califato de Bagdad, pero subordinado religiosamente. El emirato consolidó el dominio musulmán, aunque existieron conflictos internos, revueltas sociales y luchas por el poder.

En el año 929, Abd al-Rahman III se independizó religiosamente de Bagdad, convirtiéndose en califa. El califato fue la etapa de mayor esplendor del Islam en la península.

La Crisis del Siglo XI: Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos

Las tensiones entre la clase dirigente árabe y los bereberes debilitaron el califato, que entró en crisis al morir Almanzor (1002) y desapareció en 1031, cuando los cordobeses asesinaron al último califa. El califato se dividió en pequeños reinos de taifas que se enfrentaron constantemente entre ellos y, a veces, pactaron con los reinos cristianos del norte. Estos explotaron económicamente su superioridad militar, alquilando sus servicios a las taifas a cambio del pago de parias. Las exigencias de la economía de guerra y el aumento constante de las parias arruinaron a la población musulmana, que se amotinó en varias ocasiones.

Al-Ándalus: Organización Económica y Social

Los musulmanes potenciaron la agricultura con la práctica del regadío e introdujeron cultivos de oriente como el arroz, los cítricos, el algodón o el azafrán. La ganadería se centró en la cría de ovejas, caballos y gusanos de seda. En la artesanía destacaron los tejidos, la cerámica vidriada, el papel, el cristal, el marfil, el cuero y los metales preciosos. Mantuvieron un intenso comercio interior y exterior, tanto con el resto de países islámicos como con la Europa cristiana.

La aristocracia (jamma), integrada por la familia del califa y los árabes conquistadores, ocupaba los cargos más altos y tenía extensas propiedades. La nobleza de servicio, más humilde, ocupaba los puestos de la administración.

La masa de población (amma) estaba formada por campesinos, artesanos y comerciantes. También había esclavos que provenían del comercio o de la guerra.

Al-Ándalus: El Legado Cultural

Al-Ándalus desempeñó un importante papel como difusora de la cultura griega desde el imperio musulmán hasta la Europa cristiana. El mayor esplendor cultural se alcanzó durante el califato de Córdoba, ciudad con más de 400.000 volúmenes y con grandes figuras de las letras y las ciencias.

En letras, el árabe se impuso como idioma. En esta lengua escribieron teólogos, historiadores, poetas (Ibn Jaldún) y filósofos como Avempace, que adoptó la filosofía de Aristóteles e inspiró a filósofos posteriores.

En las ciencias predominaron las disciplinas prácticas: la navegación, la astronomía (Abulcasim Maslama), el cálculo, las matemáticas y la medicina, donde destacó Abulcasis, el cirujano más importante de su tiempo.