1. Poesía Española Tras la Guerra Civil (1939-1975)
Tras la Guerra Civil, la vida política y cultural en España se caracterizaron por el aislamiento internacional y la represión. A partir de los años cincuenta, se inició una apertura al exterior y un desarrollo económico que mejoró las condiciones de vida. Sin embargo, apenas hubo cambios políticos hasta 1975.
2. La Poesía de Posguerra: Los Años Cuarenta
El panorama cultural de la posguerra fue desolador: muerte, exilio, humillación y silencio. Autores como Unamuno, Lorca y Machado habían muerto; Miguel Hernández estaba encarcelado; y Salinas, Alberti, Guillén, Cernuda y Juan Ramón Jiménez se encontraban en el exilio. La segunda edad de oro de la lírica española había llegado a su fin. Durante este período, la poesía española osciló entre los poetas afines al régimen y aquellos que desarrollaron su obra al margen de la ideología de la dictadura. Un poeta sobresale por su excepcionalidad: Miguel Hernández.
2.1. Miguel Hernández
Aunque por su año de nacimiento pertenece a la generación de los poetas garcilasistas (poesía arraigada), su producción se vincula a la generación del 27.
2.1.1. Evolución Poética
- Etapa 1 (1933-1936): Inspiración gongorina y vanguardista, propia de la estética del 27 (Perito en lunas y El rayo que no cesa).
- Etapa 2 (1937-1938): Poesía comprometida políticamente con el bando republicano (Viento del pueblo y El hombre acecha).
- Etapa 3 (1938-1949): Poemas escritos en la cárcel, reunidos en Cancionero y romancero de ausencias.
2.1.2. Temas y Estilo
Sus temas centrales son el amor, la pena y la convicción de su destino trágico, vinculados a su concepción de la vida y su compromiso social. Su estilo destaca por un lenguaje poético depurado y el empleo de símbolos, metáforas e imágenes de exaltado dramatismo.
2.2. Poesía Arraigada
Agrupados en torno a la revista Garcilaso, estos poetas presentan una visión del mundo coherente y ordenada, en torno a realidades inmutables: el amor, la familia, la religiosidad y una visión exaltada de España. Su estilo se caracteriza por el uso de formas clásicas, rima consonante, sonoridad, buen gusto, lenguaje cuidado y adjetivación abundante. Entre sus autores destacan Leopoldo Panero y Luis Rosales.
2.3. Poesía Desarraigada
En 1944, Hijos de la Ira de Dámaso Alonso y Sombras del paraíso de Vicente Aleixandre rompen con la armonía de los poetas garcilasistas, introduciendo temas como la angustia, la desolación y la rebeldía frente a Dios. Su lenguaje es retórico y violento, rompiendo con la métrica tradicional. Ambos libros abren el camino a la poesía desarraigada, de la angustia y la desolación, de la duda existencialista. Su estilo busca un mensaje sincero y directo, con un lenguaje agrio y grandilocuente. Estos poetas encontraron su vehículo de expresión en la revista Espadaña.
2.3.1. El Postismo
En 1945 surge el postismo, una vanguardia que defiende la creatividad frente a la razón, la asociación libre y la lógica del absurdo, en relación con el surrealismo y el dadaísmo. Representa una postura rebelde contra la literatura de la época. Sus principales representantes fueron Eduardo Chicharro y Edmundo de Ory.
3. La Poesía Social de los Años Cincuenta
La poesía social busca mostrar la realidad del ser humano y se considera un medio para cambiar la sociedad, denunciando las injusticias, las desigualdades y la falta de libertades. Se centra en las dificultades económicas, la alineación del trabajo, la solidaridad y la lucha. El tema de España y la Guerra Civil se convierte en un punto de referencia. Utiliza un lenguaje directo, coloquial y, a menudo, prosaico.
3.1. Gabriel Celaya
Su obra evoluciona desde las vanguardias surrealistas hasta la poesía existencial y social. En esta última etapa, se integra en la colectividad, critica la situación política y social, y anima a la lucha. Destaca Cantos iberos (1951). En sus últimos trabajos, experimenta con la forma.
3.2. Blas de Otero
Sus primeros poemarios (Ángel fieramente humano, 1950) se inscriben en la poesía existencial, con un tono trágico y angustia ante la muerte. Con Pido la paz y la palabra (1955), se incorpora a la poesía social, centrándose en la colectividad, las injusticias y la identidad de España. Al igual que Celaya, en sus últimos años cultiva una poesía experimental.
4. La Promoción del 60
Para esta generación, la poesía no solo comunica, sino que también es un medio de conocimiento. Influenciados por los poetas sociales y Antonio Machado, muchos combatieron el franquismo desde posiciones cercanas al comunismo. Su trayectoria, aunque con constantes del realismo social, se inclina hacia el intimismo y la experiencia individual. Los aspectos cotidianos se tratan con distancia, escepticismo o ironía. Depuran el lenguaje coloquial, elevándolo a un nivel artístico. Destacan Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Ángel González y Claudio Rodríguez.
5. La Irrupción de los Novísimos
A finales de los sesenta, los novísimos rompen con la estética anterior. Se caracterizan por la preocupación por el lenguaje, el esteticismo, la revalorización de ambientes lujosos y decadentes, el carácter lúdico, la intertextualidad, la presencia de los medios de comunicación de masas como temas poéticos, y el uso de procedimientos experimentales como la ruptura del verso y la supresión de signos de puntuación. Destacan Pere Gimferrer, Leopoldo María Panero y Vázquez Montalbán.