Problema de la Realidad: Vitalismo
Paul Ricouer denomina a Marx, Freud y Nietzsche como los “filósofos de la sospecha”, por revelar pulsiones e intereses ocultos tras la racionalidad humana. Nietzsche, en el siglo XIX, desafía la tradición platónico-cristiana con su filosofía vitalista, centrada en la voluntad de poder. Esta no es fácil de definir, pero se entiende como la esencia dinámica del ser, un impulso vital que busca expandirse. La vida, para Nietzsche, es un juego trágico de creación y destrucción, alegría y dolor, que debe ser aceptado en su totalidad.
Perspectivismo
Nietzsche critica la metafísica occidental, argumentando que la realidad no es conceptualizable. El conocimiento se basa en la intuición, no en conceptos abstractos. La verdad es perspectivismo, múltiples interpretaciones desde diferentes puntos de vista. La ciencia no posee una verdad única, y la realidad debe expresarse a través de metáforas y arte.
Nihilismo
El nihilismo es la pérdida del sentido de la vida, resultado de la decadencia de los valores occidentales. Nietzsche distingue entre:
Nihilismo Pasivo
Consecuencia del declive de los valores tradicionales, la “moral de esclavos” judeo-cristiana.
Nihilismo Activo
Creación de nuevos valores a través de la voluntad de poder, anunciando la “muerte de Dios”.
Problema de la Religión: “Dios ha Muerto”
Nietzsche critica la moral cristiana por su negación de la vida y su resentimiento hacia los fuertes. La “muerte de Dios” libera al hombre del peso de la trascendencia y lo centra en el mundo terrenal. Este proceso permite la aparición del superhombre, un ser que crea sus propios valores.
Eterno Retorno
Zaratustra, profeta del superhombre, también anuncia el eterno retorno, la repetición infinita de la vida. Esta idea busca la afirmación de la vida y el amor al destino, rechazando la noción lineal del tiempo cristiana. Aunque parece contradecir al superhombre, el eterno retorno es un compromiso con la voluntad de poder y la vida.