Introducción
Nietzsche, como es bien sabido, trata de desmontar la estructura intelectual en la que se ha apoyado la cultura occidental para sobrevivir. Esta cultura da una falsa apariencia de autosatisfacción, se cree la única conocedora de la verdad, creadora de ciencia y fundamentada en leyes racionales y universales. Se trata, por tanto, de una cultura enferma cuyo virus fue introducido por aquellos hombres, fundadores de la cultura, que despreciaron y negaron lo sensible y construyeron un mundo irreal donde poder vivir. Nietzsche descubre esta “enfermedad escondida” de Occidente y propone medidas drásticas. Para ello, el método genealógico es imprescindible, ya que sirve para aproximar al filósofo a la cultura occidental y así poder criticar, en este caso en particular, la moral y la religión, de una forma muy directa.
Desarrollo: El Método Genealógico
Mediante el método genealógico, Nietzsche realiza su crítica a Occidente, ya que al conocer de dónde venimos, se conocerá también un fraude ancestral. Realiza un árbol genealógico de Occidente con el que advierte que nuestro linaje proviene del miedo y no del amor a la verdad. El origen de Occidente, por tanto, es vergonzoso, y por medio de este método, será posible sacarlo a relucir, habiendo estado hasta ahora camuflado por sus creadores. Se descubrirá que esta cultura, que se veía como una cultura de progreso, verdad y justicia, es una cultura gregaria que defiende los intereses de hombres que temen al devenir y que crearon un ultramundo ficticio en el que vivir con seguridad y comodidad.
La Crítica a la Moral
Nietzsche se autodenomina el “primer inmoralista”, ya que para él, todas las morales no son más que artificios humanos, inventados por la conciencia a partir de un “mundo verdadero”, totalmente artificial, creado por la metafísica, con el fin de asegurar su potencial de vida. No hay fenómenos morales, sino interpretaciones morales de los fenómenos. A pesar de ser inmoralista, Nietzsche distingue entre bien y mal: lo bueno es lo que favorece la vida y lo malo todo aquello que la degenera, dependiendo de la voluntad de poder. Trata de naturalizar la moral, devolver al hombre el valor de los instintos perdidos.
Nietzsche distingue dos tipos de morales:
- La moral de señores (la de los fuertes): para ellos, lo bueno es lo que eleva al individuo (ellos mismos). Crean valores según sus propios intereses, satisfaciendo sus deseos y llevando al límite sus pasiones sin importarles los demás. Son activos y llevan una vida ascendente.
- La moral de esclavos (la de los débiles): su vida es demasiado dura, por lo que sitúan la felicidad en paraísos racionales o sobrenaturales que destruyen las pasiones. Crean su moral vengativamente, conciben al malvado (el Señor), señalan lo que está mal (moral de los señores) y, como contraposición, deciden lo bueno. Tienen una vida descendente.
Esto lleva a una pugna de dos voluntades de poder: la afirmativa (la de los señores) como voluntad de vivir y la negativa (la de los esclavos) como voluntad de la nada.
El Motín de los Esclavos y la Transmutación de los Valores
Estos seres incapaces de determinar su bien y su mal, los esclavos, realizan un motín contra los señores creadores, los únicos capaces de valorar sus experiencias vitales. Este motín produce la transmutación de los valores: ahora los que eran considerados insignificantes pasan a ser los buenos (nobles y superiores en méritos) y los superiores pasan a ser los malos (vulgares, plebeyos, simples). Se produce el surgimiento de la moral de Occidente, impuesta como moral universal, ya que son los triunfadores de la revuelta quienes obligan a compartir el criterio de bueno y malo. El ser humano queda gobernado por normas comunes. La moral se convierte en una pesada carga que impide desarrollar una voluntad de poder fuerte. Ahora, bueno significa negación de uno mismo, benevolencia, etc. Supone también el nacimiento de una cultura de resentimiento, ya que los insurgentes no son creadores y solo han triunfado guiados por el resentimiento y el odio/envidia hacia aquellos con una voluntad de poder fuerte. El motín solo consigue la victoria por el carácter gregario de los integrantes, que los obliga a luchar unidos, mientras que los señores son solitarios. Para que no se sobrepase la moral colectiva, se trabaja el libre albedrío, para hacer creer a los débiles que no son fuertes porque no quieren, para hacer que se sientan culpables aquellos que actúen mirando por sus intereses y no por los otros, y para permitir el castigo a aquel que se salga del “rebaño”.
La Crítica a la Religión
Si la moral sitúa la razón por encima del instinto, la religión sitúa sobre la razón y el mundo verdadero un mundo sobrenatural. La religión va unida al concepto de Dios, y este representa una renuncia a la vida. Cuando un ser humano no puede mandar sobre sí mismo y es incapaz de activar en toda su potencia su voluntad de poder, se vuelve creyente. Si la religión es un síntoma de falta de voluntad, ser creyente es síntoma de decadencia y debilidad de la voluntad de poder. Realmente no hay necesidad de Dios, solo para aquellos que no pueden soportar su existencia.
Conclusión: El Cristianismo y la Democracia
La moral de esclavos, toda moral en general, es producto de la inmoralidad. Estos la han impuesto, en contra de todos los valores de la vida, mediante mecanismos como el poder, la violencia y el egoísmo. La moral no trata de hacer un bien altruistamente, sino de satisfacer intereses personales. La moral de los esclavos tuvo varios errores:
- Dogmatismo moral: considera los valores morales como objetivos y absolutos, y quiere a todos los humanos limitados como en un rebaño. Olvida que los juicios de valor no son universales, sino solo una posibilidad más de valorar el mundo.
- Antivitalismo: las normas morales van en contra de la vida, y la moral es característica de un ser decadente.
- Intelectualismo: con la idea de que el conocimiento lleva a la virtud (razón = virtud = felicidad).
Mediante el cristianismo se expresa la moral de esclavos en Occidente. Esta es la religión de los débiles. El resentimiento y el odio cristiano se manifiestan en lo que ellos denominan los tres enemigos del alma:
- Odio a este mundo: la Tierra es una terrible morada, en la que la vida solo es sudor y lágrimas, y solo es un estado de paso hacia la otra vida, el cielo (un transmundo en el que encuentran la recompensa aquellos que han despreciado y negado el mundo) y el infierno (para los que se han negado a esto).
- Odio a la vida: reprime la vitalidad con castidad, ayuno, sacrificio, etc., y convierte los sentimientos de placer intenso en pecado.
- Odio al cuerpo: exagera la devaluación del cuerpo que realiza Platón, convirtiéndola en una aversión o fobia, ya que es el poseedor de los instintos vitales, y por tanto el pecador.
Cuando un cristiano se convierte en pecador, tiene un sentimiento de culpabilidad. Nietzsche entiende la democracia como un cristianismo sin Dios, ya que mantiene los mismos valores, secularizados y sin necesidad de justificarlos ante él. Sigue siendo una moral de los débiles, aunque mengua el desprecio al cuerpo. A la vez, aumenta el odio a lo superior. Por esto, Nietzsche critica la igualdad, que considera un beneficio para los inferiores, ya que solo a ellos les interesa ocultarse y no mostrar sus carencias, así como la dignidad, que no es un derecho, sino que tiene que conquistarse.