Introducción
Carlos III (1759-1788) fue el mejor representante del despotismo ilustrado en España. Asumió varias de las premisas de la Ilustración:
- La preocupación por mejorar la economía de sus reinos y, al mismo tiempo, el bienestar de sus súbditos. Se consideraba que el aumento de la potencialidad económica engrandecía al reino.
- La conveniencia de mejorar la organización y la racionalización del Estado. Se tendía a la centralización administrativa y a la profesionalización de los servicios del mismo (funcionarios, militares, etc.).
- La aceptación del modelo del rey como hombre ideal ilustrado: racionalista, intelectual, amante de las artes y las ciencias y reformista en política. Para ello recurrían al apoyo de filósofos y políticos ilustrados.
Los Primeros Años del Reinado: La Etapa Italiana
A la muerte sin descendencia de Fernando VI, Carlos III, que ya era rey de las Dos Sicilias desde 1735, renunció a ese trono y volvió a España como rey. En los primeros años de su reinado se apoyó en ministros italianos que vinieron con él desde Nápoles. Estos ministros representaban una opción reformista más radical, que se enfrentó a los privilegiados con sus políticas: libertad comercial para los cereales, desamortización de los bienes de la Iglesia, etc.
Pero este modelo despertó profundas oposiciones que estallaron en el Motín de Esquilache (1766). El motín contra el ministro italiano fue un fenómeno complejo. Entre sus causas podemos destacar tres:
- La existencia de un gran malestar popular por la carestía y la elevación de los precios del pan, causados por las malas cosechas de 1765 y la política liberalista de precios.
- La oposición a la presencia de extranjeros en el gobierno.
- La oposición de los privilegiados a las medidas reformistas del ministerio.
A todas estas razones se les unió el detonante de la promulgación de un decreto que prohibía el uso de algunas vestiduras masculinas tradicionales en España, como los sombreros de ala ancha y las capas largas. Como resultado de todo ello, estalló una violenta revuelta que significó el cese de Esquilache y la paralización del reformismo más avanzado.
Las Reformas Moderadas
Desde entonces, la política reformista adoptó características más moderadas, aunque no se detuvo. Cambiaron sus promotores, que ahora fueron españoles. Destacaron tres: Campomanes, el conde de Aranda y Floridablanca. Detrás de estos hombres existió otro grupo de ilustrados que también desempeñó funciones importantes: Francisco Cabarrús, Pablo de Olavide, Jovellanos, etc. Las reformas promovidas por estos ministros y respaldadas por el rey abarcaron todas las áreas.
Reformas Religiosas
La Iglesia era la institución más poderosa después de la monarquía, por ello los ilustrados quisieron disminuir ese poder. El regalismo se acentuó durante el reinado de Carlos III. Además de la referida expulsión de los jesuitas en 1767, las medidas fueron numerosas: supresión de tradiciones religiosas populares, limitación del poder de la Inquisición, etc.
Reformas Económicas
El conjunto de medidas adoptadas en esa área fue muy amplio. Algunas pretendían aumentar la recaudación fiscal: creación de la Lotería Nacional (1763); el Banco Nacional de San Carlos (1782), etc. Otras se dirigieron a mejorar las actividades productivas; en este campo fue manifestándose una creciente influencia del liberalismo económico y un progresivo abandono del mercantilismo. Medidas como la libre circulación de cereales y vinos (1766) o la liberación comercial con América (1778) apuntan en este sentido.
La certeza de que muchos problemas económicos derivan de la estructura de la propiedad agraria planteó la necesidad de elaborar una reforma agraria; para ello se hicieron diversas propuestas, pero la ley nunca se promulgó. No obstante, se promovió el desarrollo agrícola: limitación de privilegios de la Mesta, colonización de tierras despobladas, fundación de las Nuevas Poblaciones en Sierra Morena, desamortización de bienes comunes, etc.
Reformas Militares
Se estableció el servicio militar obligatorio con un sistema de quintas; se reorganizó la estructura del ejército, creándose las diferentes armas (infantería, artillería, etc.); se creó un cuerpo de oficiales profesionales; y se promulgaron unas ordenanzas (1768) que perduraron hasta el siglo XX.
Reformas Sociales
Las actuaciones ilustradas fueron muy dispares: desde la dignificación del trabajo industrial o comercial (1783) hasta las regulaciones de las corridas de toros o el control de los grupos marginados, como los vagabundos o los gitanos. También podemos mencionar el apoyo al desarrollo educativo y científico, así como la ya citada creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País.
Reformas Institucionales
Se limitaron al poder municipal. Para controlar a las oligarquías locales, Carlos III introdujo en los gobiernos municipales cargos elegidos por la población: los síndicos y los diputados del común. Esta medida contó con la hostilidad de los privilegiados.
Conclusión
En conclusión, a pesar de la amplitud de las reformas y de las mejoras que se realizaron en muchos aspectos, el despotismo ilustrado tuvo importantes limitaciones. En el momento en que las reformas pretendían transformar alguna de las estructuras del Antiguo Régimen o modificar las estructuras sociales, los cambios se paralizaban, pues los privilegiados se oponían.