Los Últimos Restos del Imperio
Tras la pérdida de la América continental a principios del siglo XIX, el Imperio español se reducía a Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunos islotes en el Pacífico. A finales del siglo XIX, la crisis provocada por la guerra colonial y la pérdida de estos territorios sacudió al régimen de Cánovas. España pasó a ser considerada una nación débil en la política internacional.
Crisis Interna y Aislamiento
La crisis, conocida como “El Desastre”, reorientó la política española. Ante la supremacía alemana en Europa y la debilidad económica de España, Cánovas optó por la neutralidad. La idea de la decadencia española frente a las potencias germanas y anglosajonas era común. Los liberales, buscando alianzas para proteger los intereses en Marruecos y Ultramar, se adhirieron al Pacto del Mediterráneo, uniéndose indirectamente a la Triple Alianza (Alemania, Italia y Rusia).
Problemas Fundamentales de la Política Exterior Española
España se enfrentaba a tres problemas principales: Marruecos, las islas Carolinas y Cuba.
Marruecos
En la Conferencia de Madrid de 1880, España se alineó con Francia para garantizar la integridad de los territorios marroquíes limítrofes con Ceuta y Melilla. Las campañas militares de Martínez Campos ampliaron los límites territoriales e impusieron una indemnización al sultán. El Tratado de París de 1900 consolidó la ocupación española de Guinea Ecuatorial y el Sahara.
Islas Carolinas
El interés alemán en un protectorado sobre las Carolinas y Palaos para el abastecimiento de carbón chocó con la soberanía española. El conflicto, originado por enfrentamientos entre comerciantes, se resolvió con la intervención del Papa, que reconoció la soberanía española y otorgó a Alemania libertad de comercio y abastecimiento.
Cuba y Puerto Rico
Cuba y Puerto Rico, cercanas a Estados Unidos, basaban su economía en la agricultura de exportación (azúcar y tabaco), generando beneficios para España gracias a fuertes leyes arancelarias. Eran un mercado cautivo, obligadas a comprar productos españoles y sin autogobierno. La dependencia de España se mantenía por la presencia militar y administrativa que aseguraba la explotación esclavista en beneficio de una pequeña oligarquía. En Filipinas, la presencia española era menor y la soberanía se mantenía gracias a una pequeña fuerza militar y a las órdenes religiosas.
El Conflicto Cubano
Una Colonia Peculiar
Desde el siglo XIX, Cuba, con su sistema de plantaciones de azúcar, tabaco y café, era en muchos aspectos más rica que la metrópoli. Un ejemplo de su prosperidad es el primer tren de España, que funcionó en la ruta Habana-Güines.
Reformismo y Autonomía
Durante el gobierno de Sagasta (1893-1895), el ministro de Ultramar, Antonio Maura, elaboró un plan de autonomía para Cuba, bien recibido por los autonomistas pero combatido por independentistas y asimilacionistas.
Popularidad del Problema Cubano en España
Los vínculos culturales, familiares, económicos y sociales entre España y las Antillas hacían que Cuba y Puerto Rico fueran consideradas como parte integral del territorio nacional. La guerra independentista cubana era popular entre las clases bajas, especialmente campesinos, que buscaban mejorar su situación económica y social. El recuerdo de la esclavitud fue un factor decisivo para la rebelión.
La Guerra en Cuba y su Percepción en España
Martínez Campos reconoció el carácter popular y revolucionario de la revuelta cubana. En España, la guerra era popular, con la oposición de federalistas, socialistas, anarquistas y algunos intelectuales como Unamuno y Arana. Los intereses económicos, especialmente catalanes, influían en la percepción del conflicto. Familias cubanas y españolas en ambos territorios deseaban mantener sus vínculos nacionales. El apoyo popular a la guerra disminuyó al aumentar sus costes. Los jóvenes adinerados compraban la exención del servicio militar, recayendo el peso de la guerra en las clases populares.
El Interés de Estados Unidos
El interés de Estados Unidos en Cuba era evidente. La economía cubana estaba cada vez más ligada a la norteamericana, que se convertía en su mercado natural debido a su desarrollo, proximidad y capacidad de absorción.