El Empirismo de Hume
Las Percepciones y la Experiencia
Los empiristas sostienen que no hay ideas innatas y que todas proceden de la experiencia sensible. Hume señala que todas las ciencias guardan relación con la naturaleza humana; es decir, todas las ciencias caen bajo las capacidades del ser humano y son juzgadas por este. El único método válido para Hume es el de Newton, pero aplicado a la ciencia del hombre. Las percepciones son los contenidos de la mente en general y se dividen en:
- Impresiones: Los datos inmediatos de la experiencia.
- Ideas: Representaciones o copias de las impresiones en el pensamiento (imágenes debilitadas de las impresiones).
Las ideas tienen su origen en las impresiones. Cuando la mente ha recibido impresiones, estas pueden reaparecer de dos modos:
- Memoria: Preserva el orden y la forma de las impresiones originales.
- Imaginación: Libre de alterar y trastocar las ideas.
Las cualidades de las que surge la asociación de ideas (leyes de asociación) son:
- Semejanza
- Contigüidad
- Causa-efecto
Tipos de Conocimiento y la Causalidad
Para Hume, hay dos tipos de conocimiento posibles:
- Relaciones de ideas: Incluyen todas las proposiciones de la matemática, geometría, etc. Según Hume, una idea es verdadera si podemos señalar de qué impresión se deriva, ya que el límite de nuestro conocimiento son las impresiones.
- Cuestiones de hecho: Damos por seguros hechos futuros de los que no tenemos impresión. Según Hume, estas anticipaciones se fundan en la relación causa-efecto. Nuestro conocimiento de hechos futuros solo tiene justificación si entre lo que llamamos causa y lo que llamamos efecto existe una conexión necesaria. Pero lo único observable entre hechos de los que no tenemos impresión actual es que se da una sucesión constante entre ellos.
La Sustancia y la Ética
Para Hume, la sustancia es un concepto al que no le corresponde ninguna impresión. Su ética es de carácter emotivista porque afirma que el fundamento de los juicios morales se encuentra en el sentimiento. El sentimiento moral nos da un sentimiento de aprobación o desaprobación respecto de las acciones humanas.
Críticas a la Causalidad y las Sustancias
Crítica a la Causalidad
Hume pensaba que tanto Descartes como algunos autores empiristas habían basado su teoría del conocimiento en el concepto de causalidad sin haberlo analizado a fondo. Nuestra certeza acerca de hechos no observados es una certeza subjetiva que se apoya, no en un conocimiento de los hechos, sino en una creencia. Tal suposición es fruto de la regularidad con la que se da el pasado, a lo que Hume llama hábito o costumbre. De esta manera, inferimos hechos del futuro siempre que anteriormente hubiéramos tenido las impresiones que ahora enlazamos hablando del porvenir. Así, podemos pasar de una impresión a otra, pero no de una impresión a algo de lo cual nunca ha habido impresión o experiencia.
Crítica a la Idea de Sustancia
John Locke sostenía que la existencia de los cuerpos como realidad distinta y exterior a las impresiones era la causa de tales impresiones. Para Hume, esto es tratar de aplicar la causalidad entre algo que no es ninguna impresión (el mundo en sí mismo) y las impresiones que tengo; por tanto, la relación de causalidad no podría justificar la existencia de una realidad exterior a mis propias impresiones. La creencia en la existencia de una realidad corpórea no se puede fundamentar en la causalidad. Tanto Descartes como incluso Locke y Berkeley, habrían utilizado la idea de causa para afirmar que Dios existe. Dios sería el causante de las impresiones e ideas que tengo, pero esto, para Hume, sería aplicar la causalidad entre algo que no sería una impresión (Dios mismo) y las impresiones que tengo; por tanto, no podría justificarse la existencia de Dios. La crítica a estas dos sustancias (mundo y Dios) se basa, como vemos, en la crítica de la relación causal.
Si para Hume ni el mundo ni Dios son los causantes de nuestras impresiones, ¿de dónde proceden estas? El empirismo de Hume no permite contestar a esta pregunta. Sencillamente, no se puede contestar, ya que hacerlo supondría ir más allá de las propias impresiones, y estas son el límite de nuestro conocimiento. Tenemos impresiones, pero no sabemos de dónde proceden.
Crítica a la Idea del Yo
La crítica a la idea del yo, junto con la crítica a la idea de mundo y de Dios, supone el desmantelamiento de las tres sustancias base de la metafísica cartesiana. Para Hume, la existencia del yo como sustancia, como sujeto permanente de nuestros actos psíquicos, no puede ser una intuición, como quería Descartes, ya que solo tenemos intuición de nuestras ideas e impresiones, y ninguna impresión es permanente, sino que se suceden unas a otras de manera ininterrumpida. De igual forma, nunca se logra “coger” al yo a solas, sin ser un pensamiento, sin ser un deseo, etc. No existe, pues, el yo como sustancia distinta de las impresiones e ideas, como sujeto de la serie de los actos psíquicos.
Fenomenismo y Escepticismo
Tras estas tres críticas, los principios empiristas de la filosofía de Hume llevan a este, inevitablemente, al fenomenismo y al escepticismo. De un lado, las impresiones son el dato último de mi conocimiento y no puedo ir más allá de ellas mismas. Por otro lado, nunca puedo descubrir conexiones reales entre las impresiones, solo sucesión o contigüidad. Solo conocemos impresiones y, por tanto, la realidad queda reducida a estas, a meros fenómenos (lo que aparece o se muestra). Este es el sentido del fenomenismo en Hume. Y aunque esto me sirva para vivir cotidianamente, desde un punto de vista epistemológico, estamos abocados al escepticismo.