La Baja Edad Media en la Península Ibérica: Conquistas, Estructura Social y Crisis

Las Conquistas del Siglo XIII

En la primera mitad del siglo XIII, los reinos cristianos experimentaron una gran expansión, principalmente debido a la disgregación del poder almohade tras la derrota en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212). Los reinos peninsulares se lanzaron a la conquista de amplios territorios:

  • Jaime I de Aragón: conquistó Mallorca (1229), el reino de Valencia (1232-1245) y el reino de Murcia, que fue entregado a su yerno Alfonso X de Castilla (1266).
  • Fernando III de Castilla: emprendió la conquista de Andalucía, tomando Córdoba (1236), Jaén (1246) y Sevilla (1248).
  • Portugal completó su avance territorial hacia el sur con la conquista del Algarve (1249-1250).

A finales del siglo XIII, solamente en el Reino Nazarí de Granada quedaba algún rastro de la presencia musulmana en la Península.

La Repoblación

La Meseta Sur (Murcia, Andalucía y Valencia) estaba ocupada por musulmanes que, o bien habían huido tras la conquista o bien fueron expulsados hacia Granada y el norte de África. El rey encargó la repoblación señorial, que se basaba en la organización de nuevos asentamientos de nobles y caballeros. En Extremadura y en La Mancha, los reyes también concedieron enormes extensiones (latifundios) a las órdenes militares.

En el valle del Ebro y en Valencia vivieron los mudéjares, que eran los musulmanes que permanecieron en el territorio, manteniendo su religión y costumbres.

Otros musulmanes optaron por convertirse al cristianismo (moriscos). La mayoría pasaron a trabajar las tierras como siervos.

1. Expansión Mediterránea

La expansión mediterránea de la Corona de Aragón se llevó a cabo a manos de Pedro III el Grande, que conquistó Sicilia (1282), y Jaime II, que conquistó Cerdeña (1323-1326). Ya en el siglo XV, se llevó a cabo la conquista del reino de Nápoles (1442).

La Estructura de los Diferentes Reinos

Los grandes reinos de Castilla y Aragón, a pesar de tener unas bases económicas y políticas similares, presentaban algunas diferencias notables:

1. Las Bases Económicas

En Castilla, el factor fundamental de desarrollo económico era la lana destinada a la exportación, procedente de la ganadería ovina. Para defender sus intereses frente a los agricultores, los grandes propietarios del ganado impulsaron la creación del Real Concejo de la Mesta (1273).

En la Corona de Aragón (Valencia y Aragón) se desarrolló una importante economía agrícola y ganadera. Cataluña, por su parte, consolidó desde el siglo XII un gran comercio exterior hacia el Mediterráneo. La ciudad de Barcelona se convirtió en un importante puerto comercial, y en ella creció una artesanía metalúrgica, textil y de construcción naval. Todo esto impulsó el creciente desarrollo de una burguesía comercial que, poco a poco, se iría adueñando del control de las instituciones.

La Crisis de la Baja Edad Media

En los siglos XIV y XV llegó la Peste Negra (1348), que inauguró un ciclo de catástrofes demográficas, enfrentamientos sociales y crisis económica.

1. La Crisis Demográfica y Económica

Una sucesión de malas cosechas (1315-1347) provocó la desnutrición de la población, lo que implicó que, al llegar la Peste Negra, ocasionara una gran mortandad.

El impacto demográfico fue muy importante en los reinos de la Corona de Aragón, especialmente en Cataluña (donde la población disminuyó hasta un 40%), entre la segunda mitad del siglo XIV y todo el siglo XV. La Peste también afectó a Castilla, cuya población disminuyó hasta un 25%.

Esta disminución de la población tuvo consecuencias catastróficas ya que la disminución del número de campesinos comportó el abandonamiento de muchas explotaciones agrícolas (en Castilla se dieron numerosos “despoblados” y en Cataluña diversas casas de labradores abandonadas, llamadas “masos rònecs”). Como disminuyó la mano de obra, también lo hizo la producción agrícola, ocasionando así una subida de precios. Esto provocó la caída de las rentas feudales que recibían los señores, que al perder beneficios exigieron al rey mayores privilegios territoriales, incrementando los impuestos y endureciendo las sujeciones feudales de los campesinos con los malos usos (determinadas costumbres feudales, generalmente prestaciones a las que estaban obligados los campesinos a mandatos de un señor feudal. Eran muy variados e incluían el maltractandi).

En las ciudades, el comercio disminuyó, los artesanos bajaron su producción y los bancos quebraron. Las ciudades marítimas vieron cómo el colapso del comercio mediterráneo abocaba su economía exportadora a una crisis irreversible.

2. Las Revueltas Sociales

El malestar social provocó levantamientos campesinos contra la nobleza y el endurecimiento del régimen señorial, para intentar acabar con este régimen y con los malos usos. En Galicia, los irmandiños protagonizaron una rebelión campesina entre 1467 y 1469. También se llevó a cabo una rebelión contra la nobleza, pero la unión de estos acabó sometiendo a los campesinos rebeldes.

El malestar social también llegó a las ciudades, donde se culpaba a las minorías (especialmente a los judíos) de esta situación. Se hicieron frecuentes los ataques a las juderías, destacando los iniciados en Andalucía en 1391, que se extendieron por todo el reino.