La Restauración Borbónica en España: Alfonso XII y el Sistema de la Constitución de 1876

La Restauración Borbónica en España

El Retorno de la Monarquía

El 29 de diciembre de 1874, el general Arsenio Martínez Campos encabezó un alzamiento en Sagunto y proclamó rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II. El general Francisco Serrano, presidente del Gobierno, fue desautorizado y se exilió temporalmente. Al día siguiente del golpe, se formó en Madrid un gobierno provisional presidido por Cánovas del Castillo. El joven rey entró en España y fue recibido con una gran cordialidad oficial y popular. La dinastía borbónica acababa de ser restaurada.

Aunque la Restauración supuso cierto retorno al conservadurismo anterior al Sexenio Revolucionario, es evidente que también consolidó el ciclo de la Revolución Liberal. Hay que valorar, asimismo, que durante la Restauración fue posible la pacificación de los diversos sectores dirigentes de la sociedad. Por ejemplo, se llegó a un pacto con la Iglesia y, por primera vez, el Ejército se mantuvo alejado del juego político.

El Marco Político de Cánovas del Castillo: La Constitución de 1876

El marco teórico ideado por Cánovas fue la Constitución de 1876.

El Bipartidismo

Cánovas del Castillo fue un hombre práctico en política, encargado de dirigir el país y de dotarlo de un nuevo marco político de actuación. Principios como la patria, la monarquía, la dinastía histórica, la libertad, la propiedad y el gobierno conjunto del rey con las Cortes eran incuestionables y claves en la organización política, por lo que tenían que formar parte de la Constitución. Salvo estos fundamentos básicos, las demás cuestiones del Estado sí podían ser objeto de debate político.

Gracias a esta actitud, el nuevo régimen consiguió aglutinar a la mayor parte de la clase política dentro del juego institucional. Impulsó un régimen bipartidista inspirado en el modelo inglés, con el fin de acabar con las tensiones y asegurar la estabilidad. Su intención era crear dos grandes partidos políticos que pudieran aglutinar diferentes criterios, siempre y cuando se ajustaran a la legalidad que él mismo había diseñado. Esto significaba dejar fuera del sistema a las organizaciones políticas que no aceptaran la monarquía restaurada y la dinastía borbónica.

En consecuencia, los partidos que dominaron la escena política durante la Restauración fueron el Conservador y el Liberal, que representaban, respectivamente, a la derecha y a la izquierda dentro del pensamiento liberal.

  • Cánovas lideró el Partido Liberal Conservador.
  • Sagasta, por su parte, lideró el Partido Liberal Fusionista, llamado después Partido Liberal, en el que se integraron sectores demócratas, radicales y del republicanismo moderado.

El Partido Conservador había ganado las elecciones, se redactó la nueva Constitución de 1876. A partir de su aprobación, la vida política del país se basó en la alternancia pacífica de los dos grandes partidos en el gobierno.

El bipartidismo se consolidó definitivamente tras la muerte prematura del rey Alfonso XII, en 1885, sin sucesión masculina y estando la reina embarazada. Los dos grandes partidos acordaron el turno político para garantizar la estabilidad del régimen. El 17 de mayo de 1886 nacía Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII.

Las elecciones nunca fueron transparentes. El mecanismo político fue siempre el mismo: si un presidente del Gobierno se veía obligado a dimitir, el rey encargaba la formación de un nuevo Gobierno al líder de la oposición. Así, la España oficial se divorciaba cada vez más de la España real, y el sistema parlamentario se desprestigió por la práctica del falseamiento electoral y caciquismo. La organización de los partidos turnantes, controlada por los notables provinciales o locales, se ponía en marcha en los períodos electorales.

La decadencia del republicanismo después de la frustrante experiencia de la Primera República y sus divisiones internas lo empujaron a la marginación política durante este período.

La Constitución de 1876

La Constitución empezó a debatirse en febrero de 1876, por lo que podemos afirmar que se trata de una constitución pactada. Para solucionar las divergencias entre liberales y conservadores se realizó una redacción esquemática de los artículos que dejaba su concreción para leyes posteriores.

Los principios básicos del nuevo texto constitucional son:

  • Soberanía compartida por el rey y las Cortes.
  • Cortes bicamerales.
  • El sufragio universal desaparece.
  • La existencia del Gobierno quedaba fijada por la Constitución.
  • Se recortan los derechos y libertades individuales.
  • El Estado se declaraba confesional, aunque los liberales conseguían la libertad de conciencia.

Muchos de los contenidos expresados en los artículos de la Constitución de 1876 ya se encontraban en la de 1869, y en algunos no se introdujo ninguna modificación. Con la Constitución de 1876, cada Gobierno pudo legislar de acuerdo con sus ideas, pero manteniendo cierto respeto hacia la obra que había realizado anteriormente el adversario.

Los gobiernos conservadores aprobaron la Ley Electoral de 1878, de carácter censitario, la de imprenta, la de prensa y la que regulaba las reuniones públicas. Por su parte, los gobiernos liberales legislaron desde una óptica más progresista, como en el caso de la legislación sobre libertad de reunión y expresión, la Ley de Prensa, la Ley de Asociaciones, la que instauraba los juicios con jurado, el Código Civil y la Ley Electoral de sufragio universal masculino. Pero ninguno de los dos tipos de sufragio preveía la participación de las mujeres, que representaban más del 50% de la población.