El Grito de Munch: Análisis de una obra expresionista

El Grito de Munch: Un análisis

Contexto y características de la obra

Este cuadro figurativo, al óleo y pastel sobre cartón, representa una escena exterior en un puente. En primer término, una figura humana central se tapa los oídos, abriendo la boca como en un grito desesperado. Su rostro, similar a una calavera, y su cuerpo están deformados, alargados de manera manierista, al igual que el espacio circundante.

En un plano medio a la izquierda, dos figuras caminan indiferentes, intensificando la inquietud. La baranda del puente, una diagonal que se pierde al fondo, separa dos ambientes: el puente y un fiordo noruego con dos siluetas de barcos. El fondo se confunde entre mar y cielo, tierra y horizonte.

Los colores son puros, arbitrarios y subjetivos, extendidos de forma plana. El cielo, como fuego, contrasta con un mar indefinido por sus espirales violentas. La figura central y la escena en general están dibujadas de manera grotesca. La contraposición entre gamas cálidas y frías expresa la angustia del protagonista. Son colores antinaturales; lo importante no es la realidad, sino transmitir el estado de ánimo.

También hay una fuerte contraposición entre las líneas rectas (diagonales de la baranda, usadas para expresar tragedia) y las ondulaciones del resto de la obra. Ambas aportan dinamismo. La profundidad se logra por la diagonal de la barandilla y la disminución de tamaño y nitidez de las figuras del segundo plano. La pincelada es suelta, nerviosa y vertiginosa. Predomina la mancha de color sobre la línea, usada solo para contornear partes de la figura. La luz es antinatural, sin foco determinado. El paisaje se construye con ondulaciones que prolongan el grito central, proporcionando movimiento. La asimetría transmite inquietud y desequilibrio. La sensación de temor y angustia es inevitable.

El Expresionismo: Características y Contexto Histórico

Por sus características, la obra se adscriba al expresionismo. Este término designa una pintura donde prima la expresión subjetiva sobre la representación objetiva; la obra se convierte en un vehículo de comunicación entre los sentimientos del pintor y el público.

Formalmente, la expresión de estos sentimientos recurre a:

  • Colores hirientes
  • Ritmos lineales fuertes
  • Ruptura con normas pictóricas

El expresionismo, utilizado aproximadamente desde 1910, se aplica a manifestaciones que plasman un mundo interior, relacionado con estados anímicos tortuosos (ej: pintura barroca española, pinturas negras de Goya). Su mirada se dirige al espectador, transmitiéndole su angustia, haciendo que participe de la desesperación y soledad del personaje.

Existen varios movimientos y personalidades aisladas dentro del expresionismo (Ensor, Nolde, Munch).

Orígenes del Expresionismo

El expresionismo como estilo artístico nace en Alemania en 1905, junto al fauvismo, iniciando las vanguardias artísticas del siglo XX. Al igual que el fauvismo, hace un uso subjetivo del color (precedente en Gauguin). El artista expresionista veía la pintura como un medio de desahogo, expresión del sufrimiento humano y las injusticias sociales.

Die Brücke y Der Blaue Reiter

En Alemania surgieron dos movimientos importantes:

  • Die Brücke (El Puente, 1905, Dresde): Kirchner, Nolde, Müller, etc. Admiran a Gauguin, Van Gogh, Munch y el arte primitivo africano. Su pintura es figurativa, antinaturalista, con fuerte carga simbólica y desinterés por el espacio, volumen, detalle, luz o atmósfera.
  • Der Blaue Reiter (El Jinete Azul, 1912, Munich): Kandinsky, Klee, Marc, Macke. Influenciados por el cubismo y el futurismo, con tendencia hacia la abstracción y la no objetividad. Mayor lirismo y subjetivismo que Die Brücke, evolucionando hacia la abstracción lírica.

Muchos de estos autores trabajaron para la Bauhaus.

Influencias y Significado del Grito

La función de la obra es exteriorizar lo que lleva dentro el autor. El grito de Munch a la ciudad transmite angustia personal, incomprensión y crítica hacia la organización socioeconómica de la época. Se ha convertido en un icono cultural de las distorsiones de la sociedad industrial y la angustia existencial.

Influencias en Munch

Una estancia en París permitió a Munch entrar en contacto con Van Gogh, Gauguin y Toulouse-Lautrec, influyendo en su pintura. También hay paralelismos con las pinturas negras de Goya por el uso de colores oscuros y atmósferas tétricas.

La influencia de El Grito en el expresionismo alemán fue muy fuerte, hasta el punto de ser la portada del manifiesto de Die Brücke.

La vida de Munch y su reflejo en El Grito

Para comprender la esencia de El Grito, hay que remontarse a la infancia de Munch, marcada por un padre rígido, la muerte de su madre y hermana por tuberculosis, y el internamiento de otra hermana en un psiquiátrico. La enfermedad, la locura y la muerte fueron constantes en su vida. Él mismo vivió en una frontera difusa entre cordura y delirio, agravada por el alcoholismo. Su personalidad depresiva e inestable le llevó a plasmar el grito más expresivo de la historia del arte contemporáneo. Todo el cuadro es un grito de angustia y dolor que expresa su estado de ánimo.

Conclusión: El Grito de Munch, pintado en París en 1893, es una obra maestra del expresionismo que trasciende su tiempo y contexto, reflejando la angustia existencial y las distorsiones de la sociedad moderna.