Narrativa Española Posguerra: Reflejo Social y Evolución Literaria (1939-1969)

La Narrativa Española desde la Posguerra hasta Finales de los Años 60

La novela es el género literario que mejor refleja la evolución de la sociedad española. Toda la posguerra hasta finales de los 60 muestra una realidad social desoladora y pesimista, y la novela significa la denuncia de esas injusticias. Ya en los 60 se mostrará una pequeña abertura a las transformaciones e innovaciones que en los 70 se desbordarán.

La Novela del Exilio

Centrándonos en la narrativa de la posguerra, señalamos la novela del exilio, una corriente literaria autónoma a la narrativa del país, debido a la ideología republicana de sus autores, muchos en Hispanoamérica. El más representativo es Ramón J. Sender, con una obra caracterizada por el compromiso ideológico y una técnica realista. Destacan Crónica del alba (reconstruye la vida del autor) y Réquiem por un campesino español (muerte de un campesino tras las represalias de los vencedores de la guerra civil). Otros fueron Francisco Ayala (La cabeza del cordero), Rosa Chacel (Memorias de Leticia Valle) o Max Aub (El laberinto mágico), quienes, comenzando en la vanguardia, dieron un giro a su obra hacia posturas más realistas y críticas.

La Narrativa en los Años 40

En la década de los años 40 encontramos una narrativa ajustada a las técnicas del realismo decimonónico y contraria a alardes estilísticos. Destacan Juan Antonio Zunzunegui e Ignacio Agustí. También encontramos una novela de humor, encabezada por Wenceslao Fernández y paralela al teatro cómico de la época (Miguel Mihura).

De esta década de los 40 hay que destacar a otros dos autores de aire renovador: Camilo José Cela y Carmen Laforet.

Camilo José Cela

De Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte, utiliza un recurso de la novela picaresca para que parezca que la novela ha sido escrita por el mismo personaje, utilizando la primera persona. Además, es calificada de tremendismo, cerca del existencialismo francés y neorrealismo italiano, por el argumento truculento y la visión del mundo pesimista y de violencia gratuita, haciendo el crimen verosímil para el lector. Utiliza lenguaje rural pero cuidado.

Carmen Laforet

De Carmen Laforet, Nada (Premio Nadal en 1945), refleja el ambiente sórdido y asfixiante de la Barcelona de posguerra junto a amargas experiencias de la protagonista, Andrea, en una prosa fresca, directa y espontánea.

La Narrativa en los Años 50

Los años 50 se caracterizan por la ligera abertura, con el reconocimiento de EEUU del régimen franquista, la relación con dicho país y el fin de la autarquía, pero la importante desigualdad e injusticia social, de lo cual son críticos los novelistas, como Camilo José Cela, quien emprende la renovación con La Colmena. Dicha obra consta de seis episodios de anécdotas totalmente independientes pero concebidas en un mismo fondo social que muestra un tiempo y lugar muy precisos, Madrid de los años de posguerra. Otros autores importantes de esta novela son Miguel Delibes con El camino, José Caballero Bonald con Dos días de septiembre, Sánchez Ferlosio con El Jarama o Carmen Martín Gaite con Entre visillos.

Tipos de Realismo Social

Dentro de esta novela realista, diferenciamos dos tipos, aunque muy similares, pues ambos afirman que no hacía falta más que reflejar la realidad tal y como era para observar sus deficiencias:

  • Realismo social objetivista: el narrador actúa como cámara de cine, no existe el monólogo interior, sino el diálogo (coloquial) y la caracterización externa de los personajes, el protagonista es colectivo, el argumento se basa en una sucesión de anécdotas y existe una concentración espacio-temporal.
  • Realismo social crítico: el autor está comprometido ideológicamente y muestra una intención crítica, utilizando a personajes que representan diferentes clases sociales.

La Narrativa en los Años 60

Finalmente, la novela de la década de los años 60 supone una renovación ideológica y estilística en todo el mundo (movimientos culturales: hippy, feminismo, mayo del 68, etc.). Esto, sin embargo, no llega todavía a España, controlada por el franquismo católico y tecnócrata, aunque sí deja vislumbrar cierto cambio ligero. El tema sigue siendo social, pero cambian los aspectos formales, puesto que aparece un perspectivismo (aunque autor omnisciente), la forma predomina ante el argumento, la estructura se complica (contrapunto, flashback, caleidoscópica), se usa el monólogo interior y el estilo y el lenguaje son libres (mezcla de registros y géneros literarios). El principal ejemplo es Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, la cual cuenta con 63 fragmentos separados en espacios blancos, sobre una España atrasada, fanática y enemiga de la cultura y la ciencia, de forma y estilo novedosos, en la que se narra la historia de Pedro, un médico que se ve envuelto en un aborto clandestino.

Entre otras obras, destacan La Saga de J.B., de Gonzalo Torrente Ballester, Volverás a la región, de Juan Benet y Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé. El tema habitual de esta novela social es la sociedad española contemporánea, con referencias constantes al mundo rural, la clase obrera y la burguesía.