La Anunciación
En la tabla principal, junto a la Anunciación, se contempla una escena secundaria: la expulsión de Adán y Eva del paraíso. Ambas escenas se conjugan, simulando que Adán y Eva se encuentran en el exterior del mismo ámbito, en el jardín al que se abre el pórtico donde la Virgen recibe al arcángel. Este recurso simboliza el pecado original cometido por Adán y Eva y su redención a través de la encarnación de Cristo en María. Se narra el principio y el final del Antiguo Testamento, anunciando el Tiempo Nuevo tras la venida de Dios a la tierra. Fra Angelico utiliza una jerarquía de tamaños para establecer un orden temporal: las figuras más pequeñas (Adán y Eva) son las más remotas en el tiempo; las mayores, las más cercanas al cristiano y las más importantes en la acción. El marco arquitectónico es una mera referencia espacial, desbordada por las figuras: si la Virgen se pusiera en pie, no cabría en la estancia. Las columnas son funcionalmente imposibles, sus fustes son demasiado delgados para sostener el techo. Los colores y la elegancia de la habitación aluden a un marco refinado, principesco y divino, el único posible para el misterio de la concepción de María. Los ricos ropajes del arcángel y la Virgen remiten a una imagen noble. El uso del azul y el dorado indica un cliente rico, ya que ambos colores se fabrican con minerales semi-preciosos y son muy caros de elaborar.
Santa María del Naranco
El palacio de Santa María del Naranco fue concebido como un edificio lúdico, de recreo, escenario del ceremonial de la corte asturiana. Poco después, fue destinado a fines religiosos y consagrado como iglesia. El edificio es sobrio, austero, y su simplicidad es su mejor virtud. Exteriormente, fue proyectado con minuciosidad y atención a las proporciones. De planta rectangular, se estructura en dos pisos. El inferior es una habitación pequeña, abovedada, a modo de cripta. Arcos transversales la dividen en cinco tramos. Al piso superior se accede por una escalera en el lado norte. La estancia central, la sala de audiencias, es la más importante. Presenta bóveda de cañón, con arcos fajones que reposan sobre un muro decorado con una arquería ciega sobre columnas de sogueado. En los extremos se sitúan dos grandes miradores, que dan un aire estilizado al conjunto. Son las zonas más abiertas y ligeras del edificio, con buena orientación y soleadas. Cada uno presenta tres arcos de medio punto, que descansan sobre capiteles corintios.
Museo del Prado
Inmerso en los jardines del Buen Retiro, donde se ubicaba el Palacio de Felipe IV, el proyecto supera cualquier planteamiento actual de complejo cultural. El edificio se concibe como telón del Paseo del Prado, foro para la exhibición y práctica del chichisbeo, tan explotado por Goya en sus grabados. El paseo era el lugar de reunión de la nobleza y la burguesía, donde se lucían carruajes, modales y vestidos; la patria del requiebro y el comentario. Era el mejor lugar para que Madrid contemplara el decálogo de la renovación arquitectónica propuesta por el círculo ilustrado de la Corte. El edificio tiene un eje longitudinal, simétrico y dividido en cinco cuerpos: dos rotondas en los extremos, dos galerías venecianas llenas de ventanales y un gran cuerpo central con la fachada principal. El conjunto goza de gran uniformidad estética gracias a la columnata gigante que recorre sus paredes. El equilibrio, las ortogonales, la alternancia de claros y oscuros, y la síntesis de las virtudes y las artes en las esculturas que adornan la fachada.
El Pensador
Esta escultura forma parte de la idea original de las Puertas del Infierno, encargadas a Rodin en 1880. Se ubica en la parte central del dintel superior. En principio, se llamaría El Poeta y se identificaría con Dante, pero luego se le dio una simbología más universal: El Pensador.
La Ronda de Noche
Obra maestra de Rembrandt (1642), muestra la milicia del capitán Frans Banning Cocq cuando éste da una orden a su alférez. Tras ellos, los integrantes de la Compañía, que pagaron para mostrar sus rostros entre las tropas que protegen el bienestar y la libertad de los ciudadanos holandeses. La escena se desarrolla al aire libre, pero no de noche, como indica el título. Se oscureció con el tiempo. Destaca el realismo, que capta los rostros y las actitudes de los personajes, en una sensación de movimiento y vida.