La España de Carlos IV (1788-1808): Crisis y Guerra
Crisis Económica y Social
El reinado de Carlos IV se caracterizó por una profunda crisis económica y social. El crecimiento económico se frenó en las décadas de 1780 y 1790 debido a:
- Caída de los rendimientos agrícolas al cultivar tierras menos productivas.
- Estancamiento demográfico desde la década de 1790.
- Pérdida de cosechas de cereales, provocando crisis de subsistencia, hambrunas (1803-1804) y epidemias (fiebre amarilla).
Crisis Bélica y sus Consecuencias
El estallido de la Revolución Francesa coincidió con el inicio del reinado de Carlos IV, cuestionando los fundamentos del Antiguo Régimen. El impacto de la revolución condicionó la política española durante todo el reinado. Se pueden diferenciar tres periodos:
1. Prevención y Neutralidad (1789-1792)
Con el Conde de Floridablanca como primer ministro, se implementó una política de vigilancia y neutralidad frente a Francia, junto con la represión de la propaganda revolucionaria.
2. Guerra contra Francia (1793-1795)
El ascenso de Godoy al poder llevó a la guerra contra Francia. La Paz de Basilea (1795) puso fin al conflicto. España recuperó territorios perdidos, pero cedió a Francia la parte española de Santo Domingo y otorgó un trato preferente en el comercio colonial.
3. Alianza con Francia (1796-1808)
El Tratado de San Ildefonso (1796) selló la alianza con la Francia revolucionaria, lo que implicó el enfrentamiento con Inglaterra. Esto tuvo graves consecuencias para el comercio con América debido a los ataques ingleses y las derrotas navales españolas de 1797 y 1805 (Trafalgar), marcando el fin de España como potencia marítima. Las consecuencias de estas guerras, además de las pérdidas demográficas, fueron:
- Endeudamiento de la Hacienda real. Se implementaron medidas como el aumento de la presión fiscal, la emisión de deuda pública, la contratación de empréstitos en el exterior y la desamortización de tierras de la Iglesia en 1798.
- Crisis del comercio colonial. La guerra redujo el tráfico mercantil con América y, desde 1796, España perdió el monopolio comercial.
Crisis Política de la Monarquía
La crisis política fue determinante en la quiebra del Antiguo Régimen, prolongándose hasta el siglo siguiente. La incapacidad para resolver los problemas desacreditó al monarca y a Godoy. La idea de destituir a Godoy, abdicar a Carlos IV y entronizar a Fernando VII ganó fuerza, especialmente entre los privilegiados. Este descontento culminó en el Motín de Aranjuez (marzo de 1808), donde sectores a favor de Fernando VII y opositores a Godoy fomentaron una revuelta popular que asaltó el palacio de Godoy. Carlos IV destituyó a Godoy y abdicó en Fernando VII.
Simultáneamente, España, bajo la influencia de Napoleón, firmó el Tratado de Fontainebleau (1807), que preveía el reparto de Portugal (incluyendo una parte para Godoy) y autorizaba la entrada de tropas francesas en España.
La Guerra de la Independencia (1808-1814)
La Guerra de la Independencia fue la resistencia armada del pueblo español contra la ocupación francesa. Napoleón aprovechó los conflictos internos de la monarquía española para atraer a Carlos IV y Fernando VII a Bayona. El 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se amotinó contra la partida de la familia real hacia Francia, siendo reprimido por las tropas francesas. En Bayona, Napoleón nombró rey a su hermano José Bonaparte. La insurrección se extendió por España. En la guerra se distinguieron dos bandos: los afrancesados (partidarios de José I) y los liberales y absolutistas, unidos en su rechazo a la invasión y en el deseo del retorno de Fernando VII.
El vacío de poder impulsó la creación de Juntas locales, integradas por miembros de las clases dominantes y grupos mercantiles. Estas juntas se unieron en Juntas provinciales, que en septiembre de 1808 formaron la Junta Suprema Central para dirigir la guerra y gobernar. En 1810, la Junta Suprema cedió sus poderes a un Consejo de Regencia en Cádiz, actuando en nombre de Fernando VII.
La táctica de guerrillas, pequeñas partidas que hostigaban a los franceses con el apoyo de la población civil, fue crucial en la guerra. Se pueden distinguir tres fases:
- Hasta noviembre de 1808: Victoria española en Bailén y sitios de Gerona y Zaragoza.
- Noviembre de 1808 – enero de 1812: Hegemonía militar francesa con la intervención directa de Napoleón, la participación de Inglaterra y la actuación de la guerrilla.
- 1812 – final de la guerra: Retroceso francés, coincidiendo con la campaña rusa. El Tratado de Valençay (1813) reconoció a Fernando VII como rey, pero las tropas francesas no abandonaron Cataluña hasta 1814.