1. El Reinado de Carlos IV y la Crisis de la Monarquía
Carlos IV apartó del gobierno a los ministros ilustrados y confió el poder a Manuel Godoy, mostrando desconfianza en la nobleza. La ejecución de Luis XVI impulsó a Carlos IV a declarar la guerra a Francia, junto con otras monarquías absolutas. La derrota y la Paz de Basilea subordinaron a España a los intereses franceses. Tras el ascenso de Napoleón Bonaparte (1799), la política española vaciló entre el temor y el pacto con Francia. Las alianzas con Francia derivaron en conflicto con Gran Bretaña, y la Batalla de Trafalgar destrozó la armada franco-española, causando la pérdida de casi toda la flota de Carlos IV y acentuando la crisis de la Hacienda Real. Godoy recurrió al aumento de las contribuciones y planteó la desamortización de tierras eclesiásticas. Esto provocó la oposición de la nobleza y el clero. Los impuestos sobre el campesinado, sumados a epidemias y escasez, provocaron motines y revueltas. Godoy firmó el Tratado de Fontainebleau, autorizando la entrada del ejército napoleónico a España para atacar Portugal. Esta acción provocó el Motín de Aranjuez en 1808, dirigido por la nobleza y el clero, buscando la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en Fernando VII. Carlos IV pidió ayuda a Napoleón, quien, viendo la debilidad de la monarquía española, invadió España.
2. La Guerra de la Independencia (1808-1814)
El 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se alzó contra la presencia francesa. La revuelta fue reprimida por el general Murat, pero el levantamiento se extendió. Surgieron juntas de armamento y defensa, primero locales y luego provinciales, que asumieron la soberanía, declararon la guerra a Napoleón y pidieron ayuda a Gran Bretaña. Se formó la Junta Suprema Central. Napoleón subestimó la resistencia española. Ciudades como Zaragoza resistieron los sitios franceses. Las derrotas en Bruc y Bailén forzaron la retirada de José I de Madrid. Napoleón dirigió la contraofensiva, expandiendo el dominio francés. La resistencia se organizó mediante guerrillas. La campaña de Napoleón en Rusia debilitó al ejército francés, permitiendo la victoria española en Arapiles. Wellington asumió el gobierno hasta el regreso de Fernando VII. Los afrancesados, minoría que colaboró con José I, se exiliaron tras la guerra. La mayoría formó el frente patriótico. Clero y nobleza deseaban el absolutismo. Algunos ilustrados esperaban reformas. Los liberales anhelaban un cambio político.
3. El Proceso Revolucionario: De las Juntas a las Cortes
Carlos IV y Fernando VII abdicaron en Napoleón, quien nombró a su hermano José rey de España y convocó Cortes para aprobar una constitución. El Estatuto de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley. José I inició una reforma que abolía el régimen señorial y desamortizaba tierras de la Iglesia, pero tuvo escaso apoyo. La Junta Suprema Central convocó Cortes en Cádiz. Se eligieron sustitutos debido a la guerra. El ambiente liberal influyó en los elegidos. Se formó una cámara única y se aprobó el principio de soberanía nacional.
4. La Constitución de 1812
Promulgada el 19 de marzo de 1812, la Constitución de 1812 estableció la libertad de pensamiento, igualdad ante la ley y el derecho de propiedad. Definía la nación incluyendo territorios peninsulares y colonias americanas. Establecía una monarquía limitada con división de poderes: legislativo (Cortes con sufragio universal masculino indirecto), ejecutivo (monarca con ministros) y judicial (tribunales). Planteaba la reforma de impuestos, la creación de un ejército nacional, la división territorial en provincias y la Milicia Nacional. Afirmaba la confesionalidad católica. Las Cortes abolieron los señoríos jurisdiccionales, los mayorazgos y desamortizaron tierras. Se abolió la Inquisición y se estableció la libertad de imprenta (excepto en religión) y de trabajo. La guerra y el regreso de Fernando VII impidieron su aplicación.
5. El Sexenio Absolutista (1814-1820)
Fernando VII anuló la Constitución de 1812 y restauró el absolutismo. Se restauraron las antiguas instituciones y la Inquisición. Fernando VII intentó reconstruir el país, pero sus gobiernos fracasaron. La ruina del campesinado y la bancarrota de la Hacienda Real agravaron la situación. El descontento popular y los pronunciamientos militares evidenciaron la quiebra del absolutismo.
6. El Trienio Liberal (1820-1823)
El coronel Riego se sublevó, proclamando la Constitución de 1812. Fernando VII se vio obligado a aceptarla. Se restauraron las reformas de Cádiz. La oposición de Fernando VII, el descontento campesino por la falta de acceso a la tierra y la división de los liberales en moderados y exaltados debilitaron el Trienio.
7. La Década Absolutista (1823-1833)
La Santa Alianza, a través de Francia, restauró el absolutismo de Fernando VII. Se produjo una represión contra los liberales. La pérdida de las colonias americanas agravó la crisis económica. El nacimiento de Isabel, hija de Fernando VII, y la derogación de la Ley Sálica provocaron el conflicto carlista. Carlos María Isidro, hermano del rey, se proclamó rey, iniciando la Primera Guerra Carlista.