Levantamiento y Guerra de la Independencia Española (1808-1814): Resistencia Popular, Juntas y Consecuencias Políticas

Levantamiento Popular y Guerra de la Independencia Española (1808-1814)

El Levantamiento del 2 de Mayo y la Formación de las Juntas

Mientras se producían las abdicaciones de Bayona y la sustitución de la monarquía borbónica por la bonapartista, en España se inició un alzamiento popular contra la presencia francesa, origen de una larga y compleja guerra. El 2 de mayo de 1808, el resto de la familia real, que aún permanecía en palacio, se preparaba para partir hacia Bayona. Una multitud se congregó ante palacio para impedir su partida y se alzó de forma espontánea contra la presencia francesa. La revuelta fue duramente reprimida por las tropas al mando del general Murat, pero su ejemplo cundió en todo el país y un movimiento de resistencia popular frenó el avance de las tropas imperiales.

Surgieron Juntas de armamento y defensa ante el vacío de poder creado por las abdicaciones de Bayona. Las Juntas fueron primero locales y, poco después, las necesidades de coordinación comportaron la creación de Juntas provinciales, que asumieron la soberanía en ausencia del rey, declararon la guerra a Napoleón y buscaron el apoyo de Gran Bretaña. En septiembre de 1808, las Juntas enviaron representantes a Aranjuez, aprovechando la retirada momentánea de los franceses de Madrid tras la derrota de Bailén, para reformar una Junta Suprema Central que coordinase la lucha y dirigiese el país. Era una forma de gobierno radicalmente nueva, que culminaba la ruptura con las instituciones de la monarquía. La Junta huyó a Sevilla y de allí a Cádiz en 1810.

Resistencia, Guerrillas y Fin de la Guerra

La resistencia de ciudades como Gerona, Zaragoza o Tarragona, sometidas a los sitios de las tropas francesas, inmovilizó parte del ejército francés. Además, la derrota de los invasores en el Bruc (junio) y, sobre todo, en Bailén, forzaron a José I a abandonar Madrid y una gran parte de los soldados imperiales se replegaron al norte del Ebro. Napoleón se desplazó a España en noviembre para dirigir la contraofensiva con un ejército de 250.000 hombres. En cuatro semanas, su avance se hizo imparable. En enero de 1809, José I entraba de nuevo en Madrid y, durante 1809, el dominio francés se extendió por todo el territorio español.

La resistencia a la invasión se realizó mediante una forma espontánea, popular y más eficaz de lucha armada: las guerrillas, pequeños grupos locales (partidas) de entre 30 y 50 miembros, que llegaron a encuadrar a unos 55.000 hombres. Las guerrillas hostigaban al ejército por sorpresa, sometiendo a los franceses a una presión y desgaste permanentes.

En 1812, el curso de la guerra quedó afectado por la campaña que Napoleón inició en Rusia y que le obligó a retirar miles de efectivos de la Península. Ante ello, las tropas españolas, apoyadas por la guerrilla y por el ejército británico al mando del general Wellington, consiguieron la victoria de Arapiles, que marcó un punto de inflexión en el desarrollo militar de la guerra. José I abandonó definitivamente Madrid, que fue tomada por Wellington el 12 de agosto. Incapaz de mantener los dos frentes, Napoleón decidió pactar el fin del conflicto con los españoles y permitir el retorno de Fernando VII (Tratado de Valençay). Hacia finales de 1813, sus tropas empezaron a abandonar la Península.

Reacciones Ideológicas y Políticas ante la Invasión Francesa

La invasión francesa obligó a las diferentes corrientes ideológicas a tomar partido frente a la presencia francesa y a la nueva monarquía napoleónica.

(A) Afrancesados: Una minoría de españoles, entre los que se hallaban intelectuales, altos funcionarios y una parte de la nobleza, colaboraron con la monarquía de José I. Procedentes en su mayoría del despotismo ilustrado, se sentían vinculados con su programa reformista y apostaban por un poder fuerte para modernizar España, sin riesgo de excesos revolucionarios. Al final de la guerra, muchos tuvieron que exiliarse ante la persecución iniciada por Fernando VII.

(B) El Frente Patriótico: El grueso de la población española formó lo que se conoce como el frente patriótico, es decir, los que se opusieron a la invasión. Ahora bien, este bando agrupaba posiciones muy diferentes:

  • B.1: Absolutistas: (clero y nobleza) deseaban la vuelta al absolutismo bajo la monarquía de Fernando VII.
  • B.2: Ilustrados: creían que con la vuelta de Fernando VII se podría emprender un programa de reformas.
  • B.3: Liberales: (burgueses, profesionales…) veían en la guerra la oportunidad de realizar un cambio en el sistema político. Era la ocasión para implantar en España un sistema político liberal.


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