El Sexenio Democrático: Un Período de Inestabilidad Política en España

La Crisis del Sexenio Democrático (1868-1874): De la Revolución a la Restauración

El Reinado de Amadeo I (1871-1873)

Amadeo I de Saboya llegó al trono español en un contexto de gran inestabilidad política. No contaba con el respaldo de los sectores republicanos ni de los grupos populares que aspiraban a un cambio en el sistema social.

En 1868 se inició la Guerra de los Diez Años en Cuba, con el llamado “Grito de Yara”. La insurrección contó con el apoyo popular al prometer el fin de la esclavitud en la isla. Aunque el gobierno se mostró partidario de conceder reformas políticas a la isla, la negativa de los sectores económicos españoles con intereses en Cuba frustró la posibilidad de una solución pacífica al conflicto. La guerra se convirtió en un grave problema para el reinado de Amadeo I.

La crisis final del reinado de Amadeo de Saboya fue resultado de la desintegración de la coalición gubernamental. En dos años se formaron seis gobiernos y hubo elecciones tres veces. La oposición practicaba el abstencionismo como forma de presión política. Finalmente, el 11 de febrero de 1873, Amadeo I presentó su renuncia al trono y abandonó España, dejando una impresión de país ingobernable y contrario a una monarquía.

La Primera República (1873-1874)

La proclamación de la Primera República fue la salida más fácil ante la renuncia de Amadeo de Saboya. Las Cortes decidieron someter a votación la proclamación de una república el 11 de febrero de 1873. Para presidir el gobierno fue elegido el republicano federal Estanislao Figueras. En las ciudades se produjeron amplias movilizaciones populares, especialmente entre el movimiento obrero, que consiguió la reducción de la jornada laboral y el aumento de los salarios.

Las Cortes se abrieron el 1 de junio de 1873 y el día 7 proclamaron la República Democrática Federal. La presidencia de Figueras dimitió al cabo de unos días y pasó a manos de Pi y Margall.

Problemas de la Primera República

La propuesta de la Constitución Republicana Federal seguiría la línea de la Constitución de 1869 en relación a la implantación de la democracia y el reconocimiento de derechos y libertades. Sin embargo, la Primera República tuvo que enfrentarse a graves problemas:

  • La Insurrección Carlista: Pasó de ser un enfrentamiento con unas cuantas partidas armadas a un verdadero frente abierto. En las zonas sublevadas se fue articulando un embrión de Estado y se impulsó la lengua propia y las instituciones regionales. Las tropas gubernamentales fueron incapaces de acabar con la insurrección, que se prolongó hasta 1876.
  • La Guerra de Cuba: La República fue incapaz de mejorar la situación en Cuba, que se gobernaba sin tener en cuenta al gobierno republicano y sus mandatos.
  • La Sublevación Cantonal: Fue el conflicto más grave y provocó la mayor situación de crisis para el gobierno. El cantonalismo era un fenómeno en el que se mezclaban las aspiraciones autonomistas con las aspiraciones de revolución social. La proclamación de cantones independientes fue la consecuencia de aplicar de forma radical y directa la estructura federal, impulsada, al mismo tiempo, por el deseo de avanzar en las reformas sociales.

El presidente Pi y Margall se opuso a sofocar la revuelta cantonal por las armas y dimitió, siendo sustituido por Salmerón, quien inició una acción militar contra el movimiento cantonalista. La intervención militar acabó rápidamente con la insurrección, pero dio un inmenso poder a los generales y volvió a colocar al ejército en el papel de único garante del orden.

Salmerón dimitió a principios de septiembre al sentirse moralmente incapaz de firmar las penas de muerte contra activistas cantonalistas. La presidencia recayó en Castelar, dirigente del republicanismo unitario, mucho más conservador. En ese momento se inició un progresivo desplazamiento a la derecha.

El Golpe de Estado de Pavía

El nuevo ejecutivo intentó aplicar una política de autoridad y fuerza. El 13 de septiembre, Castelar consiguió plenos poderes de las Cortes para reorganizar el ejército, obtener un crédito y gobernar con el Parlamento cerrado.

La República dio un claro vuelco conservador con Castelar, que había ido abandonando las pretensiones federalistas y reformistas. Castelar había suspendido las sesiones parlamentarias y gobernó autoritariamente, respaldando a los sectores más conservadores y concediendo amplias atribuciones a los jefes militares para que mantuvieran el orden público. Ante esta situación, un sector importante de los diputados llegó al acuerdo de plantear una moción de censura para forzar su dimisión. La intención era volver a controlar el gobierno y poder devolver al régimen sus planteamientos iniciales.

El 3 de enero de 1874 se abrieron las Cortes y el gobierno de Castelar fue derrotado. Era inminente la formación de un gobierno de izquierda, pero el general Manuel Pavía exigió la disolución de las Cortes republicanas y, con fuerzas de la Guardia Civil, asaltó la Cámara. Apenas hubo resistencia. La República apenas contaba con base social en la que sustentarse. El poder pasó a una coalición de unionistas y progresistas encabezada por el general Serrano, que intentó estabilizar un régimen republicano de carácter conservador. Pero la base social ya había optado por la solución alfonsina: la vuelta del hijo de Isabel II.

La Restauración Borbónica (1874)

El 29 de diciembre de 1874, el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto proclamó rey de España a Alfonso XII. Isabel II ya había abdicado en su hijo. El 1 de diciembre, el príncipe Alfonso de Borbón había firmado el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas del Castillo, que sintetizaba el programa de la nueva monarquía alfonsina: un régimen conservador y católico que garantizaría el funcionamiento del sistema político liberal y restablecería la estabilidad política y el orden social, basado en la alternancia del poder entre dos grandes partidos liberales.