Romanticismo en España: Entre la Libertad y la Tradición (1830-1850)

Romanticismo en España (1830-1850)

Contexto Histórico y Cultural

El Romanticismo triunfó en España entre 1830 y 1850, distinguiéndose, al igual que en Europa, dos corrientes principales: una liberal (con autores como Larra y Espronceda) y otra tradicional (con Zorrilla y el Duque de Rivas). Más que una simple corriente literaria, el Romanticismo abarcó diversos aspectos culturales, estéticos, ideológicos y políticos. Representó una protesta contra los valores burgueses, una crisis del racionalismo del siglo anterior, y la afirmación del poder de la imaginación, el sentimiento y la pasión. En el ámbito estético, rechazó las normas del Neoclasicismo, proclamando la intensidad expresiva, la libertad creativa y el poder del “yo”.

Temas Románticos

El Sentimiento de No Plenitud

La angustia ante los enigmas de la existencia, la obsesión por la muerte y las ruinas son temas recurrentes.

El Desacuerdo con el Mundo

Los ideales románticos (libertad, felicidad, infinito) chocan con la realidad, generando actitudes de evasión (en el tiempo o el espacio), rebeldía política o desengaño, que en ocasiones conduce al suicidio (como en el caso de Larra).

La Exaltación del “Yo”

El artista romántico se siente superior y distinto. Este subjetivismo explica la importancia de la intimidad y la expresión extrema de los sentimientos en la literatura.

La Libertad

Fundamental en la ideología romántica liberal. Larra la defiende en todos los ámbitos: “Libertad en literatura, como en las artes, como en la industria, como en el comercio, como en la conciencia”. Como contrapunto, surge la obsesión por el destino, visto como una frustración del anhelo de libertad.

El Amor

Se presenta en dos formas: una sentimental, melancólica e idealizada, y otra pasional, capaz de romper barreras sociales y culminar en la muerte. La mujer puede ser un “ángel de amor” o una figura perversa y vengativa.

La Naturaleza

Actúa como reflejo de los estados de ánimo del poeta, con preferencia por paisajes melancólicos, tétricos o turbulentos: noches, ambientes sepulcrales, desiertos, jardines abandonados, bosques intrincados, etc.

La Historia y el Pueblo

Se cultiva la novela histórica, los romances y las leyendas, recuperando figuras y argumentos medievales. Se exaltan las peculiaridades nacionales: tradiciones, costumbres, lenguas y rasgos populares.

La Estética Romántica

  • Se opone al Neoclasicismo, prefiriendo formas dinámicas, distorsionadas, dramáticas e intensas.
  • Rechaza las reglas de composición, mezclando prosa y verso, lo trágico y lo cómico, lo sublime y lo grotesco.
  • La intensidad de los sentimientos se expresa con exclamaciones, interrogaciones, hipérboles y lenguaje retórico.
  • En poesía, se valora la espontaneidad, la renovación métrica, el uso de versos variados, la rehabilitación del romance y la búsqueda de efectos musicales.

Géneros Literarios

Poesía

Dos tendencias: una exaltada (Espronceda, Duque de Rivas, Zorrilla) y otra intimista (Bécquer, Rosalía de Castro).

Teatro

Dramas con protagonistas marcados por el fatalismo, temas como el amor destructivo, la libertad, la rebeldía y la muerte trágica. Ambientación exótica y escenarios misteriosos. Se rompe con la regla de las tres unidades clásicas. Destacan Don Álvaro o la fuerza del sino (Duque de Rivas) y Don Juan Tenorio (Zorrilla).

Prosa

Se cultiva la novela histórica (El señor de Bembibre, de Gil y Carrasco) y los “cuadros de costumbres”, con Mesonero Romanos y, especialmente, Mariano José de Larra (Artículos de costumbres), con su crítica social y pesimismo existencial. Larra influirá en escritores del siglo XX. Las obras más importantes del Duque de Rivas y Zorrilla son, respectivamente, Don Álvaro o la fuerza del sino y Don Juan Tenorio.