Testimonio de Mauthausen: Un viaje inolvidable

Mi experiencia en Mauthausen

Mi nombre es Teresa Ibáñez, tengo dieciséis años, casi diecisiete. Estudio en el IES Bajo Aragón, donde comencé la secundaria y ahora curso primero de bachillerato en humanidades.

Escribo esta carta para expresar mi vivencia sobre el viaje al campo de concentración de Mauthausen y sus subcampos.

Al iniciar el viaje, teníamos una idea vaga de lo que encontraríamos en Austria, pero desconocíamos la magnitud de los hechos y las emociones que nos aguardaban.

Primer día: Castillo de Hartheim

Al llegar al Castillo de Hartheim, me quedé impactada al conocer los sucesos ocurridos en su interior. No podía comprender la barbarie cometida. Los nazis, con su idea de la “raza aria”, realizaron experimentos atroces con personas inocentes, seguidos de la incineración de cuerpos.

Observamos objetos personales de las víctimas y una habitación con sus nombres grabados en cristal. Recorrimos la morgue y la sala de cremación, ahora vacía pero con marcas del horror.

Segundo día: Mauthausen

Una voz nos alertó: “¡Mirad a la izquierda!“. Ante nosotros, una imponente fortificación de piedra, con torres de vigilancia y alambradas eléctricas. La belleza del valle contrastaba con la siniestra imagen del campo.

Al cruzar las murallas, se perdía la identidad, convirtiéndose en un número. El campo transmitía una sensación de opresión y muerte. Las condiciones de vida eran inhumanas, y cualquier debilidad significaba la desaparición.

Los crímenes se extendían más allá del campo, con ejecuciones y torturas en las explanadas colindantes.

Noche: Encuentro con deportados

Nos reunimos con deportados españoles, quienes compartieron sus dolorosas experiencias. A pesar del sufrimiento, uno de ellos afirmó no guardar rencor, una lección de humildad que nos conmovió profundamente.

Gusen y Ebensee

Estos “campos satélite” de Mauthausen eran centros de exterminio. La muerte por exceso de trabajo era común en Mauthausen, mientras que en Gusen y Ebensee, la mayoría perecía en las cámaras de gas o crematorios.

Último día: Homenaje a las víctimas

Participamos en homenajes a los caídos en Mauthausen. Conocimos a un brigadista internacional austriaco, quien elogió a España y su lucha contra el fascismo. Sus palabras nos emocionaron hasta las lágrimas.

Impulso para realizar el viaje

Mi interés por la historia y las conversaciones con mis abuelos sobre la Guerra Civil me motivaron a realizar este viaje. Quería comprender mejor los campos de concentración y el Holocausto.

Experiencias

Sabíamos que este viaje sería diferente, marcado por el dolor y la pérdida. Me impactó la organización y el control absoluto en los campos, la crueldad de los responsables y la deshumanización de las víctimas.

Esta experiencia me ha concienciado sobre la importancia de la igualdad y el respeto. Los testimonios de los deportados y el brigadista mostraron el lado más humano en medio del horror.

Concluyo afirmando que este viaje debería ser una experiencia obligatoria para tomar conciencia de la historia y evitar que se repitan tales atrocidades.