Introducción
La Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial marcan el gran corte literario del siglo XX. A partir del mayo francés del 68, las actitudes de los jóvenes, intelectuales y opositores al régimen de Franco se radicalizan. Tras la muerte del dictador en 1975 se abre una etapa en que el país se encamina hacia la consolidación de un estado de democracia parlamentaria.
La Novela
Novela del Exilio
Tras la contienda civil, muchos escritores abandonaron el país y buscaron otros horizontes en Europa y América. Sus obras apenas fueron conocidas en España hasta bien entrados los años cincuenta. Sobresalen Rosa Chacel, Francisco Ayala y Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español), el autor más representativo por su compromiso ideológico y su técnica realista.
Novela Existencial (Década de los 40)
En esta época, caracterizada por la abundancia de obras de escasa originalidad, se publica en 1942 La familia de Pascual Duarte de C. J. Cela, novela que inicia la corriente denominada “tremendismo”, que consiste en la selección de los aspectos más duros de la vida, narrados con un lenguaje que evoca el habla rural y que supone el comienzo de la recuperación de este género literario. En 1945 se publica Nada de Carmen Laforet. Tanto en esta novela como en la de Cela aparecen por primera vez personajes angustiados e insatisfechos, desarraigados. Destacan también autores como Torrente Ballester, Castillo Puche, Helena Quiroga y Miguel Delibes. La mayoría de ellos experimenta una constante evolución que les hace pertenecer tanto a la novela existencial como a la social o a la más moderna.
Realismo Social (Década de los 50)
Esta década se abre con la publicación de La colmena de C. J. Cela en 1951 en Buenos Aires. De la angustia existencial se pasa a las inquietudes sociales. Ya a mediados de los 50 se dan a conocer una serie de escritores que van a llevar a sus novelas, como temas fundamentales, las injusticias y las desigualdades sociales. Es a partir de entonces cuando se puede hablar de “realismo social”.
Esta tendencia presenta las siguientes características:
- Objetivismo: El autor se esconde detrás de los personajes, dejándoles hablar y actuar en un intento de reflejarlos tal y como son.
- Compromiso y denuncia: El escritor pretende cambiar las estructuras sociales.
- Estilo y lenguaje sencillo: La mayor preocupación son los contenidos, no las formas de narrar. Intentan llegar al mayor número de lectores posible con un lenguaje directo y sencillo.
- Narración lineal, concisión en las descripciones y acción en corto espacio de tiempo.
- Personajes colectivos y representativos: Se trata de personajes tomados a modo de síntesis de una clase determinada.
- Predominio del diálogo: Empeño por recoger el habla viva de los campesinos, los obreros, los señoritos, los burgueses.
En cuanto a los temas, se desplaza el interés de lo individual a lo colectivo, de los problemas personales a los sociales. Se aborda la dura vida del campo, de los suburbios, el mundo del trabajo, y también se refleja la actitud de la burguesía, la juventud desocupada y abúlica.
Autores y obras significativas: La novela más representativa es El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio. Destacan también Jesús Fernández Santos con Los bravos, Ana María Matute con Primera memoria, Juan Goytisolo con La isla, Carmen Martín Gaite con Entre visillos…
Novela Experimental (De los años 60 a los 70)
La publicación de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, en 1962, supone la apertura de nuevos rumbos para la narrativa. Esta obra social superaba con su originalidad y su imaginación, puestas al servicio de una visión irónica y cruel de la España desarrollista. Luis Martín Santos será recordado como el iniciador de esa interpretación subjetivista y de la consecuente visión renovada de la sociedad española. Escritores como Franz Kafka, Marcel Proust, James Joyce y William Faulkner, junto a los hispanoamericanos, constituyen la base primordial de la renovación narrativa española.
Sus características fundamentales:
- Experimentación en los diferentes aspectos del lenguaje: Se incorporan elementos extraños como informes, expedientes, anuncios, textos periodísticos… Se utilizan ciertos artificios tipográficos como ausencia de puntuación, diferentes tipos de letra, etc.
- El argumento deja de ser el ingrediente fundamental de la novela.
- Se utiliza la “técnica del contrapunto”.
- Desmitificación del héroe: El protagonista muchas veces es un ser desvalido, arrastrado por las circunstancias, sin voluntad.
- La acción se desarrolla en un tiempo corto y en un espacio reducido.
- El desorden cronológico de la narración: Es uno de los rasgos principales.
- Disminuye la importancia del diálogo a favor del monólogo interior.
Entre los escritores más destacados en este periodo, además del escritor ya comentado Luis Martín Santos, hay que citar a Juan Goytisolo. Su novela Señas de identidad es una atrevida investigación sobre su personalidad y destaca por su equilibrado uso de las innovaciones técnicas. Otras novelas representativas de esta década son San Camilo 36 de C. J. Cela, Cinco horas con Mario, quizás la mejor obra de Miguel Delibes, Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé y La saga/fuga de J. B. de Torrente Ballester.
Novela de los años 80 a la actualidad
Se vuelve a una novela más tradicional, de estructura simple, lineal en el tiempo, en la que el argumento es lo esencial, con una trama y unos personajes claros. Una de las novelas que inicia este nuevo rumbo es La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza. Son muy variadas las tendencias narrativas (novela histórica, novela lírica y novela de intriga). Destacan: Javier Marías, Manuel Vázquez Montalbán, José María Merino, Antonio Muñoz Molina, Arturo Pérez-Reverte, Julio Llamazares, etc. En los últimos años se produce un desarrollo del relato corto, llegando incluso a hablarse de un nuevo subgénero narrativo, el “microrrelato”, cuentos brevísimos en los que destacan autores como Luis Mateo Díez, Manuel Rivas, Antonio Pereira y José María Merino.