La Segunda República Española: Reformas, Conflictos y Guerra Civil

El Bienio Reformista (1931-1933)

Reformas del Gobierno Provisional

Desde el Ministerio de Instrucción Pública, Marcelino Domingo, promovió una importante legislación educativa. Se proyectó la creación de nuevas escuelas y la ampliación de la plantilla de maestros, desarrollándose el proyecto en leyes posteriores. Además, se impulsó la renovación educativa a través del Consejo de Instrucción Pública.

Manuel Azaña, como ministro de la Guerra, inició también la reforma de un ejército cuyos mandos eran mayoritariamente monárquicos, aunque aceptaron el cambio político. Intentó modernizarlo y someterlo al poder civil, mediante la llamada Ley Azaña, con dos decretos:

  • Decreto de promesa de fidelidad a la República
  • Decreto de retiros extraordinarios de la oficialidad

Promovió el retiro de los jefes y oficiales que no quisieran prometer fidelidad a la República. Con ello, se eliminaban a posibles militares golpistas y se solucionaba el problema de la abundancia de mandos (macrocefalia).

Para la preservación del orden republicano, el Gobierno promulgó la Ley de Defensa de la República, que le otorgaba plenos poderes y le permitía suspender las garantías constitucionales. Se trataba de una auténtica ley de excepción que ponía en entredicho las libertades democráticas y era impropia del Estado de Derecho que se quería implantar.

Con el mismo sentido, el Gobierno creó un cuerpo de policías uniformados adictos a la República, para que mantuviesen el orden en las ciudades, dejando a la Guardia Civil el control del campo. Se le denominó Cuerpos de Seguridad y Asalto de la República o, popularmente, Guardia de Asalto.

Conflictos sociales y religiosos

En mayo de 1931 se produjeron en varias ciudades serios incidentes protagonizados por grupos anticlericales que asaltaron y quemaron numerosos conventos e iglesias (días 12 y 13). Estos sucesos fueron motivados, al parecer, por la postura del Cardenal Primado de España, Pedro Segura, contraria a la República. Ello provocó, más aún, la animadversión del clero hacia el Gobierno republicano al que hacían responsable de los sucesos.

El Bienio Conservador (1933-1936)

El Frente Popular y la Guerra Civil (1936-1939)

El Pacto del Frente Popular

En enero de 1936, Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, PCE, POUM, Esquerra Republicana y UGT (la CNT apoyó al Frente aunque no firmó), firmaron el pacto del Frente Popular para combatir el fascismo y salvar la democracia. El Frente Popular constituyó una plataforma electoral con un programa mínimo:

  • Amnistía para los represaliados de la revolución de Octubre
  • Restablecimiento de la Constitución del 31
  • Aplicación de la legislación del Bienio Reformista

Las derechas acudieron aglutinadas en torno al Bloque Nacional (monárquicos) y a la CEDA, aunque en varias circunscripciones se presentaron. Divididas, y sin un programa sólido y coherente, sólo su marcado antimarxismo y el rechazo a cualquier intento revolucionario.

Victoria electoral del Frente Popular

Tras una dura campaña electoral, el Frente Popular obtuvo la victoria. La participación de los anarquistas hizo que votase casi el 72% del censo. Los resultados mostraban la existencia de dos fuerzas antagónicas: Frente Popular (34,3% de los votos) y Derechas (33,2% de los votos); y la desaparición del Centro (5,4%). Pese a la escasa diferencia, la ley electoral hizo un reparto de escaños menos equitativo: Frente Popular, 278 escaños, Derechas, 124, Centro, 51. El partido ganador fue el PSOE (89 diputados), CEDA (87), Izquierda Republicana (84), seguidos a gran distancia por el resto de formaciones políticas. El voto de la derecha se concentró en la España interior y del norte; las izquierdas triunfaron en las grandes ciudades, zonas mineras y provincias del sur. El resultado electoral ponía de manifiesto que España se encontraba profundamente dividida en dos tendencias antagónicas sin que existiera entre ellas una opción de centro que sirviera de equilibrio.

El Gobierno de Manuel Azaña y Casares Quiroga

Manuel Azaña, constituyó un Gobierno moderado de izquierdas, sin socialistas, que propuso la destitución de Alcalá Zamora como Presidente de la República. El 3 de mayo Azaña le sustituye y nombra al frente del Gobierno a Casares Quiroga.

Casares Quiroga puso en marcha el programa del Frente Popular, pero la conflictividad e inestabilidad social aparecieron de nuevo como respuesta a unas reformas consideradas excesivamente moderadas. Se sucedieron las huelgas, ocupaciones de fincas e incendios de edificios religiosos por los sectores más exaltados del anarquismo. La violencia se extendió a la calle en donde se enfrentaban falangistas y miembros de partidos obreros. Imperaba un ambiente de preguerra.

La Conspiración Militar y el Estallido de la Guerra Civil

El triunfo de la izquierda aceleró los preparativos de una conspiración militar, coordinada por el general Mola, para derribar al Gobierno del Frente Popular. En esta conjura el Ejército no estaba solo, le apoyaban los sectores más conservadores de la sociedad y la Iglesia.

El 12 de julio fue asesinado el teniente Castillo, de la Guardia de Asalto, como represalia sus compañeros asesinaron a uno de los líderes de la derecha, José Calvo Sotelo. A partir de ese momento, se precipitaron los acontecimientos y la tarde del 17 de julio de 1936, las guarniciones de Ceuta, Melilla y Tetuán se sublevaron, al mando del general Franco, contra la República; el 18 de julio el alzamiento se extendió al resto de la Península. Comenzaba la Guerra Civil.