Explorando la Filosofía de San Agustín: Conocimiento, Dios y la Historia

Fe y Razón

San Agustín expone la indistinción entre la fe y la razón, de forma que la filosofía y el cristianismo forman una unidad indistinta: la filosofía cristiana. Se entremezclan los contenidos racionales y los de la fe. San Agustín no traza fronteras entre la razón y la fe; ambas, bajo la primacía de la fe, tienen como misión el esclarecimiento de la verdad. El objetivo es la comprensión de la verdad cristiana (ya que el supuesto de la fe se identifica con el cristianismo) con ayuda de la razón y de la fe, pero de forma que la razón sirve a la fe como auxiliar para contribuir a clarificar los dogmas de la fe cristiana.

Conocimiento de la Verdad

Posibilidad del Conocimiento de la Verdad

San Agustín tenía la obsesión de conocer la verdad con certeza. En un primer momento, Agustín se apoyó en el escepticismo académico, en el que sostenía que no podemos conocer nada con certeza. Finalmente, consiguió salir de sus dudas y emprende una refutación del escepticismo, probando que los humanos pueden conocer múltiples verdades. El escéptico, al dudar, revela que se puede conocer la verdad, ya que está dudando de si está o no en lo cierto. Además, existen verdades lógicas matemáticas, psicológicas… Pero todas las verdades son formales o abstractas, y duda de si solo debemos limitarnos al conocimiento de objetos reales. San Agustín dice que, por el hecho de dudar en Dios, demuestra que existe, ya que no podría dudar si no existe; por tanto, si me engaño, existo (Cogito agustiniano).

Explicación de la Posibilidad del Conocimiento

El conocimiento es posible, pues conocemos múltiples verdades. Pero queda una cuestión: cómo es posible que las conozcamos con certeza, ya que, según Agustín, la mente humana es finita y mutable, y puede conocer verdades que son infinitas e inmutables. La respuesta, según la teología, reside en la acción de Dios, que establece la llamada prueba por las verdades eternas.

Teología

Esta prueba es la favorita de San Agustín para probar la existencia de Dios. Como las verdades son inmutables y la mente mutable, necesitamos a Dios para conocerlas. Esta doctrina se llama doctrina de la iluminación, llamada así porque Dios ilumina la mente humana. Existen otras pruebas de la existencia de Dios, como el argumento teológico y el estoico del consentimiento universal. En cuanto a la naturaleza de Dios, está muy influida por la teología negativa, en la que solo podemos conocer a Dios negativamente. San Agustín prefiere la vía negativa a la positiva para conocer a Dios, ya que resalta la inefabilidad divina.

Cosmología

En la filosofía, filósofos como Platón y Aristóteles habían establecido un dualismo radical de origen entre Dios y el mundo material, en la que la materia no había sido producida por Dios, ya que esta también es eterna, era algo exterior y extraño a él. San Agustín pudo evitar esta consecuencia gracias al concepto de creación, en el que el mundo ha sido creado libremente por Dios de la nada. Este crea el mundo de acuerdo con las formas arquetípicas eternas e inmutables. Esta doctrina se conoce como ejemplarismo, que es influido por el neoplatonismo.

Uno de los rasgos más importantes del creacionismo según Agustín es que imprimió un carácter temporal, ya que, al ser el universo creado por Dios, se entendía que el universo tenía un comienzo temporal (finito). Además, sostuvo que el tiempo no es previo a la creación del mundo, sino que fue creado a la vez que el tiempo. Finalmente, introduce una perspectiva dinámica o procesual, que es lo que viene a significar su idea de las razones seminales.

Antropología

Es la del dualismo platónico (alma-cuerpo). Da primacía al alma antes que al cuerpo, de ahí a que se defina al hombre como un alma racional. El tema principal es, como en Platón, el de la inmortalidad del alma. Incluso utiliza alguno de sus argumentos (Fedón). Otro argumento es que el alma tiene que ser indestructible porque es capaz de aprender verdades eternas e indestructibles.

En cuanto al origen del alma, niega su preexistencia y tampoco admite el emanatismo (emancipación del alma de la sustancia divina). Para Agustín, el alma era una parte de la divinidad y, por tanto, divina. Agustín defendió el creacionismo, ya que afirma claramente que el alma fue creada por Dios, pero no sabe la cuestión de ese preciso momento. Tiene dos tipos de soluciones:

  • Creacionismo ortodoxo: Dios creó separadamente cada alma para crear cada cuerpo.
  • Generacionismo: todas las almas proceden de la única alma que creó, que fue la de Adán. Agustín se inclinó más por esta última.

Por último, un rango fundamental de su filosofía es la libertad del hombre como libertad de elección, es decir, que puede elegir entre el bien y el mal. Sin embargo, una vez afirmada esta libertad, su existencia queda amenazada por una doble afirmación agustiniana: la de la corrupción de la naturaleza humana (pecado original) y la afirmación de la necesidad de la gracia divina, en la que necesita ayuda de Dios para hacer el bien. Afrontó su larga polémica contra el pelagianismo: el monje Pelagio negaba la maldad natural del hombre. Esta teoría de libertad condujo a Agustín a plantearse el problema de la naturaleza y origen del mal. Empieza con la naturaleza, que lo define como una privación de ser, es decir, como una carencia de bien. En cuanto al origen, distingue el mal natural (males que se dan en el curso de la naturaleza) y el mal moral (el mal que se dan los hombres entre sí). El mal natural Dios lo permite, ya que contribuye a la armonía del universo. Este mal no es propiamente mal porque es necesario para el mayor bien. En cuanto al mal moral, Agustín quita de culpa a Dios y dice que el origen de este mal es la libertad de elección humana.

La Idea de Historia

  • A) Interpretación de la Historia Universal desde una perspectiva cinemática (La Ciudad de Dios) como un proceso lineal progresivo que avanza hacia una meta final y escatológica.
  • B) Interpretación Agustiniana como refutación a la idea cíclica. Ofrece como refutación y alternativa la idea circular o cíclica, concebida como un proceso dividido en ciclos con el consiguiente retorno recurrente.
  • C) Interpretación desde la perspectiva dinámica o causal. Para Agustín, el motor de la historia es la lucha entre la Ciudad de Dios (Jerusalén) y la Ciudad del Diablo (Babilonia), también es la lucha entre principios de conducta: el amor de Dios y el amor a sí mismo.