Historia de la España Cristiana Medieval: Repoblación, Economía y Sociedad

1.2. La Repoblación Cristiana (Siglos VIII-X)

Entre los siglos VIII y X, los cristianos del norte peninsular se limitaron a resistir los ataques musulmanes y a realizar pequeños avances sobre al-Ándalus. Desde el siglo IX, las crónicas recogen la ocupación voluntaria de la tierra por pequeños campesinos, un proceso conocido como presura. El territorio más extenso repoblado durante estos siglos fue el comprendido entre la Cordillera Cantábrica y el río Duero.

Inicialmente, la repoblación fue espontánea, pero desde mediados del siglo IX adquirió carácter oficial, dirigida por el monarca o un noble en su nombre. Este proceso dio lugar a un importante sector de campesinos propietarios, los pequeños propietarios libres. Sin embargo, a la larga, se impusieron las grandes propiedades nobiliarias y eclesiásticas, lo que explica la presencia de campesinos dependientes en la cuenca del Duero.

La colonización del Duero permitió al reino asturleonés, hasta entonces centrado en la ganadería y la actividad forestal, desarrollar una nueva dimensión agropecuaria, cultivando principalmente cereales y vid.

En el noreste peninsular, a finales del siglo IX, se repobló la Plana de Vic y otras comarcas. Nobles, monjes y labriegos, procedentes en su mayoría de los llanos de Urgel y la zona del conde de Barcelona, protagonizaron esta colonización. Se restauró la diócesis de Vic y se fundaron monasterios, destacando Santa María de Ripoll. En esa época, los únicos territorios que pasaron del dominio musulmán al cristiano fueron la Ribera Navarra y la costa nororiental de la futura Cataluña.

2.3. Expansión Económica y la Mesta (Siglos XI-XIII)

El periodo entre los siglos XI y XIII se caracteriza por la expansión económica. Las conquistas cristianas incorporaron tierras fértiles, como los valles del Tajo y del Ebro, las huertas de Valencia y Murcia, y el valle del Guadalquivir, así como nuevos cultivos como el olivo, el arroz y los cítricos. El avance roturador continuó incorporando nuevas tierras de cultivo.

La ganadería ovina, que proporcionaba lana para la industria textil, experimentó un gran desarrollo, especialmente en la Corona de Castilla. Durante el reinado de Alfonso X, se creó el Honrado Concejo de la Mesta de los pastores de Castilla para proteger los intereses de los ganaderos.

La preeminencia de la ganadería sobre la agricultura relegó las tierras de labor a zonas menos productivas. Esta situación empeoró en el siglo XIII con el aumento de la trashumancia. El ganado trashumante recorría las cañadas: la leonesa, la segoviana, la soriana y la conquense en Castilla, y la sierra de Albarracín en Aragón.

El crecimiento de las ciudades impulsó las actividades artesanales y mercantiles. El auge del Camino de Santiago influyó en la evolución de los núcleos urbanos, atrayendo a francos. Las principales ramas artesanales eran la textil (Cataluña, Castilla y León), las ferrerías (País Vasco) y la construcción naval.

El comercio se basaba en la difusión de monedas reales, la mejora de los caminos romanos y la creación de mercados semanales y ferias anuales.

2.4. La Sociedad de la España Medieval

La sociedad cristiana se dividía en tres estamentos: los que oran (clero), los que guerrean (nobleza) y los que trabajan la tierra (campesinado). El clero y la nobleza eran privilegiados, mientras que los campesinos, con solo obligaciones, constituían el sector popular. La nobleza ocupaba cargos importantes en la corte.

Dentro del clero, se distinguía entre el clero secular y el regular (sometido a regla monástica). Aunque existían campesinos propietarios, la mayoría trabajaba tierras de la nobleza o la Iglesia.

Surgieron los burgueses, dedicados a la artesanía y el comercio. Inicialmente, protagonizaron conflictos con los señores, como las revueltas de Sahagún y Santiago en el siglo XII. Paulatinamente, lograron derechos, como la presencia en las Cortes y la autonomía en el gobierno de los concejos urbanos.

Con el tiempo, la burguesía se dividió en el patriciado (grupo dirigente) y el sector popular (el común o la gente menuda).