1. Sistemas Morales y Clases
Nuestras elecciones se basan en valores morales, que nos indican aquello que consideramos bueno y a lo que deben atenerse nuestros actos. Las jerarquías morales dependen de aquello que se considere como el bien más importante de todos.
Moral y ética:
- La moral es el conjunto de normas de conducta que sigue una persona.
- La ética es el estudio filosófico sobre los fundamentos de estas normas.
Éticas de los fines y éticas del deber:
- Las éticas de fines o bienes consideran buenas acciones a las que nos conducen a un fin deseable.
- Las éticas del deber o de obligación consideran que la bondad de un acto no depende del fin que se quiera alcanzar.
2. Hedonismo y Utilitarismo
Muchos antiguos consideraron el placer como fin último y el bien supremo de nuestros actos (hedonismo). Dentro de estos se distinguen dos grupos:
- Cirenaicos: Consideraron que el bien era el placer y el mal el dolor. Decían que la naturaleza nos da criterio para distinguir la acción buena de la mala y que hay que buscar el placer en el presente, puesto que el pasado ya ha pasado y el futuro es incierto.
- Epicúreos: El placer consiste más en la ausencia de dolor que en un placer. Distinguen entre:
- Placeres estáticos: Estados de tranquilidad sin dolor.
- Placeres cinéticos: Consisten en una variación del estado.
Los utilitaristas:
También identifican el bien con el placer, pero para ellos la felicidad no puede ser individualista. Creen que el principio de interés rige nuestra conducta y que la felicidad consistirá en maximizar el placer y minimizar el dolor. Dentro de esto hay quien prefiere cantidades de placer en vez de su calidad y otros que prefieren la calidad. Cuanto más cultivada sea una persona, superiores serán sus deseos hasta llegar al altruismo.
3. Eudemonismo
Las teorías eudemonistas identifican la felicidad con la bondad, es decir, el hombre bueno es aquel que actúa virtuosamente.
Fines y medios:
La mayoría de los fines están subordinados a otros y no son, por tanto, fines últimos, sino que a su vez son medios.
La felicidad:
La auténtica felicidad es el fin último y, por tanto, el sumo bien. Si el bien de una acción es que se cumpla su fin, la felicidad para el ser humano será que se cumpla su finalidad. Además, las personas piensan y toman decisiones, y podemos decir que la función propiamente humana es la de actuar racionalmente. Cuando esto se haga bien, se será feliz.
La virtud:
Es el punto medio entre dos vicios, y ambos son hábitos que se adquieren por la repetición de actos. Una persona feliz es aquella que se autorrealiza. Sin embargo, no todas las acciones producen el mismo grado de felicidad.
Toda religión tiene asociada una moral que consiste básicamente en cumplir los mandatos divinos y defienden valores morales muy parecidos.
4. La Ética Kantiana
Kant afirmó que lo que hacía que una acción fuera buena o mala es siempre y solo la voluntad con la que se hace. Podemos considerar que una voluntad es buena cuando lo que hace lo hace únicamente porque cree que es su deber. Una acción es buena o mala según el motivo por el que se realice. Además, cuando se hace algo para conseguir otra cosa o por algo que no sea el deber, esa acción no tiene mérito moral.
El deber se expresa siempre en forma imperativa, donde se distinguen dos tipos:
- Imperativo hipotético: Es aquel que está condicionado por la obtención de un fin.
- Imperativo categórico: Es el que obliga sin condición alguna.
Lo que hace que una acción sea buena moralmente no es lo que se hace sino cómo se hace y el motivo. Además, al no existir un código normativo que nos indique qué acciones están bien y cuáles no, es uno mismo quien debe decidir en cada situación qué debe hacer.
5. La Ética Estoica y la de Situación
Según la teoría estoica, todo está absolutamente determinado y no puede ocurrir otra cosa que la que ocurre. Zenón funda el estoicismo. Para los estoicos, todo está relacionado formando un todo dirigido por el logos, que forma parte del mundo y lo identifican con el fuego puro. Todo lo que pasa ya está determinado y es inútil pretender cambiar el curso de las cosas. Como todo está dirigido por el logos, todo es racional y, por tanto, lo mejor que puede ocurrir.
Según ellos, el sabio sería aquel que está convencido de que todo lo que ocurre está regido por la divina providencia. La verdadera virtud es aceptar lo que ocurre sin dejarnos cegar por las pasiones y emociones o sentimientos que nos ponen en contra de la ley natural.
El existencialismo dice que estamos condenados a ser libres y que no podemos no elegir. Ser libre significa no estar sometido a nada: ni a Dios, ni a valores absolutos, ni a normas de ninguna clase. Los únicos modelos que tenemos son la vida de las demás personas. Ese tener que ir creando nuestra vida a través de decisiones constituye la base de la grandeza humana. Además, cada situación con la que nos encontramos es nueva y exige una elección, lo que nos causa angustia.