Pensamiento de Descartes
René Descartes (s. XVI) es considerado el padre de la filosofía moderna, periodo que supone una ruptura con la etapa medieval anterior. Ésta había sido principalmente teológica, pero ahora, gracias a la Revolución Científica del Renacimiento, la filosofía se centra en el problema del conocimiento (Etapa epistemológica). Las dos corrientes modernas principales son: Empirismo y Racionalismo, siendo Descartes uno de los principales representantes del racionalismo.
1. Epistemología. Teoría del conocimiento.
El punto de partida de la filosofía de Descartes es la unificación de todas las ciencias en una sola (sabiduría universal), que dependen de un único método. Dicho método es de carácter racional y matemático, para que todas las ciencias posean la rigurosidad y exactitud de las matemáticas, de manera que siempre nos lleve a la verdad y sea válido para todas las ciencias si lo usamos correctamente.
Descartes concibe el método como un camino seguro compuesto por un conjunto de reglas ciertas y sencillas (evidencia, análisis, síntesis y enumeración [EASE]) que distinguen los errores de las verdades, y que, como toda ciencia, es un conocimiento cierto y evidente.
Según la regla de la evidencia, la duda metódica es una exigencia del método cartesiano, deduciendo así Descartes un criterio de certeza: esta primera verdad es cierta porque se presenta en mi mente con claridad y distinción (evidente), sin ninguna duda; por lo que todo lo que se presente en mi mente con claridad y distinción será verdadero. Para deducir su sistema, duda de todo (de los sentidos, del sueño-vigilia, genio maligno y engañador) y entonces se da cuenta de que lo único de lo que no puede dudar es de que está dudando y al dudar piensa y al pensar existe: “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”).
Por la regla del análisis dividimos cada dificultad hasta llegar a los elementos simples. Por la regla de la síntesis conducimos nuestro pensamiento de lo más fácil (de los elementos simples) a lo más difícil (al problema complejo). Por la regla de la enumeración revisamos todo el proceso hasta estar seguros de no omitir ningún paso ni de cometer errores.
2. Ontología y Antropología.
Descartes descubre el método de todo lo real gracias a las ideas claras y distintas que se ajustan a la realidad (y no las complejas). De esta manera, el pensamiento será la condición del ser y el “cogito” será el principio o punto de partida del que se deducirá todo lo real.
Para Descartes existen tres tipos de ideas:
- Ideas adventicias: Se refieren a las experiencias que creemos percibir por los sentidos (son confusas).
- Ideas facticias: Creadas en mi mente por la imaginación a partir de otras ideas.
- Ideas innatas: Son las que existen en mí y son anteriores a cualquier experiencia. Están puestas en mi alma por Dios, y por tanto son verdaderas. Descartes distinguió tres tipos de ideas innatas, que también son claras y distintas: la idea de sustancias finitas (res cogitans [el yo que piensa] y res extensa) y la idea de sustancia infinita (Dios).
Antonio Manuel Suárez Muñoz
Descartes define la sustancia como “lo existente”. Según esta definición, afirma la existencia de dos sustancias:
- Sustancia infinita (Dios): Sustancia que existe con independencia total, ya que existe en sí mismo.
- Sustancias finitas: Sustancias que sólo necesitan a Dios para existir y por tanto existen con independencia de cualquier otra sustancia finita. Existen dos tipos de sustancias finitas dependiendo del atributo que las defina: res extensa (extensión) y la res cogitans (pensamiento).
Según esta clasificación de las sustancias, el hombre es un ser donde conviven dos sustancias finitas independientes (res cogitans [alma-pensamiento] y res extensa [el cuerpo]). Ambas son independientes entre sí aunque las dos son dependientes de Dios. Descartes solucionó este problema de independencia del alma y el cuerpo a través de la glándula pineal.
3. El problema de Dios.
Descartes demuestra la existencia de Dios apoyándose en las tres ideas innatas (infinita, res cogitans y res extensa) demuestra la existencia de Dios partiendo de la idea de Dios y terminando en su existencia (a priori).
1ª Prueba:
Tengo en mi mente la idea de perfección; esta idea no puede surgir ni de las cosas que me rodean ni de mí mismo, porque somos seres imperfectos, por lo que esa idea sólo puede provenir de Dios, y si yo tengo tal idea es porque Dios mismo la ha puesto en mi mente. Luego Dios existe.
2ª Prueba:
Tengo en mi mente la idea de Dios; luego no me he dado la existencia a mí mismo porque si lo hubiera hecho no tendría imperfecciones ya que me hubiera dado todas las perfecciones que contiene esa idea. Tampoco debo mi existencia a otros seres imperfectos (mis padres) porque ninguno de ellos podría haber puesto en mi mente la idea de un ser perfecto, la idea de Dios. Luego Dios existe.
3ª Prueba:
La tercera consiste en aplicar el criterio de verdad a la idea de Dios, todo lo que concibo de modo claro y distinto existe. Y como Dios es una idea que concibo de forma clara y distinta Dios debe existir.
Por lo que Dios se convierte en la garantía última del criterio de verdad y certeza y, dado que es el creador tanto de la realidad como de mi razón, es imposible creer que cuando usamos correctamente las facultades que él me ha dado mis conocimientos no sean correctos, o sea que mis ideas no se correspondan con la realidad.