El Teatro Español del Siglo XX: De la Posguerra a la Experimentación

El Teatro Español del Siglo XX

El Teatro de Posguerra (1939-1975)

Tras la Guerra Civil (1936-1939), el teatro se convirtió en un medio para superar el trauma colectivo. Se representaban obras de baja calidad, aplaudidas por un público ávido de entretenimiento. Grandes figuras como Federico García Lorca y Miguel Hernández habían fallecido, mientras que Rafael Alberti, Alejandro Casona y Max Aub se encontraban en el exilio.

Max Aub (1903-1972)

En el exilio, Max Aub escribió obras de calidad inspiradas en la guerra, como ¿Qué has hecho hoy para ganar la guerra? y Morir por cerrar los ojos (1944).

El Teatro Comercial

Paralelamente, surgió un teatro comercial cómico, con autores como Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.

Enrique Jardiel Poncela (1901-1952)

Jardiel Poncela cosechó éxitos con obras como Eloísa está debajo de un almendro (1940), Los ladrones somos gente honrada (1941) y Los habitantes de la casa deshabitada (1942), caracterizadas por diálogos agudos y situaciones disparatadas.

Miguel Mihura (1905-1977)

Miguel Mihura, proveniente de una familia teatral, destacó con Tres sombreros de copa (1932).

El Teatro Realista de Denuncia Social (1950-1960)

En los años cincuenta y sesenta, surgió un teatro realista que reflejaba la realidad social con una clara finalidad de denuncia. Este teatro comprometido se hizo eco de las inquietudes de su tiempo, denunciando las injusticias sociales y la opresión. Un ejemplo destacado es Antonio Buero Vallejo.

Antonio Buero Vallejo (1916-2000)

Condenado a muerte y posteriormente indultado, Buero Vallejo estrenó Historia de una escalera (1949), una obra que simboliza la vida del país a través de tres generaciones. Otras obras destacadas son En la ardiente oscuridad (1950), El concierto de San Ovidio (1962), Un soñador para un pueblo (1958), Las Meninas (1962), El sueño de la razón (1970), El tragaluz (1967) y Misión al pueblo desierto (1999).

Alfonso Sastre (1926-2021)

Sastre creía en el teatro como herramienta de denuncia social. Obras como Escuadra hacia la muerte (1953), Ejercicios de terror (1970) y Las cintas magnéticas (1971) reflejan su compromiso político.

Otros Autores del Realismo Social

Otros dramaturgos, como Lauro Olmo (La camisa, 1961) y José María Rodríguez Méndez (Los inocentes de la Moncloa, 1961), también contribuyeron a la denuncia social a través de sus obras.

El Teatro Comercial (1950-1960)

Además de los autores mencionados, otros como Alfonso Paso y Antonio Gala cultivaron un teatro comercial.

Alfonso Paso (1926-1978)

Paso evolucionó de un teatro social a obras más comerciales como Vamos a contar mentiras (1961), Los derechos de la mujer (1962) y Las que tienen que servir (1962).

Antonio Gala (1936-)

Gala cultivó diversos géneros, incluyendo un teatro con toques poéticos y humorísticos, como Los verdes campos del Edén (1963) y Anillos para una dama (1973).

El Teatro Experimental (1960-1970)

A finales de los sesenta, surgió un teatro experimental que buscaba nuevas formas de expresión. Este teatro vanguardista se caracterizó por la importancia de los elementos visuales y sonoros, la incorporación de técnicas de otros espectáculos y la creación de un teatro simbólico.

Fernando Arrabal (1932-)

Arrabal, exiliado en Francia, es conocido por su teatro pánico, que mezcla elementos surrealistas, esperpénticos y absurdos.

El Teatro desde 1980 hasta la Actualidad

En las últimas décadas, se ha producido una proliferación de nuevos autores y tendencias teatrales en España.

El Teatro en la Primera Mitad del Siglo XX

A principios del siglo XX, el teatro comercial seguía siendo la tendencia dominante. Frente a esto, autores como Azorín, Unamuno y Valle-Inclán buscaron renovar el teatro con argumentos simbólicos y conceptuales.

El Teatro Neorromántico de Echegaray

José Echegaray (1832-1916) representó el romanticismo teatral tardío, alcanzando gran éxito con obras como El gran galeoto (1881).

El Teatro Realista

Autores como Benito Pérez Galdós y Joaquín Dicenta intentaron desarrollar un teatro realista comprometido con los problemas contemporáneos.

Benito Pérez Galdós (1843-1920)

Galdós adaptó algunas de sus novelas al teatro, como El abuelo (1904), y experimentó con la estructura dramática.

El Teatro Modernista

El teatro modernista se caracterizó por la evasión de la realidad y la búsqueda de la renovación. Destacan autores como Unamuno, Azorín y Valle-Inclán.

Miguel de Unamuno (1864-1936)

Unamuno creó un teatro intelectual basado en el diálogo y las ideas abstractas, con obras como Fedra (1910) y El otro (1926).

José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967)

Azorín experimentó con el surrealismo en obras como Old Spain (1926).

Ramón del Valle-Inclán (1866-1936)

Valle-Inclán, con su estilo original y la creación del esperpento, renovó el teatro español. Destacan sus farsas y la tragicomedia Divinas palabras.

El Teatro de Masas

El teatro de masas, dirigido a la burguesía, se convirtió en la principal actividad de ocio. Destacan autores como Jacinto Benavente y los hermanos Machado.

Jacinto Benavente (1866-1954)

Benavente, con su estilo refinado y su crítica sutil a la burguesía, se convirtió en uno de los principales dramaturgos de su época.

Los Hermanos Machado

Los hermanos Machado escribieron obras populares, como Desdichas de la fortuna (1926) y Juan de Mañara (1927).

El Teatro de la Generación del 27

La Generación del 27 también tuvo representantes en el teatro, como Federico García Lorca, Rafael Alberti y Miguel Hernández.

Federico García Lorca (1898-1936)

Lorca, con su atención al mundo femenino y sus tragedias rurales, es uno de los principales dramaturgos españoles. Destacan obras como Bodas de sangre (1933), Yerma (1934) y La casa de Bernarda Alba (1936).

Rafael Alberti (1902-1999)

Alberti escribió obras como El adefesio (1944) y El hombre deshabitado (1930).

Miguel Hernández (1910-1942)

Hernández, cercano a la Generación del 27, escribió obras en verso y el Teatro de guerra (1937).