La Caída del Imperio Colonial y la Crisis del 98
El Régimen de la Restauración y la Cuestión Cubana
El régimen de la Restauración se vio profundamente afectado por la cuestión cubana. Tras la Paz de El Zanjón de 1878, continuaron los brotes de conflictividad como la Guerra Chiquita de 1879 y las insurrecciones de 1883 y 1885. La falta de un proceso descentralizador que dotara a la isla de órganos representativos y la política proteccionista que impedía el desarrollo de la economía cubana favorecieron el resurgimiento de nuevas revueltas.
La burguesía, los comerciantes y los hacendados españoles se negaban a admitir cualquier tipo de autonomía. El comercio con Cuba era prácticamente un monopolio, que proporcionaba a España un saldo positivo, y evitaba el desarrollo industrial de la isla. Toda propuesta de dotar a Cuba de autonomía fue rechazada por las Cortes. La única medida que se aprobó fue la abolición de la esclavitud en 1886.
Tensiones entre la Metrópolis y la Colonia
Las tensiones entre la metrópolis y la colonia aumentaron a raíz de la oposición cubana y a los fuertes aranceles proteccionistas que imponía España. Cuba obtenía gran parte de sus ingresos de EE. UU., que había realizado grandes inversiones en la isla. En 1892, EE. UU. consiguió un arancel favorable para sus productos.
Antonio Maura, cuando llega al Ministerio de Ultramar (Asuntos Exteriores), se da cuenta de la gravedad de la situación y propone la concesión de un autogobierno para la isla en 1892, pero su proyecto fracasa por las presiones de los grupos oligárquicos como la burguesía catalana y los hacendados cubanos. Ese mismo año, José Martí funda el Partido Revolucionario Cubano.
La Guerra de Independencia Cubana y la Intervención Americana
La guerra estalla en febrero de 1895, iniciada por José Martí junto con Máximo Gómez y Antonio Maceo. A la muerte de Martí, le sucede Maceo. El gobierno de Cánovas envía un ejército a Cuba mandado por el General Martínez Campos, que era el más adecuado para combinar la acción militar con un posible acuerdo que pusiera fin a la contienda.
La falta de éxito militar trae la renuncia de Martínez Campos, que es sustituido por Valeriano Weyler, quien utiliza una inteligente estrategia para hacer frente a la guerra de guerrillas de Maceo, que consistía en compartimentar el territorio en trochas (líneas fortificadas) que impedían el paso de los insurrectos y, por tanto, su eliminación. Con la muerte de Maceo, la guerra estaba prácticamente ganada, pero se produjo la intervención americana.
La Revuelta en Filipinas
Coincidiendo con el conflicto cubano, también se produce una revuelta en 1896 en Filipinas, que va a ser sofocada por el general Camilo Polavieja. En Filipinas, la presencia española era testimonial y se limitaba a la explotación de algunos recursos y a la presencia de algunas órdenes religiosas.
El Desastre del 98 y la Pérdida de las Colonias
Tras el asesinato de Cánovas en 1897, en enero de 1898 ocupa su puesto en el gobierno Sagasta. Destituye a Weyler y concede una amplia autonomía a Cuba. En febrero, se produce la explosión del Maine. EE. UU. culpa a España y se ofrece a comprar la isla. El gobierno prefería una derrota honrosa; tanto la opinión pública como la prensa mostraron una actitud favorable a la guerra. En abril de 1898, EE. UU. le declara la guerra a España.
Las fuerzas españolas terrestres, a pesar de estar peor armadas, peor equipadas y sufrir enfermedades, consiguen resistir. La guerra se decide en el mar, en dos batallas donde la escuadra americana derrota a la española, que son en Manila y Cuba.
La destrucción de la flota española hizo imposible la resistencia de las tropas de tierra. Cuba se perdía definitivamente, al igual que Puerto Rico, donde no había ningún tipo de rebelión contra España.
En diciembre de 1898, se firma el Tratado de París, por el cual España reconocía la independencia de Cuba y cedía a EE. UU. Puerto Rico y las Marianas. En 1899, España vendía el resto del imperio (las Carolinas) a Alemania.
Consecuencias del Desastre del 98
La pérdida de las últimas colonias fue conocida como el Desastre del 98 y puso de manifiesto el problema de España, que era su atraso y su aislamiento con respecto al resto de los países desarrollados. La clase política y la sociedad en general entraron en un estado de desencanto y frustración. La prensa extranjera presentaba a España como una nación con un sistema político corrupto y un ejército ineficaz.
Las consecuencias del desastre no se limitaron a las pérdidas territoriales:
- A pesar de la envergadura del desastre, no hubo cambios institucionales ni crisis de Estado, y el sistema político de la Restauración sobrevivió.
- Sí hubo cambios políticos, y el Partido Liberal de Sagasta, que estaba en el gobierno, tuvo que asumir el desprestigio ante la opinión pública. Tras la muerte de Sagasta en 1903, el Partido Liberal se divide en varias tendencias, y la desaparición de Cánovas supone la llegada al Partido Conservador de Francisco Silvela y Antonio Maura, que manifiestan su deseo de regenerar la vida política.
- La economía española, y especialmente la catalana, perdieron un excelente mercado para colocar sus productos. Además, la guerra ocasionó enormes gastos, como inflación, déficit; hubo que devaluar la peseta, subir los impuestos, etc. Como contrapartida, la pérdida de las colonias supuso una repatriación de capitales.
- Frente al fracaso del nacionalismo español, surgen los nacionalismos periféricos.
- El resentimiento de los militares hacia los políticos.
- Además, crece el antimilitarismo porque fueron las clases populares las que más sufrieron.
- La aparición de un importante movimiento intelectual y crítico como es el Regeneracionismo, donde destacan Joaquín Costa y Ortega y Gasset. El Regeneracionismo también tuvo una vertiente literaria, que es la Generación del 98.