Autolesión: Comprenderla y Superarla

La autolesión, también conocida como autoagresión, autodestrucción, autoabuso, automutilación o autoflagelación (en inglés self harm), es la práctica consistente en la producción intencionada de heridas en el propio cuerpo.

Objetivos y Motivaciones

Finalidad Estética

Los pendientes, tatuajes y piercings no se consideran autoagresión, pero sí la escarificación (término que proviene del latín escarificare). Esta técnica consiste en cortarse la piel (generalmente con un cuchillo o una cuchilla de afeitar) siguiendo la forma de un dibujo. Cuando la herida cura, se vuelve a abrir varias veces con el mismo sistema, con el objetivo de que la cicatriz sea bien visible y el dibujo resalte sobre la piel, sin borrarse con el tiempo. Dependiendo de la piel de la persona, este dibujo quedará finalmente resaltado en un color más claro o en relieve.

Finalidad Sexual

Algunas personas obtienen placer sexual a través del dolor físico. Para que produzca placer, este dolor debe ser controlado por la persona que lo padece, quien puede pactar con su compañero sexual los límites del dolor que le permite producirse, o bien, hacérselo a sí mismo, en cuyo caso se considera autoagresión. Estas personas se denominan masoquistas y tienen como contrapartida a los sádicos, personas que disfrutan (sexualmente) causando dolor.

Finalidad Psicológica

La autodestrucción, que se manifiesta en cortes, quemaduras, rasguños, arañazos, tirones de pelo, golpes (sobre todo en la cabeza) y cualquier forma de producción de dolor, es una forma de expresar el sufrimiento, una forma no verbal de comunicación donde los sentimientos se transmiten visualmente a través del cuerpo. Generalmente, se usa para liberarse de sentimientos de rabia, ira, tristeza, soledad, rencor y dolor emocional. Se efectúa para liberar esas emociones que el autoagredido no puede expresar. También, a veces, ante el sentimiento de no estar vivo, los autoflageladores se cortan para cerciorarse de que siguen vivos.

Este padecimiento se utiliza a veces para aliviar dolores emocionales fuertes, ya que es más fácil controlar el dolor físico que el emocional. La sensación de dolor produce cierta liberación de ansiedad. Algunos adolescentes se realizan heridas (cortes o quemaduras, o hasta beber su propia sangre) en momentos de crisis o sufrimiento, porque el dolor físico les ayuda a soportar su sufrimiento psicológico. En otras circunstancias, la autoagresión se utiliza para sentir poder sobre uno mismo. La autoagresión está muy relacionada con las adicciones y los trastornos de alimentación como la bulimia y la anorexia.

La autoagresión o conductas autolíticas son también muy frecuentes en personas que padecen un trastorno límite de la personalidad o personalidad borderline.

También puede utilizarse la autoagresión como forma de demostrar públicamente el sufrimiento interno, de forma similar a la costumbre judía de “rasgarse las vestiduras y echarse ceniza sobre la cabeza”. En este caso, el objetivo último es la búsqueda de ayuda o comprensión.

Por último, añadir que en una serie de enfermedades mentales (como demencia, esquizofrenia, retraso mental y autismo), los afectados se producen a sí mismos daños sin ningún objetivo, sino a consecuencia de su enfermedad, y esta conducta también se considera autoagresión.

Este tipo de conducta debe ser tratado, ya que puede conllevar a pensamientos suicidas y a la realización de dicho acto.

¿Qué es eso de cortarse?

El hábito de cortarse la piel con objetos afilados es una forma de autolesión, un comportamiento compulsivo que tiene como fin hacerse daño a sí mismo. Otras formas de autolesión son quemarse, magullarse y golpearse. Este artículo trata sobre el hábito de cortarse, pero los principios que expone son útiles para combatir todo tipo de autolesión.

Antes de continuar, aclaremos las siguientes cuestiones:

  1. Este es un problema de chicas. ¿Cierto o falso?

  2. Cortarse viola el mandato bíblico de Levítico 19:28, que dice: “No deben hacerse cortaduras en su carne”. ¿Cierto o falso?

Respuestas:

  1. Falso. Aunque este problema es más común entre las chicas, también hay chicos que se cortan o se lesionan de otras formas.

  2. Falso. Levítico 19:28 se refiere a un rito pagano de la antigüedad, no al hábito compulsivo de causarse heridas. Con todo, es obvio que nuestro Creador nos ama y no desea que nos hagamos daño (1 Corintios 6:12; 2 Corintios 7:1; 1 Juan 4:8).

¿Por qué algunos lo hacen?

¿Cuál de estas declaraciones crees que es la más acertada?

Quienes se cortan lo hacen porque…

  1. … se sienten sumamente angustiados.

  2. … quieren quitarse la vida.

La respuesta correcta es la A. La mayoría de los que se hacen cortaduras no quieren morir. Solo desean aliviar su dolor emocional.

Fíjate en las razones que han dado algunas jóvenes.

Celia: “Sentía un gran alivio”.

Tamara: “Lo veía como una salida. Prefería el dolor físico al dolor emocional”.

Carrie: “Odio estar triste. El dolor de las heridas me ayudaba a olvidar la tristeza”.

Jerrine: “Cada vez que me cortaba, era como si me aislara del mundo, como si por un momento no tuviera que luchar más con mis problemas. Necesitaba ese descanso”.

¿Cómo se vence este problema?

Si tienes el hábito de cortarte, es imprescindible que le ores a Jehová, el Dios verdadero. La Biblia dice: “Echen sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes” (1 Pedro 5:7).

Sugerencia: Comienza con oraciones breves, tal vez diciendo algo tan sencillo como: “Jehová, ayúdame por favor”. Poco a poco podrás ir abriéndole tu corazón al “Dios de todo consuelo” (2 Corintios 1:3, 4).

La oración no es una simple ayuda psicológica. Es nada más y nada menos que hablar con nuestro Padre celestial. Él nos promete: “Verdaderamente te ayudaré. Sí, yo verdaderamente te mantendré firmemente asido con mi diestra de justicia” (Isaías 41:10).

Algo más que ha ayudado a muchos a vencer este hábito ha sido contarle su problema a alguno de sus padres o a otro adulto de confianza. Veamos cómo les fue a tres jóvenes que decidieron hacerlo.